Artes visuales

“Aproximaciones diversas”

Domingo Sahda

En el local de AG/Arte, Bv. Gálvez 1616, Isabel Carrió expone una colección de pinturas de su autoría y de reciente datación. Las mismas son de pequeño y mediano formato y responden a la denominación genérica de Técnicas Mixtas en razón de que en las mismas se advierten con claridad procedimientos propios del arte de pintar anexados a lo que técnicamente se conoce como dibujo, a más de esgrafiados y frottages (frotados), Isabel Carrió denomina a esta colección “Palimpsesto” (“Manuscrito o tablilla antigua en el que se aprecian huellas de una escritura anterior que fue borrada para escribir la que aparece más perceptible” - Diccionario del uso del Español. Moliner, María / Edit. Gredos).

Este proceso es empleado por la autora para configurar sus trabajos en toda la colección a la vista, una búsqueda del sentido último de la imagen hipotética que lábilmente flota en estas atmósferas huidizas que sugieren sin determinar. Un espectro de luces acotadas y sombras restringidas son los límites plástico-cromáticos, entendiéndose esta escala más como gradación indefinida de grises que de acentos cromáticos propiamente dichos. Estos últimos aparecen un tanto inesperadamente, casi en forma expresiva tangencial, y siempre como acento. De igual modo los trazos entrecruzados del grafito operan como instancias de contraste inesperado, sin crearse tramas de peso expresivo. Todo aparece como sugerido y borroso, desmaterializado.

El espacio plástico se diluye de modo evanescente, sin cortes abruptos que indiquen conflicto, drama o indagación. Un soliloquio plástico de quien explora y se explora a sí misma en estos trabajos donde nada quiebra una cierta melancólica indecisión. El espacio plástico como metáfora del infinito que se dispersa en lo inconmensurable sin tomar partido, haciendo de esta manifestación del lenguaje visual una suerte de monólogo cacofónico.

Pinturas en el hall del Centro Cultural Provincial

En el hall del Centro Cultural Provincial, Junín 2457, Santa Fe, se exhibe desde días atrás una colección de obras plásticas —pinturas a la acuarela en general— cuya autora es la artista Gabriela Eberhardt.

Técnicamente, las acuarelas (pintura al agua) se organizan cromáticamente a partir de la luz propia del soporte, en general el papel. Éste es el límite de valor lumínico de la acuarela que no admite transgresiones, so pena de convertirse en técnica alternativa, tal el gouache, o la témpera lavada (no acrílica) que exigen otros tratamientos conexos para definirse como tales. Desde luego, todas las transgresiones son válidas en el terreno del arte de pintar, es decir, crear imágenes, en tanto estas alteraciones personales se sostengan en la construcción del plano plástico sin provocar la tensión de espacios irresueltos o anodinos.

La expositora yerra cuando recorta y delimita las imágenes con excesivos rebordes de tono contrastado, y los volúmenes que crea en el plano disgregan la forma señalada.

La idea de libertad y subjetividad para expresar lo propio es indiscutible, como también lo es el hecho de que quien expone sus trabajos en lugar público lo hace con la secreta, o no tanto, esperanza de aprobación y aplauso. Esta cuestión es absolutamente respetable y plausible sin discusión alguna. Quien expone, se expone debiendo partir de la absoluta certeza que se habla de la obra hecha pública y nunca de la persona que las crea. Reflexionar serena y objetivamente vale la pena. La empresa emprendida lo vale, pues atreverse a crear en nuestra ciudad demasiadas veces se parece a un arduo desafío.

Gustavo Costamagna en Estudio 24

En la Galería de Arte Estudio 24, San Martín 3026, Santa Fe, Gustavo Costamagna expone una colección de trabajos resueltos en el plano, con eventual incorporación de contrastes lumínicos un tanto artificiales. Se trata de procesos colindantes con la fotografía sin ser tales, reunidos con el título de “Un mí que no soy yo”, subterfugio lingüístico que sugiere sin señalar, que induce sin precisar. Contenido subyacente de la muestra que indica “que es lo que no es”, ni fotografía, ni dibujo, ni pintura, monocroma. Sí, un proceso de interrogación, de búsqueda de sentido que merodea la idea del esteticismo por sí mismo, del lenguaje visual sin contaminación del mundo entorno. En impecables procesos, el autor satura el plano con accidentes visuales creando un entramado de exasperado barroquismo con embelesamientos técnico-plásticos innegables que lo privan de establecer relaciones a fin de constituirse en lenguaje vinculante antes que en prodigio técnico que se cierra sobre sí mismo.