Al margen de la crónica

Un versátil “pequeño gran actor”

Igual que otros profesionales de la pantalla grande como Jack Palance, John Cazale o Elisha Cook Jr., Pete Postlethwaite alcanzó pocas veces el papel principal de una película. Pero desde su más modesto lugar de actor secundario, este británico que falleció en el comienzo de 2011 a los 64 años, descolló con personajes de la más variada índole, a los que supo otorgar matices impresionantes. Desde el director de una banda de mineros que quiere llegar a una competencia musical, hasta un sádico cazador de dinosaurios que tiene como obsesión matar a un Tiranosaurius rex.

Con un rostro particular, de pómulos altos, intensos ojos verdes y nariz prominente, trabajó en numerosas producciones desde los 70’. Su papel más recordado es el que protagonizó en 1993 en el film “En el nombre del padre”. Allí interpreta a un honesto padre de familia irlandés que se empeña en reencauzar a su hijo (impecable Daniel Day Lewis), un ladrón de poca monta. Cuando ambos son encarcelados por error, confundidos con terroristas, se convertirá en el sostén anímico de su hijo para soportar la injusticia. Su emotivo trabajo le significó una nominación al Oscar al mejor actor secundario.

Pero fue también una pequeña aunque esencial pieza del engranaje de películas como “Los sospechosos de siempre” de Bryan Singer, “Corazón de dragón” de Rob Cohen, “Amistad” de Steven Spielberg y “Agua turbia” de Walter Salles, donde se las arregló para sobresalir frente a estrellas del cine actual. Entre sus últimas intervenciones merecen nombrarse las que realizó en “El origen” de Christopher Nolan y “Furia de titanes” de Louis Leterrier.

La muerte lo encontró en plena actividad, a pesar de su enfermedad. Y queda su legado -que tal vez no sea el “del mejor actor del mundo” como lo definió Steven Spielberg- pero sí sumamente valorable.