aprendizaje y autoabastecimiento

Unas 650 familias ya producen verdura en sus “huertas urbanas”

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Detrás del programa surgen los testimonios de santafesinos que pudieron generar espacios de producción de pequeña escala, pero sustentables en el tiempo. En estos momentos es tiempo de siembra. Fotos: Amancio Alem.

A ese número alcanzó en 2010 el programa que impulsan el Inta y la Municipalidad con entrega de semillas y capacitación. Incluye distintas variedades de hortalizas y desde el año pasado sumaron plantas aromáticas.

 

Juan Ignacio Novak

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Pablo Benítez tiene 34 años y vive en Loyola Sur. El año pasado decidió armar su huerta en el fondo de su casa y empezó a trabajar con su mujer. Con el tiempo logró una variedad interesante de verdura para autoconsumo. “Yo tenía algún conocimiento porque soy de la zona de Romang”, dice. Hoy está orgulloso con su pequeña quinta, que hasta dejó una anécdota: “Al principio nos zarpamos con el tomate. Echamos todo el sobrecito y salieron un montón de plantas. Entonces era cosa de distribuir tomate por todos lados. Hasta lo hicimos en conserva”, cuenta.

Pablo forma parte de una de las 650 familias de la ciudad que se vincularon hasta ahora al programa Huertas Urbanas y avanzaron -con resultados disímiles- en el desarrollo de sus pequeñas parcelas en patios o terrenos aledaños. Y que desde los primeros días de abril comenzaron a recibir las semillas para la temporada otoño-invierno.

La iniciativa arrancó hace poco más de 3 años, cuando la Municipalidad firmó un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta). Para entonces, el organismo nacional llevaba 20 años de trabajo con su plan Pro Huertas (de alcance nacional) que si bien tenía desarrollo en la ciudad, encontraba ciertas limitaciones. Por eso a principios de 2008 se formalizó el acuerdo y a partir de 2009 se empezó a organizar la entrega de semillas.

Actualmente, el programa tiene presencia en los barrios: Chalet, Villa Hipódromo, San Roque, San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, Estrada, 12 de Octubre, Barranquitas, San Pantaleón, Las Lomas, Juventud del Norte, Loyola, San Agustín, Villa Teresa, Las Delicias, San Roque, Alto Verde y Colastiné.

Metodología

En la práctica, el Inta provee las semillas, producidas por una cooperativa de San Juan. Son paquetes que contienen entre 10 y 14 especies que varían según la temporada. En tanto, la Municipalidad coordina la entrega en los barrios y de avanzar, en sintonía con el instituto, en el seguimiento y asesoramiento de los huerteros.

Entre las especies que se cultivan están las que se desarrollan todo el año: acelga, apio, lechuga, perejil, rabanito, remolacha y zanahoria, las que son para primavera y verano: albahaca, batata, berenjena, calabaza, maíz dulce, melón, pepino, pimiento, poroto, tomate, zapallo, zapallito y las de otoño e invierno: ajo, arveja, brócoli, cebolla, coliflor, espinaca, haba, puerro y repollo.

Desde el arranque, el número de santafesinos que se plegaron, “fue in crescendo”, aseguró Pereira. Hasta que en 2010 alcanzó a 650 familias que accedieron a las semillas, sobre todo en barrios con mayor vulnerabilidad social. Sin embargo las autoridades son cautas antes de ampliar el número de beneficiarios ya que es vital garantizar un mínimo seguimiento.

Uno de los motivos que explican que el programa tenga resultados prácticos es que no requiere grandes espacios. Todo lo contrario: los lugares son los patios de las casas y excepcionalmente, terrenos baldíos aledaños. “Una huerta se puede hacer en un lugar mínimo, de 3 por 3. Y con inteligencia, se puede producir todo el año”, aseguró Pereira.

Objetivos

Para describir la finalidad del programa, Pereira evocó una anécdota: el año pasado, “en la escuela Catena, una mamá llevó una lechuga hermosa y contó que era la primera vez que sus hijos comían verdura”. Precisamente, el objetivo es que los huerteros destinen la producción al autoconsumo y así aporten variedad nutricional a su dieta cotidiana.

“Generalmente son familias de bajo poder adquisitivo, cuyos hijos muchas veces van a comedores. La idea es colaborar con la canasta familiar a partir de la posibilidad de que produzcan su propia verdura”, especificó Pereira.

Pero, aunque la columna vertebral de las huertas es mejorar la alimentación también permite a los participantes con excedentes de producción, generar una venta a pequeña escala. Si bien el porcentaje que logra esto es bajo, hay huerteros que ofrecen verdura en la Feria de las Cuatro Vías o en el propio barrio. En términos generales el programa,“es muy positivo. Además de variedad nutricional, da una tarea a la familia, es un espacio de contención”, concluyó Pereira.

/// la clave

Escuelas

Una estrategia que se incluyó en los parámetros del programa es el trabajo en sintonía con las escuelas. Esto se basa en que la quinta del patio escolar se realiza con fines educativos, pero sus productos muchas veces se aprovechan en los comedores. Además, es un espacio propicio para desarrollar en los chicos inquietudes que luego puedan transmitir a sus padres.

Aromáticas

A mediados del año pasado, y a través de producción propia del municipio en las instalaciones del Jardín Botánico de la ciudad, se incorporaron al programa unos 10 mil plantines de aromáticas: orégano, tomillo, ciboulette, salvia, menta, romero y albahaca. Las aromáticas son buenas para la comercialización porque se pueden desarrollar en muy poco espacio con buenos resultados y se venden bien.

Historias mínimas

Loyola es uno de los numerosos barrios de la ciudad donde los vecinos valoran a las huertas como una opción viable, sobre todo porque la mayoría de las casas tienen patio, donde la verdura se combina con árboles frutales y hasta cría de animales. Sandra, de 31 años, arrancó en 2008 a montar su quinta a partir de la inquietud de sus hijos, que asisten a una escuela con orientación agropecuaria. Hoy la tiene en plena producción. “Por ahí estás cocinando, querés un poquito de perejil, vas al fondo del patio y lo traés”, resume al compartir su experiencia con El Litoral.

Viviana Martínez, quien vive con su marido y dos hijos a pocos metros del Solar de Loyola Sur (en Furlong y Pedroni), muestra orgullosa las fotos de la lechuga que consiguió el año pasado en su casa. “Me gusta muchísimo y me ocupo”, dice esta vecina que si bien tuvo huerta toda su vida, muestra gran interés por las charlas y las semillas que ofrece el programa impulsado por el Municipio y el Inta. “Es una verdura tan fresca que es mejor que ir a comprar en la verdulería”, cuenta.

Para combatir plagas

 

Infusión de ajo, para ahuyentar pulgones y combatir hormigas.

Infusión de cáscara de cebolla para ahuyentar pulgones y controlar hongos.

Infusión de tabaco: para combatir pulgones, cochinillas y arañuelas rojas.

Polvo de hornear: para combatir pulgones, cochinillas y el hongo oídium.

Cerveza: para combatir babosas, caracoles y bichos bolitas.

¿Cómo producir todo el año?

Las recomendaciones para poder producir durante todas las estaciones se basan en un buen trabajo de la tierra que respete tres principios: asociación de plantas, rotación adecuada y uso de abonos orgánicos. Además, una huerta necesita exposición al sol, un cerco perimetral de protección, una fuente de agua cercana que asegure la disponibilidad y las herramientas básicas para trabajar la tierra.

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¿Por qué a veces falla?

Cuando fracasan las siembras, las causas pueden ser diversas, desde un trabajo realizado fuera de época hasta el uso de semillas viejas o de mala calidad. Pero también puede tener que ver con una profundidad de siembra inadecuada, con la falta de humedad del suelo para el momento de la germinación, una preparación inadecuada del terreno o el accionar de insectos o enfermedades del suelo.