ESTÁN EN MAL ESTADO

Derribarán y reconstruirán 372 viviendas del barrio Acería

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Hace tiempo que los vecinos de Acería reclaman por el mal estado de los monoblocks. Además, carecen de algunos servicios esenciales.

Foto: Mauricio Garín

Si bien aún la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo no precisó fecha de inicio de las obras ni el presupuesto, el mes próximo les presentarán a los vecinos el anteproyecto.

 

De la Redacción de El Litoral

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La Dirección provincial de Vivienda y Urbanismo anunció que el mes próximo presentará a los vecinos que habitan en los monoblocks de Acería el anteproyecto de reconstrucción del complejo. Las nuevas unidades se edificarán en el mismo predio del barrio donde está emplazado actualmente, por lo que será necesario realizarlas en cinco o seis etapas.

Derribarán en una primera instancia las torres 20, 21 y 22 (localizadas sobre calle Alfredo Roca entre Miguel de Azcuénaga y Martín Grandoli) por estar en las peores condiciones y se levantarán las nuevas sobre la base del prototipo “vdxa sf” (duplex en dos niveles); serán alrededor de 372 viviendas a estrenar de 2 y 3 dormitorios. Aunque no se precisaron plazos ni presupuesto, en la segunda etapa será el turno de las torres 19, 18 y 17 y así sucesivamente hasta finalizar la reconstrucción.

A medida que se demuelan los monobloks, las familias afectadas serán alojadas provisoriamente en el último plan de viviendas inaugurado por el gobierno provincial en barrio Santa Rita II.

La propuesta responde a una demanda que lleva 24 años por los vicios en la edificación, la falta de infraestructura y el deterioro de los 22 monoblocks construidos en 1987. Varias de las unidades, fueron usurpadas por entonces “debido al abandono de la obra por parte de la empresa constructora”.

“Este gobierno tomó el compromiso de solucionar el problema de fondo y, en consecuencia, está formulando un proyecto integral edilicio que reemplazará en forma gradual a las torres actuales”, indicó Alicia Pino, luego de mantener reuniones con grupos de vecinos que dieron cuenta del estado calamitoso en el que viven. Tanto es así, que el mes pasado, antes de los encuentros, amenazaron con realizar un corte de tránsito en la intersección de las avenidas Blas Parera y Gorriti para que su situación sea atendida.

Según manifestaron a El Litoral, temen por derrumbes, las escaleras y las fisuras de las paredes no tienen más arreglo y conviven con derrames cloacales dentro de los departamentos.

Relevamiento

Antes de comenzar los traslados, el equipo técnico del Ministerio de Desarrollo Social realizará un relevamiento en el barrio que determinará la situación social, económica y ocupacional de las familias que viven actualmente en las unidades.

Mientras la Dirección provincial de Vivienda y Urbanismo define los primeros pasos del proyecto, la situación para algunas familias de los monoblocks de Acería es insostenible y pone en evidencia nuevamente, el déficit habitacional de la ciudad.

Fabiana Montero, una vecina del complejo, le contó a El Litoral que “los pisos, los patios y los desagües de nuestras casas están inundados de orina y materia fecal, lo que nos expone a enfermedades. Además, tenemos miedo que se derrumben”. Ante las circunstancias y luego de los encuentros con los vecinos, desde la DPVyU dispusieron el inmediato traslado de Fabiana y sus cuatro hijos a otro plan de viviendas ubicado sobre calle Chaco al 9600, en barrio Santa Rita II.

Posteriormente, en un plazo de 30 a 60 días se produciría la mudanza, y hasta que se comience la reconstrucción, de otras ocho familias “que se encuentran en emergencia sanitaria, de riesgo físico y en grave estado de salud por las malas condiciones habitacionales”, según reza la nota presentada por los vecinos y rubricada por Alicia Pino. En la misma, también quedó sentado el compromiso de la DPVyU de elevar a la Subsecretaría de Vivienda de la Nación un proyecto de “reconstrucción o relocalización de los sectores del barrio con riesgo de seguridad e higiene”.

 

/// EL DATO

Intervención de la Defensoría

La Defensoría del Pueblo recomendó en noviembre del año pasado al Ministerio de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente de la provincia que adopte todas las medidas administrativas necesarias tendientes a efectuar las previsiones presupuestarias para el financiamiento de obras que le permitan a los vecinos domiciliados en los monoblocks acceder al servicio de agua potable. También, instó a que las autoridades brinden respuestas ante la situación edilicia del complejo.

Vecinos amenazados

Las familias que serán trasladadas en una primera instancia reciben amenazas de otros vecinos que también viven en los monoblocks, pero que no integran la lista con prioridad de traslado. Fabiana Montero ya se ha mudado con sus cuatro hijos a otro plan de viviendas y es una de las amenazadas.

“Es gente a la que le propusimos movernos, todos juntos, para conseguir que el gobierno atienda el reclamo de mejorar las viviendas y nunca nos apoyaron, entonces ahora creen que a nosotros nos van a dar una casa nueva y a ellos los van a dejar ahí como están”, precisó Fabiana y agregó: “Hace 22 años que viven ahí y llegaron a estar en las peores condiciones pero no les importa, ahora creen que los traicionamos”.

Otra vecina que aún permanece en el complejo de Acería -solicitó no revelar su identidad por temor- comentó que ya no deja salir a jugar fuera de su departamento a su pequeño hijo porque “le gritan barbaridades”.

“Tenemos mucho miedo porque hace pocos días, la misma gente, le dio un puntazo en la espalda a mi marido cuando se iba a trabajar”, señaló la mujer como el motivo que la llevó a hacer pública su situación.

“Logramos abrir puertas y eso le molestó a mucha gente. La única intensión fue pelear para mejorar la situación de nuestros hijos porque queremos su bienestar sin perjudicar a nadie”, aclararon las mujeres.

Fabiana Montero sentó la denuncia por las amenazas luego de que durante toda una noche le golpearon las ventanas de su nueva casa en barrio Santa Rita.

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Los techos de los pasillos y las escaleras se derrumban poco a poco. En algunos departamentos, sufren situaciones límite. Foto: Mauricio Garín