Investigan las motivaciones del asesino

Sigue la conmoción y la perplejidad en Brasil tras matanza en una escuela

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Imagen de televisión de Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, el pistolero que perpetró un ataque ayer, en una escuela pública de Río de Janeiro Foto: AGENCIA EFE

Pese a los altos índices de asesinatos y violencia en sus ciudades, el país no había sido escenario nunca de una tragedia de este tipo.

 

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DPA-Télam-EFE

Brasil vive un ambiente de conmoción y perplejidad, tras la masacre perpetrada por un hombre armado que mató a por lo menos doce niños y adolescentes en una escuela de Río de Janeiro antes de suicidarse con un disparo en la cabeza.

“Es una tragedia sin precedentes en Brasil”, expresó el ministro de Educación, Fernando Hadad, al recordar que hasta hoy los brasileños jamás habían sido testigos de una matanza masiva de niños en una escuela.

“No era una característica de Brasil este tipo de crimen”, dijo asimismo entre lágrimas la presidenta Dilma Rousseff, quien abrevió su participación en una ceremonia en Brasilia y pidió la unión de todos los brasileños “en repudio contra este tipo de violencia, sobre todo hacia niños indefensos que perdieron sus vidas y su futuro”.

Además del dolor causado por el asesinato masivo de niños y adolescentes, los brasileños se sienten perplejos ante la motivación del asesino, Wellington Menezes de Oliveira, un ex alumno de la escuela Tasso de Oliveira, del barrio pobre de Realengo.

Según el gobernador de Río, Sergio Cabral, además de atender a las víctimas y a sus familias, la prioridad de las autoridades cariocas es ahora investigar si la masacre fue obra de un psicópata, como la tragedia ocurrida en la escuela estadounidense de Columbine, en 1999, o si tuvo motivaciones políticas.

En declaraciones a la red radial Band News de Río de Janeiro, la hermana del asesino, Roselane de Oliveira, dijo que Menezes “era muy raro, no tenía amigos y pasaba todo el tiempo en la internet”, y que en los últimos meses parecía haberse vinculado con la religión islámica: “Él era raro, hablaba sobre esa cosa de musulmán”, dijo la muchacha.

El coronel de la policía militarizada Djalma Beltrame dijo que el asesino dejó una carta llena de “frases sin sentido”.

El adolescente Thiago Silva Motta, quien fue testigo de la llegada de Menezes a la escuela, afirmó que el asesino no formuló declaraciones de tenor político y que sólo pronunció tres frases antes de empezar a disparar contra los estudiantes: “Estoy en paranoia. Uso mi droga. Vine a dictar una conferencia”.

La flamante secretaria de Policía Civil de Río, Marta Rocha, afirmó que la carta dejada por el asesino no será divulgada de inmediato, y que será analizada por los agentes como parte de las investigaciones. La comisaria anticipó, sin embargo, que el tirador no tenía antecedentes criminales.

En shock

Ayer, minutos después de la tragedia muchos padres de familia entraron en estado de shock a la escuela al constatar que sus hijos estaban entre los muertos o heridos, mientras los bomberos corrían contra el tiempo para trasladar a las víctimas en ambulancias o helicópteros a los hospitales.

Las víctimas mortales son diez niñas y dos niños de entre 12 y 14 años de edad, la mayoría de las cuales fue alcanzada por impactos de bala en la cabeza y en el tórax, según la Secretaría de Salud.

Otros doce estudiantes que resultaron heridos fueron ingresados en distintos hospitales de la zona y, según los médicos, tres de ellos están en estado grave.

Una vez los heridos fueron socorridos por los bomberos la conmoción se trasladó a los hospitales del sector, especialmente al Albert Schweitzer, el más cercano al lugar de los hechos, donde durante toda la mañana se vivieron escenas desgarradoras de familiares que se abrazaban unos con otros al saber la magnitud de la tragedia.

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Fotografía cedida hoy en la que se observa un extracto de la nota de suicidio escrita por Wellington Menezes Oliveira. Foto: AGENCIA EFE

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Familiares lloran la muerte de alguno de sus parientes en la escuela pública municipal Tasso da Silveira, localizada en el barrio de Realengo, en Río de Janeiro. Foto: AGENCIA EFE

/// EL DATO

Tres días de luto

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dictó luto oficial de tres días a raíz de la matanza en una escuela de Río de Janeiro. La mandataria, quien según el portavoz de la Presidencia, Rodrigo Baena Soares, está “en shock y consternada” por la tragedia, lloró públicamente al aludir a la masacre durante una ceremonia realizada en Brasilia, para festejar la marca de un millón de trabajadores que ingresaron en el mercado laboral formal.Rousseff se abstuvo de pronunciar el discurso que llevaba preparado y en lugar de ello pidió a los participantes cumplir un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la peor tragedia registrada hasta hoy en una escuela brasileña.

Instrucciones para su entierro

El hombre que asesinó al menos doce niños de entre 12 y 14 años en una escuela de Río de Janeiro y luego se suicidó dejó una carta con instrucciones para su entierro, revelaron hoy las autoridades brasileñas.

En la carta, Wellington Menezes de Oliveira advierte que “los impuros” no podrán tocar su cuerpo salvo si usan guantes: “Sólo los castos o los que perdieron sus castidades después del casamiento y no se involucraron en adulterio podrán tocarme sin usar guantes”.

“Nada que sea impuro podrá tocar mi sangre, ningún impuro puede tener contacto con un virgen sin su permiso”, agrega el texto, que recomienda además que los encargados de su entierro deben quitar su ropa, bañar su cuerpo y envolverlo en una sábana blanca “que está en este edificio, en un bolso que dejé en el primer piso”.

Pese a las alusiones al rito islámico para sepultar los muertos, la carta de Menezes concluye con un pedido típico de un fiel católico: “Necesito la visita de un fiel seguidor de Dios en mi sepultura al menos una vez, necesito que rece delante de mi sepultura pidiendo el perdón de Dios por lo que hice, rogando para que en su llegada Jesucristo me despierte del sueño de la muerte para la vida”.

El mensaje no revela pista alguna sobre la motivación de Menezes para perpetrar la primera gran masacre en una escuela de la historia de Brasil.