“Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 1”

Con las garras de la Oscuridad en la nuca

Con las garras de la Oscuridad en la nuca

Harry, Ron y Hermione deberán abrir todas las puertas en busca de los horcruxes y las claves para destruirlos. Foto: Gentileza Warner Bros.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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“Hubo un tiempo que fue hermoso/ y fui libre de verdad,/ guardaba todos mis sueños/ en castillos de cristal...”. La “Canción para mi muerte” que entonaban Nito Mestre y Charly García podría sonar en esa esa especie de Noblex Carina mágica que usan los protagonistas de “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 1” para escuchar malas noticias.

Hubo un tiempo en el que cada filme de la saga (siguiendo la tradición de cada novela) comenzaba con las expectativas y los sueños de lo que aguardaba para ese año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Esos tiempos se terminaron: la largamente temida venida de Lord Voldemort es una dura realidad, sus secuaces se están haciendo con el poder en el Ministerio de Magia, las partidas de Mortífagos caen sobre los desprevenidos magos como la patota procesista pero con más glamour, y sus interrogatorios y torturas seguramente traerán recuerdos oscuros a más de uno. Sus pretensiones de pureza racial contras los “sangre sucia” (mudbloods) y su propaganda de afiches y portadas efectistas se parecen mucho a los que se usaban en la Alemania nazi.

En ese contexto, perseguido, identificado como un indeseable, Harry Potter (Daniel Radcliffe) ha pasado a la clandestinidad. El filme comienza con un operativo de gran despliegue para ocultarlo de las garras de aquél a quien todos evitan nombrar: la funesta criatura lampiña y sin nariz que interpreta el siempre interesante Ralph Fiennes.

Pero un ataque sorpresivo de los Mortífagos va a acelerar el proyecto del muchacho de ir a buscar los horcruxes, objetos que contienen fragmentos del alma de Voldemort, en los que cifró su inmortalidad, para, de esa manera terminar, con su amenaza.

Así va a convencer a sus amigos Ron Weasley (Rupert Grint) y Hermione Granger (Emma Watson) de iniciar una odisea en busca de esos elementos y de otros que los ayudarán a destruirlos. Pero el tenebroso señor no descansará, y la batalla por la supervivencia y la convivencia con la muerte se convertirán en una dolorosa cotidianeidad.

“Recordé que la clandestinidad, igual que el coma, tiene grados. Que uno se va internando en sus profundidades hasta toparse con un extraño que te mira desde el espejo...”. Eso podrían haber leído los jóvenes magos si tuvieran a mano entre tanto libro de encantamientos un ejemplar de “Diario de un clandestino”, de Miguel Bonasso.

El relato

David Yates, ya consabido director de los dos episodios anteriores, se mete en la tarea de plasmar un guion imposible (firmado por Steve Kloves sobre la novela de J.K. Rowling), tratando de meter en casi dos horas y media una ingente cantidad de situaciones y personajes. Tarea de la que sale airoso, llevando al espectador con el corazón en la garganta sin dejar de apostar a la poesía: su puesta se apoya en elementos que aportan intensidad (las secuencias aéreas, las persecuciones con cámara en mano) pero permitiendo el lucimiento de los solitarios paisajes puramente naturales, o permitiéndose seguir el devenir de una pluma por el aire.

Mención aparte merece la secuencia de animación en negros y dorados que relata la historia de los Tres Hermanos y las Reliquias de la Muerte, un recurso no explotado hasta ahora en la saga, que aquí lleva un gran lucimiento visual, con la narración de una Emma Watson que como siempre pronuncia las palabras del inglés casi como si las estuviera masticando (es de suponer que en la versión doblada este filme pierda una parte importante de su gracia).

Como se dijo antes, estamos ante un relato de acción imparable, que de todos modos dejará al espectador en seco (es la primera parte del episodio, así que su final es necesariamente trunco). Por esta razón, desgraciadamente se pierden un poco algunas actuaciones, como ese monstruo esquizo-temible que es la Bellatrix Lestrange que compone Helena Bonham Carter: ya se ha dicho antes, pero ¿quién si no ella para entrar en la piel de un personaje tan burtoniano?

Dicho esto sólo a modo de ejemplo, ya que en el elenco hay actores como para encabezar no menos de ocho filmes; como dato inútil podemos acotar que aparecen aquí tres de los cuatro protagonistas de “Perdidos en Brujas” (Brendan Gleeson, Ralph Fiennes y Clémence Poésy).

La causa

Hay una escena que puede ser capital para comprender que hay algo más que entretenimiento para jóvenes pubescentes. En un momento de la historia, Ron tendrá celos de Harry y Hermione, y eso le hará amenazar con abandonar el barco. Hay allí un nudo de viejas y nuevas teorías sobre la militancia: un cruce entre el sujeto arrastrado por un deseo “mundano” (Ron) que es enceguecido por él mismo; el cruzado enceguecido por su causa (Harry); y el sujeto que también es deseante pero depone su deseo por seguir a la causa (Hermione). Sin embargo, lo que sigue demuestra que tampoco todo es esquemático...

El final está cerca. Sólo aquellos que se atrevan a ir más allá de los límites, aquellos que puedan vencer miedos y tentaciones, tal vez vean el sol de un día victorioso. El conflicto más viejo del mundo está a punto de explotar en uno de sus momentos más épicos.


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MUY BUENA

“Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 1”

“Harry Potter and the Deathly Hallows - Part 1” (Estados Unidos-Reino Unido, 2010). Dirección: David Yates. Con Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Ralph Fiennes, Helena Bonham Carter, Bill Nighy, Robbie Coltrane, Julie Walters, Alan Rickman, Jason Isaacs, Tom Felton, Timothy Spall, Michael Gambon, Brendan Gleeson, Clémence Poésy, Natalia Tena, David Thewlis, John Hurt, Imelda Staunton y Miranda Richardson. Guión: Steve Kloves, sobre la novela homónima de J.K. Rowling. Fotografía: Eduardo Serra. Música: Alexandre Desplat. Duración: 146 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en Cinemark.