Con Lucas Acosta letal y figura, el sabalero gritó en una cancha dificilísima...

Besala y querela, pibe. Lucas Acosta, un producto genuino de las inferiores de Colón, festeja uno de los dos goles en su tarde soñada. Primero fue Caire y luego Damián Díaz, casi desde el mismo sector, quienes le sirvieron dos centros para sendos y precisos cabezazos que conmocionaron el Nuevo Gasómetro. Foto: Télam

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Es bueno siempre recordarlo a Dante Panzeri, a quien no tuve el gusto de conocer, porque aquella frase que pergeñó y acuñó con su sello (que el fútbol es la dinámica de lo impensado), se ajusta a la realidad para explicar cientos y cientos de partidos. Recordé a Panzeri cuando al término del primer tiempo, Colón le ganaba a San Lorenzo 2 a 0 después de haber sufrido una “peloteada” descomunal en el primer cuarto de hora. Y en esto tiene razón Ramón Díaz, cuando calificó de “raro” al partido, aunque el riojano no desmereció a Colón y lo tildó de un equipo “inteligente”. Tiene razón Ramón, porque los primeros quince minutos de San Lorenzo fueron de una notable producción ofensiva, sólo que exenta de eficacia. Eso, la eficacia y la contundencia fueron los atributos de Colón, que liquidó el resultado con los dos cabezazos de Lucas Acosta. Pero en ese pasaje inicial, sobre todo por el costado de Caire —luego devenido en uno de los jugadores de aceptable rendimiento—, San Lorenzo se cansó de llevarle problemas a la improvisada (por tantas ausencias) defensa sabalera con las apariciones de Menseguez, de Matías Giménez y de Aureliano Torres por ese sector. Le dolía todo a Colón: los desbordes, los centros cruzados buscando las espaldas de los centrales y exigiendo a un Quiroga muy inteligente para elegir los momentos para pasar al ataque.

De cal y de arena

Así fue el primer tiempo de Colón. Una cosa sucedió antes del primer gol de Lucas Acosta, y fue ese dominio casi abrumador de San Lorenzo y las dificultades que se planteaban en las inmediaciones de un Pozo desbordado de trabajo. Hasta una vez Quiroga tuvo que sacar la pelota de la línea para evitar que San Lorenzo se pusiera en ventaja. Pero el primer cabezazo de Lucas (perfecto centro de Caire) cambió la historia radicalmente.

Desde que se puso 1 a 0, Colón fue otro equipo. Empezó a manejar la pelota en el medio, apareció Damián Díaz, hubo precisión en Ledesma, Moreno y Lucas Acosta, más un Fuertes que merodeaba por el área y abría espacios para sus compañeros. Sintió el impacto San Lorenzo y lo aprovechó Colón. Entonces, el partido cambió de dueño y en esa parte final de la etapa inicial, el dominio avasallante de San Lorenzo se convirtió en un inteligentísimo planteo de Colón, inclusive soltando correctamente a los marcadores de punta (Caire y Quiroga), para que aparezcan tres o cuatro veces cada uno en función ofensiva, abriendo a una línea de tres que no tenía un correcto acompañamiento de los del medio. La historia de Colón en ese primer tiempo fue la de Caire, que empezó abrumado y terminó siendo un puntal de la ventaja parcial, borrando de un plumazo aquellas zozobras y dudas que planteaba inicialmente su inclusión en el equipo después de tanto tiempo sin jugar (más de medio año y sin pretemporada).

Defenderse, aguantar y contragolpear

Esa defensa improvisada por Gamboa tuvo la gran virtud de haberse ordenado y por eso estuvo a la altura de las circunstancias cuando San Lorenzo empezó a sumar delanteros y a tirar centros sobre el área de Pozo.

Cuando Delfino echó a Ledesma por una supuesta “plancha” que él vio, Gamboa metió un cambio inteligente: sacrificó a Damián Díaz, que estaba jugando bien y tenía la pelota, para no desguarnecer el mediocampo y por eso puso a Bellone como necesaria rueda de auxilio para Prediger, que habría quedado muy solo en el medio sin la presencia del “Lobito” (ovacionado por los hinchas de San Lorenzo).

Colón se replegó, aguantó y se paró de contragolpe. El tema fue que en una cancha tan grande, el Bichi Fuertes, con sus 38 años a cuestas, se tuvo que bancar no sólo la marca rival sino los metros que empezaron a separarlo de sus compañeros y del arco de Migliore. Por eso, las jugadas de gol de Colón llegaron al final, cuando Cano y Quilez, los otros dos cambios ordenados por Gamboa, tuvieron sus chances (la de Quilez fue clarísima cuando dejó en el camino a Migliore) y ambos no pudieron sellar con un marcador más amplio la victoria, que se redujo en las cifras cuando Carmona empalmó en forma cruzada un centro desde la izquierda y dejó sin chances a un Pozo que parecía imbatible hasta ese momento.

Colón: raro como el partido

No termina de definirse este equipo de Gamboa que pierde de local y gana de visitante. No es común verlo a Colón perder tres partidos seguidos en su casa como tampoco —y mucho menos esto— es verlo ganar tres consecutivos de visitante. Y no se puede hablar de un grupo que sienta presión, porque el hincha sabalero alienta, no resiste —más allá de gustos y predilecciones por el técnico o los jugadores— y además, éste es un plantel con gente “hecha”, de mucha experiencia y que no debieran colmarse de responsabilidades jugando en su propia cancha y ante su gente.

Gamboa, quien ha tenido responsabilidades en todo, tanto en las victorias como también en las derrotas, pudo encontrar soluciones y amoldarse a las exigencias que le planteaban los rivales cuando se jugó de visitante. Y además, en ese carácter se vio lo mejor del equipo: el segundo tiempo ante All Boys y el pasaje final de 20 ó 25 minutos del primer tiempo de ayer. Con buena circulación de pelota en el medio, donde la idea es juntar la mayor cantidad de jugadores con buen pie. Esa forma de juego es la que debería madurarse en Colón, haciendo que jugadores de la talla de Damián Díaz, Moreno, Ledesma y ahora Lucas Acosta se puedan juntar —está Higuaín también con ese estilo— para que el equipo tenga una identidad a partir del buen manejo y la tenencia de la pelota.

Colón tiene la obligación de ganar como local. Pero también está la exigencia, para el técnico, de ir encontrando un estilo que identifique y le saque jugo a un equipo que debe tomar envión y agrandarse. El torneo da para eso.

“Partidos así, se dan cada 50 años”

Carlos Abdo

Presidente de San Lorenzo

¡Lo que corrió...! El Bichi no pudo convertir (le marcaron un offside dudoso en el primer tiempo tras una habilitación de Damián Díaz) pero las corrió a todas y quedó solo para contragolpear cuando el equipo se replegó con uno menos en el segundo tiempo. Foto: Télam

Sí

Caire, once meses después

Maximiliano Caire volvió a ser titular en Colón luego de once meses. La última vez que arrancó desde el minuto 0 en un partido, fue el 10 de mayo del año pasado. Empezó mal pero después se asentó.

No

Ni Higuaín ni Garcé

Para el partido del sábado que viene ante Olimpo, que se jugará a las 14 en el barrio Centenario, Gamboa no podrá contar nuevamente con Garcé ni Higuaín, quienes cumplirán las sanciones.

Incidentes en el palco visitante

Cuando Lucas Acosta marcó el primer gol, muchos plateístas de San Lorenzo se pararon, comenzaron a insultar hacia el palco donde estaban los directivos de Colón y hasta amagaron con agredirlos físicamente.

Junto a los dirigentes estaba el Chino Garcé, quien viajó a Buenos Aires para estar al lado de sus compañeros a pesar de haber sido expulsado y de purgar dos fechas de suspensión (ayer cumplió la primera).

Entre los dirigentes de Colón, se encontraban Germán Lerche, Rubén Moncagatta y su hijo Tete, Roberto Aduriz, Carlos Marín, Pedro Eusebio (acompañado de su familia), Mario Leiva, Osvaldo Pradolini, Darío Teitelbaum y algunos colaboradores, como Fernando Fullini.

Entre el acoso de San Lorenzo en la parte final y la natural alegría por el gol, se nota que el festejo en el palco sabalero fue importante y esto motivó la airada reacción de los plateístas de San Lorenzo y la rápida intervención de algunos dirigentes locales para calmar los ánimos.

San Lorenzo está viviendo un momento especial en este aspecto, luego de la muerte de Ramón Aramayo hace un par de semanas en ocasión del encuentro ante Vélez, que está postergado. A propósito, los hinchas azulgranas, cuando el equipo perdía 2 a 0, cantaron: “Policía, policía, la p... que lo parió, a ver si se hacen cargo, de la muerte de Ramón” y otros alusivos a este hecho en particular.

Segunda

vez en el Nuevo Gasómetro

Colón ganó sólo dos veces en ese estadio. La primera fue con Bauza en 2005 (4 a 1) y la segunda, la de ayer. En las dos ocasiones estuvieron presentes Moreno y Fabianesi (foto) y Fuertes.

Muy bueno

el gesto de Migliore

El arquero de San Lorenzo ingresó al campo de juego acompañado por los hijos de Ramón Aramayo, el hincha azulgrana que murió en ocasión de los enfrentamientos en San Lorenzo-Vélez.