Qué hacer con el trigo

Estrategias para sembrar en un mercado intervenido

El grano para exportación no tiene compradores y el precio (cuando aparece) no deja márgenes al productor. En cambio las variedades de calidad molinera son más fáciles de colocar y con una bonificación de 20%. Además dejan mejor humedad para la soja de 2º.

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Pájaro en mano. Con rindes estimados entre 30/35 quintales, en esta campaña los márgenes del grano común son muy pobres, mientras los molineros pueden darle al productor la ayuda financiera que necesita para gruesa. Foto: Archivo

Juan Manuel Fernández

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La agronomía parece tener siempre una carta para jugar en el campo, aún en la partida más complicada. Como la que se viene jugando con el trigo en las últimas campañas, en las que la cosecha se levanta sin precio ni demanda para el cereal. La salida que proponen los técnicos a este problema es apostar a la siembra de variedades aptas para molinería, que si bien rinden menos pueden venderse con cierta facilidad —incluso con un premio en el precio— y dejan mejor humedad en el lote para la soja de segunda.

Cultivo en retroceso

En el centro santafesino, por ejemplo, los chacareros que hace 5 o 6 años cubrían hasta un 70% de la superficie con trigo para luego hacer soja de segunda ahora trabajan con la relación inversa, jugando todas las cartas a la siembra temprana de la oleaginosa y sólo ocupando 30 o 40% con el cultivo de invierno.

Desde hace un tiempo, y tal como ocurre actualmente, la veda al comercio internacional retiró a los exportadores de la demanda del grano y dejó como únicos compradores a los molinos, siempre y cuando el cereal cumpla con la calidad necesaria. Esta situación, opinan los asesores, debiera obligar a los agricultores a replantearse la estrategia y, en lugar de apuntar a grandes rindes, resignar volumen pero ganar calidad. Sólo así pueden vender sin problemas la cosecha; pero además hay ensayos que demuestran que las variedades molineras le dejan un mejor contenido de humedad en el suelo a la soja de segunda.

“Con respecto al histórico, de hace 5 o 6 años atrás, estamos en un 50% de lo que se sembraba entonces de trigo”, comentó el ingeniero agrónomo de AFA María Juana, Julio Albrecht, y precisó que “antes era muy común en la zona que la soja de segunda sea del 60 o 70%; mientras que hoy ese lugar lo ocupa la soja de primera y la de segunda llega al 30 o 40% con mucha suerte”.

El asesor, quien calculó que —sin ser récord— la campaña arrojaría rindes zonales de 30/35 quintales, afirmó que “hoy el problema es de mercado”, ya que el precio de pizarra de un trigo para exportación ronda $690/700 la tonelada; mientras que para molinería, el llamado “artículo 12” con niveles adecuados de proteína, gluten y peso hectolítrico, vale un 20% más.

Para el grano común, entonces, “los márgenes se achican muchísimo”, mientras que para los de calidad “son muy interesantes a los rindes que esperamos para este año”. Sobre todo, el trigo molinero —a diferencia del otro— puede venderse y cumplir con el rol financiero que le asigna el productor, que se vale de la fina para “amortiguar los alquileres y comprar algún tipo de insumo”.

Resignar cantidad

Frente a esta situación, Albrecht reveló que los estudios que realizó la cooperativa de María Juana en conjunto con el INTA, en los últimos 5 años, aportan un dato muy útil al productor para sacarle el máximo provecho a la campaña. Entendiendo que el trigo que rinde más sacrifica algo de calidad, vale saber también que “hace más follaje, chupa más agua y el negocio nuestro es la soja”. Por lo tanto, el asesor consideró que “en años como este en que el agua es la limitante la soja rinde menos”, y concluyó que “cuando hacemos el negocio trigo-soja vemos que es interesante hacer un trigo de calidad, que tenemos la posibilidad de ubicarlo seguro, y atrás de eso la soja seguro que nos va a dar la yapa (de dinero) que no sacó un trigo de muy buen rendimiento”. Para tener un dato más preciso, el agrónomo comentó que en el campo de la cooperativa se sembrará una misma variedad de soja atrás de las 41 especies de trigo que conforman el ensayo y así determinar el impacto en el rinde de la oleaginosa de cada antecesor, según si es de calidad molinera o para exportación. “Ese trabajo hace 5 años que lo hacemos y nos tocaron años, como el último, muy buenos y otros con mucho estrés y siempre nos dio a favor de los trigos de calidad”, comentó el agrónomo, y agregó que “tiene salida rápida porque es de calidad”.

Albrecht relató que “hay casos de productores que han sembrado trigo que son famosos por sus rendimientos y se encuentran que hoy todavía lo tienen en el campo”. Para que se comprenda mejor, lo asemejó a “la historia del viejo girasol que era el rayado, con más rendimiento, y el negro con más aceite; esto es más o menos igual”.

Endeudados

El ingeniero agrónomo de AFA María Juana, Julio Albrecht, comentó que pese a la cosecha récord de la última campaña, los productores se encuentran en su zona más endeudados que el año pasado para esta misma época. “Lo hicieron (tomar créditos) por falta de liquidez y ese es un problema si nos avecinamos a un año Niña en el que los rindes pueden ser menores a los promedios”, reflexionó.

De todos modos aclaró que algunos hicieron buen negocio porque en lugar de vender la soja a $100 el quintal tomaron el préstamo y hoy el grano vale $126 “entonces sacaron (el crédito) con un interés de 10/12% y la soja le devolvió en un mes y medio un 26%”.

/// el dato