EN LA MARECHAL

Cartas que Moreno

nunca llegó a leer

Esta noche a las 22, el grupo La Mandrágora de Paraná presentará “Cartas a Moreno”, una ficción histórica escrita por Jorge Goldenberg que se basa en las misivas que María Guadalupe Cuenca escribió a su esposo sin saber que ya estaba muerto.

Cartas que Moreno nunca llegó a leer

En escena, la ficción histórica está dentro de esta ficción dramática: las cartas que María Guadalupe Cuenca le envió a su esposo. Foto: Gentileza producción

De la redacción de El Litoral

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El grupo paranaense La Mandrágora ofrecerá esta noche una función de “Cartas a Moreno” en la sala Marechal del Teatro Municipal (San Martín 2020). Dirigida por Manacha Yáñez e Iván Cáceres, esta ficción histórica escrita por Jorge Goldenberg se basa en las misivas que María Guadalupe Cuenca escribió a su esposo, Mariano Moreno, cuando fue enviado a Inglaterra en una misión especial. El prócer de la Revolución de Mayo falleció en altamar y su cuerpo fue arrojado al Atlántico y, por tanto, nunca leyó las epístolas. La obra va y viene en el tiempo y, desde los escritos de la mujer, recrea de un modo vívido el año 1811.

El elenco de la obra está compuesto por Juan Pablo Amarillo, Julieta Barreiro, Analía Dapit, Ignacio Grünbaum, Luciana Insfran, Emmanuel Isaac, Regina Ochoa, Valeria Pereyra, Nicolás Rígoli, Laura Ríos, Victoria Vaccalluzzo y Luciana Zapata.

La puesta, según se adelanta, propone una obra en construcción. Las primeras anotaciones indican que “mientras ingresan los espectadores, los actores ajustan los últimos detalles escenográficos del ámbito en el que se desarrollará la representación”. La ficción histórica que está dentro de esta ficción dramática son las cartas que María Guadalupe Cuenca le envió a su esposo. Así, el texto plantea a los actores en un papel desdoblado: como ellos mismos y como personajes históricos. Las cartas están rodeadas por aclaraciones vastas que hacen los personajes revestidos de actores o de tales personajes históricos. Este texto dramático recrea la historia de las cartas a Moreno que, como se cita a viva voz, fueron encontradas para realizar esa obra de teatro en el libro de Enrique Williams Álzaga, acompañadas de numerosas citas al pie, orientaciones paratextuales, que funcionan como aclaraciones históricas, terminológicas e idiomáticas; también, en muchos casos, esas notas son discutidas entre los mismos personajes/actores de cara al público, como en una mesa redonda de un comité.

Del grupo

El Grupo de Teatro Independiente La Mandrágora se formó en abril de 2004, dirigido desde su origen por Iván Cáceres y Manacha Yánez. Uno de los objetivos que desde sus comienzos se planteó el grupo fue lograr una mediación a través de la actividad teatral entre el público de Paraná y algunas problemáticas sociales situadas en diversos contextos históricos. De este modo, se destacan entre otras realizadas por el grupo: “Trescientos millones” de Roberto Arlt; “El conventillo de la Paloma”, de Alberto Vacarezza; y puestas de autores entrerrianos cuya narrativa se encuentra profundamente arraigada en la historia, las leyendas, los mitos de la provincia, en una labor comprometida con el “rescate” de la memoria y el saber popular.

Unas líneas

“Moreno, si no te perjudicas, procura venirte lo más pronto que puedas o hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios”. La carta estaba fechada el 14 de marzo de 1811 y, como las otras, nunca llegó a destino. Mariano Moreno había muerto hacía diez días, tras ingerir una sospechosa medicina suministrada por el capitán del barco. Su cuerpo fue arrojado al mar envuelto en una bandera inglesa. Guadalupe se enteró de la trágica noticia varios meses después, cuando Saavedra lanzó su célebre frase: “Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”. Los boticarios de la época solían describir los síntomas producidos por la ingesta de arsénico como un fuego que quema las entrañas.