Poemas de JC Ramírez

Escondidas

Jugamos a la escondida.

Te tocó contar.

Fue fácil encontrarme;

estaba atrás tuyo.

Me tocó contar a mí.

Uno, dos, tres, cuatro

años.

Te sigo buscando.

* * *

Vino la muerte

Vino la muerte.

Te miré, y estabas viva,

no era a vos a quien buscaba.

La vimos pasar.

Nos miramos y estábamos vivos,

no era a mí a quien quería.

Vimos a la muerte alejarse,

no éramos nosotros,

era nuestro amor el que se iba.

* * *

Tañe la campana

¿Canta

por la hora que nace

o llora

por la que muere?

¿Ángelus o réquiem?

* * *

Esperar

Descansar en la noche

para la próxima jornada,

buscar por la mañana

el sustento del futuro,

transcurrir la siesta

como un escalón hacia la tarde,

y la tarde

como uno para la noche,

cuando debemos dormir,

para que llegue el otro día.

Esperamos salir

de nuestro padre,

de nuestra madre,

de nosotros mismos.

Esperamos crecer.

Esperamos olvidar.

Y hasta leer es esperar.

El amor es esperar.

Esperar todas las vidas por él.

Y cuando se lo tiene:

esperar sus besos,

esperar amar,

esperar juntos el alba.

Vivir es esperar.

¿Esperar qué?

¿La muerte?

No.

La vida es esperar,

que lo que venga

detrás de ella,

no sea esperar.

* * *

Poema desgarrado

Clavé un pulgar en mi pecho

y me levanté las costillas.

Hundí la mano en el hueco

y tironeé del corazón.

Corté a mordiscos sus ventrículos,

lo exprimí y lo exprimí,

una y otra vez,

y la última compresión

fue como un apretón de mano.

Después lo solté

fuera de la ventanilla

mientras murmuraba:

“Hoy dejás de molestarme”.

“Anónimos”, de Diego Dayer.

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