Una verdad develada para superar el infierno

Uno de cada dos niños o niñas que han sufrido abuso sexual elige como confidente a un amigo y uno de cada cinco, a su madre. Lo importante es que se animen a hablar, que puedan ser escuchados para pedir ayuda y recibir una atención interdisciplinaria adecuada.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. EL LITORAL

Una verdad develada para superar el infierno

Encontrar un confidente es el primer paso para que el abusado deje de ser víctima.

El abuso sexual infantil es un problema que, lamentablemente, es mucho más frecuente de lo que suponemos. A esto se suma un hecho más preocupante: en nuestro país, el 30% de las víctimas no se lo cuenta absolutamente a nadie porque teme la reacción de los demás ante la revelación, ya sea por sentimientos de culpa o vergüenza.

Según las estadísticas, 1 de cada 2 niño/as que ha sufrido abuso sexual elige como confidente a un amigo y 1 de cada 5 a su madre. Un 22% se lo cuenta a otro familiar, sólo un 0,42% de las víctimas cuenta su experiencia a profesionales y ninguno recurre a la policía, un juez o un abogado.

“Tenemos que hablar de abuso sexual infantil, en principio, porque son los niños los que menos pueden hablar y por eso es muy importante que los adultos sepamos que este tema existe y, además, que es muy grave y que pasa más de lo que la gente imagina”, solicitó la Lic. María Beatriz Müller, una psicóloga nacida en Santa Fe, presidenta de la Cuarta Jornada sobre Abuso Infantil: “Develar lo velado, la caída del secreto”.

La actividad -realizada a fines de 2010 en Buenos Aires- fue organizada por la ONG Salud Activa, en el marco de la conmemoración del 19 de noviembre como el Día Mundial para la Prevención del Abuso y Maltrato hacia los Niños. Contó con el auspicio de la Red Provincial por Mujeres Libres de Violencia de Género de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.

ACTITUDES O RELATOS

La profesional -que dirige Salud Activa- desmitificó otra creencia. “No hay diferencias de clases sociales, incluso, creo que hay más situaciones de éstas en las clases media y alta que en la baja, al revés de lo que la gente cree. Se piensa que es una cuestión de promiscuidad, de pobreza o de hacinamiento y no tiene que ver con esto. La pobreza puede ser muy digna y no tiene nada que ver con esas situaciones o estos actos perversos con los niños”, aclaró.

Y también remarcó la importancia de que los adultos podamos advertir a tiempo aquellos pequeños signos que muestran los niños/as cuando quieren contar lo que están viviendo.

Según explicó, “los niños tienen muchas maneras de contar lo que les está pasando. Si hablamos de palabras y relatos, deberá ser un niño que ya tenga acceso al lenguaje, pero con actos y síntomas (actitudes, acciones) también pueden mostrarlo”.

Por eso, insistió en que “si uno es docente de un jardín o de una salita de 3 años y un chiquito está teniendo conductas raras para su edad, toca a sus compañeritos o hace cosas que no tienen que ver con su desarrollo normal tiene que darse cuenta de que algo está queriendo contar. Hablan como pueden, con lo que tienen. Pero esto se puede dar en diferentes edades: es más fácil que haya un relato armado cuando el niño es un poco más grande pero que también implica mucho más tiempo de estar siendo abusado, cuando se trata de un abuso intrafamiliar. En este caso, el nivel de victimización y la inhibición son mayores”.

Pero, ¿a quiénes se animan a contarlo?. La Lic. Müller aseguró que “en general, tratan de contárselo a aquel que sienten que pueden tener una receptividad positiva. El develar el secreto debe ser aliviador para el niño, pero elegir a quién contar a veces no les sale muy bien. Puede que sea la mamá (en el caso de que tenga la capacidad de poder escucharlo) pero también se lo puede contar al amiguito, al docente, a algún familiar (un abuelo, la tía). El niño busca entender que va a ser escuchado y es una oportunidad el hecho de que lo pueda contar. Si no hay una buena receptividad y una respuesta a ese develamiento puede ser que el niño no lo vuelva a contar más”.

En este sentido, agregó que “en los últimos tiempos, Salud Activa recibió un número muy significativo de niños/as de 2 a 5 años víctimas de abuso, generalmente intrafamiliar, y también asegura que se han presentado situaciones de abusos colectivos de niños en jardines de infantes y escuelas, como algunos resonados casos aún en proceso”.

CÓMO AYUDARLOS

El abuso sexual infantil debe ser abordado desde varias disciplinas, como la psicología, el trabajo social, la abogacía, la justicia, la educación, según sugirió la profesional, ya que “una mirada compleja e interdisciplinaria permitirá realizar una intervención adecuada”.

En este sentido, mencionó que “el abordaje ideal tiene varios pasos: primero hay que hacer sentir al niño que va a estar protegido, que es creído y que va a ser cuidado por ese adulto que él eligió para contárselo, y se debe cumplir con esto. También se debe tratar de evitar que siga siendo victimizado y buscar la manera de que comience la intervención de profesionales. No nos tenemos que olvidar que el abuso sexual infantil es un delito y, por lo tanto, no se puede dejar pasar”.

Y agregó: “Si un docente ve que un alumno cuenta que está siendo abusado en su casa tiene que intervenir, es su obligación, y debe buscar la manera a través de los servicios de protección de los derechos del niño o la justicia, para no revictimizarlo ni devolverlo a las manos del abusador. Tampoco se debe confrontar con quien está siendo sindicado como perpetrador del abuso porque nunca lo va a aceptar y esto puede ser perjudicial para el niño”.

Por último, Müller recomendó “tener mucho cuidado y consultar con gente que esté preparada para que nos oriente en la forma de intervenir. Si el perpetrador es un familiar se debe buscar la protección del menor. Como es un delito no hay mucha duda frente a una situación de abuso sexual infantil, pero siempre teniendo presente el cuidado hacia el niño”.

CON TODAS LAS LETRAS

Abuso sexual infantil: contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando ésta es significativamente mayor que el niño (la víctima) o cuando (el agresor) está en una posición de poder o control sobre otro menor. Fuente: Centro Nacional del Abuso y Negligencia Infantil de Estados Unidos.

Maltrato infantil: es hacer algo o dejar de hacer algo, que resulte en un daño para un niño o lo ponga en riesgo de lastimarse. El maltrato al menor puede ser físico, sexual o emocional. La negligencia, o el no cubrir las necesidades de un niño, también es una forma de abuso. La mayoría de los niños maltratados sufre más daños emocionales que físicos. Un niño maltratado puede deprimirse. Puede retraerse, pensar en suicidarse o tornarse violento. Los niños más grandes pueden consumir drogas o alcohol, intentar huir o abusar de otros. Fuente: MedlinePlus (Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos).

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Campaña

La FM 94,1 de nuestra ciudad -entre otras- está difundiendo la campaña publicitaria que encararon el Equipo Diocesano de Niñez y Adolescencia y el Consejo Publicitario Argentino en contra del maltrato verbal, en particular contra los niños. Bajo el slogan “Una vez que lo dijiste, lo dijiste”, trata de que los padres tomen conciencia sobre las cosas que dicen a sus chicos (retos, menosprecios, etc.) y cómo ellos lo interpretan, con el fin de no dejar que este tipo de maltratos se dé.

PARA PROTEGER A NIÑOS Y NIÑAS

“En los últimos dos años ha sido importante la cantidad de abusadores que han sido sentenciados a partir de las evaluaciones psicológicas presentadas como prueba en los juicios orales y de las declaraciones de los profesionales actuantes”, explicó la Lic. Beatriz Müller. Y para esto es fundamental el uso del dispositivo que se denomina Cámara Gesell.

Sin embargo, advirtió que “en la justicia todavía no se está desarrollando como se debería, que es la declaración testimonial de los niños y su evaluación diagnóstica”.

Al respecto, recordó que “en Argentina tenemos una ley nacional que regula cómo debe tomarse una declaración testimonial de un niño/a víctima de un delito. Plantea que debe ser realizada por un profesional especializado en la temática, en el dispositivo Cámara Gesell o similar, donde deberá quedar registrado todo lo que cuente para que no tenga que volver a ser victimizado en varias oportunidades, contando lo sufrido”.

Y agregó: “A nivel nacional se están tomando entrevistas con Cámara Gesell pero el criterio no es la ayuda y protección del niño sino que se toma a través de algunos protocolos que existen en el mundo -que no están validados en nuestro país-, basados en la teoría de la mendacidad (buscan saber si el niño miente o no). Si vamos a partir desde la mentira es muy difícil creer que estamos pensando en el interés superior del niño sino parándonos en el interés superior del adulto, cuestionando al niño como testigo. Con este espíritu se está tomando la Cámara Gesell en este momento. Hay que buscar una alternativa intermedia, que no se está encontrando con las víctimas adultas. Imagínense el daño que está provocando en las víctimas infantiles”.

Por último, advirtió que “con los niños se está tomando una pericia psicológica en un consultorio chiquito, con dos adultos mirando lo que el niño hace, lo que es intimidatorio y antiético, fuera de lugar. Con una justicia garantista de que va a haber peritos de parte, la Cámara Gesell es lo más saludable para éste porque, aunque sepa que del otro lado del vidrio alguien está observando, se quita del medio lo intimidatorio que implica la mirada; se siente más protegido”.

Por último, explicó que “desde hace más de tres años, nuestra institución viene realizando Cámara Gesell en casos de abuso infantil, y contamos con este material respaldatorio para ser utilizado por la Justicia, en el caso de que lo requiera”.

Las crónicas policiales de casos de abuso sexual infantil en nuestra ciudad son frecuentes en nuestras páginas, lamentablemente.

“La policía santafesina arrestó y puso a disposición del juez instructor a tres hombres, mayores de edad, en el marco de la investigación de un gravísimo delito sexual cometido ayer a la siesta en el distrito isleño de Alto Verde”, planteábamos en nuestras páginas. La víctima: un bebé menor de dos años, que debió ser asistido en el hospital de Niños Dr. Orlando Alassia.

Y siguen los ejemplos: días después, una adolescente de 13 años que salía de su casa del barrio Las Lomas, para hacer un mandado, “fue sometida sexualmente por un sujeto de unos 30 años en un sector oscuro al que los lugareños conocen como El Eucaliptal. El suceso provocó una verdadera conmoción en la populosa barriada. Y las consecuencias se hicieron sentir poco después: los vecinos se dirigieron a la casa del acusado y, sin dar explicaciones, la arrasaron. La precaria finca cayó a golpes y luego todo fue incendiado”.

Los casos, casi a diario

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Un dibujo o una actitud son suficientes para poder advertir lo que puede estar pasando.