Amplio triunfo de Urtubey en Salta

Los resultados electorales en la provincia de Salta fueron previsibles; sin embargo, los observadores coinciden en afirmar que la victoria de Juan Manuel Urtubey fue más contundente de lo que preveían las diversas mediciones. En la misma sintonía, llamó la atención la baja performance del candidato kirchnerista Walter Wayar, a quien el apoyo de Moyano y De Vido sólo le alcanzó para arañar el nueve por ciento, una cifra que estuvo muy por debajo de sus expectativas.

Por su lado, el controvertido legislador Walter Olmedo obtuvo un 25 por ciento de votos, una cifra inferior a la que preveían sus seguidores, pero en cualquier elección un candidato que obtiene ese porcentaje no puede ni debe ser subestimado. Como se recordará, Olmedo contó con el apoyo nacional del PRO y su campaña electoral con la célebre campera amarilla aportó un tono pintoresco que no alcanzó a modificar la orientación fuerte del electorado.

En uno año de elecciones nacionales, toda elección provincial es evaluada atendiendo ese contexto. ¿La victoria de Urtubey es la victoria del oficialismo kirchnerista? Una respuesta tajante a este interrogante no sería aconsejable. Urtubey ganó por un amplio margen de votos y su triunfo es el triunfo del peronismo salteño. Al respecto, una de sus primeras declaraciones dejó bien en claro su pensamiento en este tema: “El pueblo de Salta ha elegido un gobernador, no ha elegido un delegado del gobierno nacional”, una declaración de principios que evoca el ideario federal y reivindica la dignidad provinciana, actitud que hoy es poco frecuente entre gobernadores y candidatos a la gobernación. En la misma conferencia de prensa, Urtubey ironizó acerca del apoyo de Moyano y De Vido. Son demasiadas declaraciones -y en poco tiempo- que le marcan la cancha al kirchnerismo. Por eso sería osado decir que Salta es kirchnerista.

En todo proceso electoral, las evaluaciones sobre los resultados exigen tener en cuenta algunos matices. Por lo pronto, Urutubey es un peronista que hasta la fecha ha mantenido con el oficialismo nacional relaciones correctas. Es probable que el actual gobernador de Salta no se transforme en un animador de la reelección de la actual presidente, pero a nadie le debería extrañar que la apoye. En tal caso, no será el apoyo de un incondicional sino el de un aliado, pero al fin y al cabo será un apoyo. Así lo expresó en estos días. “Si finalmente Cristina es la candidata -y creo que así va a ser- todo indica que ganaría las elecciones. Yo voy a trabajar para que así sea, que no quepa la menor duda”.

En definitiva, lo sucedido en Salta no es un triunfo del kirchnerismo, pero si alguna proyección tiene en el orden nacional es a favor de esa corriente política. Dependerá de los operadores nacionales integrar a dirigentes con peso propio que están lejos de ser incondicionales, pero que también están lejos de acercarse a algunas de las hasta ahora deshilachadas estrategias de la oposición.