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Acerca del Torrontés (II)

La uva torrontés representa al país en el mundo entero y su vino es ofrecido por las bodegas más destacadas.

TEXTOS. MARIO BASS

 

Para dar continuidad a la saga sobre el vino torrontés, debemos convenir que en Argentina a la variedad mendocina se la conoce como “Chichera” o “Palet”, desarrollándose principalmente en las zonas de Luján de Cuyo, Maipú y Rivadavia. Se conduce principalmente a través de parral y se lo consume preferentemente como fresco o uva de mesa.

La viña es bastante simple de reconocer, ya que al estar en el medio de ella e inspirar profundamente, sus aromas particulares nos dirán: “¡Acá estoy!”. El follaje típico es de hojas grandes contorsionadas y gruesas. Sus racimos son grandes, con granos esféricos y de color amarillo, notablemente perfumados.

En San Juan, nos darán características similares, pero el color será de un amarillo ligeramente más pálido, con leves destellos verdosos, y en nariz será más floral, herbáceo, con recuerdos a rosas y notas de té. En algunos casos especiales, de viñedos jóvenes en la zona de Caucete, se distinguirán -aparte- toques de nuez moscada. A pesar de ser un vino rústico, presenta un fresco y ligero final de boca. Es de esas clases de vino, con un marcado temperamento, que invita a amarlo u odiarlo, pero nunca a ser indiferente.

NUESTRA EMBAJADORA

Para redondear el tema dejaremos por sentado una premisa fundamental: la uva torrontés es y seguirá siendo la uva blanca que nos represente en el mundo entero. Sí queda como un capítulo aparte la producción de vinos torrontés en el Valle del Río Negro. Allí, Humberto Canale se animó con esta variedad y produce un vino muy tranquilo, suave y delicado, sin muchas pretensiones y que nos brinda la posibilidad de probar un vino sureño hecho con estas extraordinarias uvas.

La demanda internacional obligó a nuestros bodegueros a extender la frontera de la implantación de este varietal, llegando hoy a tener prácticamente el doble de hectáreas que hace 50 años. Quiero afirmar en esta columna que, a pesar de todo lo antedicho, siempre se consideró a la torrontés como una “Cenicienta” de las uvas blancas y a su vino como aquel que no podría pasar de la categoría de mesa o de todos los días. ¡Cuán equivocados estábamos! Hoy podemos verlas en los lugares más destacados de las vinotecas y siendo ofrecida por las mejores bodegas del país como una uva y un vino distinguidos, con muy fuerte personalidad y que, además, cuando se les aportan unos meses de guarda en roble de primer uso, pueden competir con holgura y distinción con las aristocráticas sauvignon blanc o chardonnay.

UN VIAJE INOLVIDABLE

Hace unos años, invitado por Cooperativa La Riojana, recorrimos el Valle de Chilecito, Villa Unión y el Valle de Famatina, en la provincia de La Rioja. Al pasar por la Cueva del Chacho, con los rojos farallones de telón de fondo, el paisaje desolado... Lo único que sobresale, cuál Tótem del pedemonte riojano, son unos enormes cactus que nos daban la bienvenida a ese paisaje bucólico y sediento.

No pasaron demasiados kilómetros cuando desembocamos en un oasis fértil cubierto de viñas y olivares. Ahí se percibía la mano del hombre, la inclaudicable fuerza de voluntad para domar la naturaleza y hacer que nos devuelva en frutos y futuros placeres, las entrañas místicas de la madre tierra.

Cuando visitamos la bodega propiamente dicha, el tesón de los 570 asociados de la Cooperativa se plasmaba en una obra de ingeniería excelente, con un equilibrada aplicación de las últimas tecnologías, sumado al trabajo y sapiencia de ingenieros de finca, enólogos y trabajadores en general. Cuando digo trabajadores, me refiero a todos aquellos, controladores de acequias, podadores, cosecheros, etc., los que hacen de un viñedo, un culto del trabajo y una forma de vida. Así, los racimos de uva recibirán ese amor transformándose en definitiva en un regalo para nuestros sentidos.

¿Hace falta que reitere hasta el hartazgo que el vino nace en la viña misma? ¿Es necesario que diga que jamás podemos hacer un buen vino sin depender de una excelente uva?, Sí, es necesario, porque ahora que el mundo del vino está en la palestra, algunos bodegueros no lo entienden y creen que con una uva descuidada podrán lograr un vino más o menos bebible.

Para finalizar, levanto la copa de champaña, para brindar con un burbujeante Brut de Torrontés, que servirá como fin de fiesta, de un pechito de cerdo a las brasa, marinado previamente con un alineo de mostaza, miel y vino torrontés.

BUENAS LECTURAS

“Hace 6000 años se conocía ya el vino, y se lo disfrutaba desde la India hasta las Galias. ¿En qué momento inmemorial de su pasado habrá descubierto el hombre el secreto de las uvas?, ¿Lo habrá llevado la casualidad a descubrir el sabor y el sentido de semejante goce? Sólo podemos imaginarlo, como lo imaginan las leyendas de los más diversos pueblos, que atribuyen a sus propios dioses la invención de tanta alegría y tanta magia. Nuestra única certeza es que, desde que existe la palabra escrita, el vino y la poesía han estado unidos por una pasión inextinguible. Con vino celebran sus victorias los héroes de Troya, con vino le canta el escritor Romano a su amada, con vino desafía el rigor de su mundo el poeta Árabe”. Ana María Shua. Argentina, 1951.

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+datos RECOMENDADOS

- Alta Vista Torrontés, Clasic, 2008, Salta.

- Sur de Los Andes, Torrontés 2010.