Artes visuales

“Trompo”

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Domingo Sahda

En el Museo de Arte Contemporáneo -MAC UNL- de Bv. Gálvez 1578, el artista plástico Milo Lockett expone una colección de trabajos plásticos, pinturas y dibujos, a los que reúne con el título de “Trompo”.

Las pinturas, en tanto manifestaciones cromáticas sobre el plano, reiteran, desde diversas constelaciones de trazos directos de tinte contrastado, imágenes limitadas a un horizonte expresivo que se presupone “la estilística expresiva del autor”. Las llamadas pinturas contrastan tanto por la densidad de la materia como por la intensidad del pigmento, en tanto que los dibujos apelan a la línea, sea ésta límite de la forma inscripta o textura de fondo sobre un espacio uniforme. La línea aparece asimismo como texto de lectura directa construyendo espacios texturados que rompen la planimetría del fondo, apuntando hacia un campo expresivo de elusiva profundidad.

El afamado pintor nutre su imaginario de modo constante, al estar por la colección a la vista, con la iconografía propia de las primeras edades del hombre y nos invita inopinadamente a recordar y repensar lo que los eruditos Víctor Lowenfeld y Lambert Btittain analizaron y describieron en su legendario trabajo titulado “Desarrollo de la capacidad creadora”.

Puro juego visual lúdico

El universo de los preesquemas y esquemas grafoplásticos adquiere, por voluntad del pintor Milo Lockett, calidad de obras de exposición en galerías de arte, recategorizando y cristalizando imágenes primarias que ganan en calidad de procedimientos y ejecución aquello que licúan como gestualidad de arquitectura no deliberada, en suma, espontaneidad. Así las cosas, cada obra a la vista deviene en sofisticada elaboración que opera sobre un discurso de impronta emocional no racional, definiéndose intención de ruptura con las tradiciones y los esquemas artísticos aceptados. El arte plástico se manifiesta como pura expresión visual sin atender a alternativas de cuestionamiento sociocultural o proposiciones de elaborada concepción intelectual o filosófica de polémico contenido. El puro juego visual lúdico se impone en su espectacularidad de pura gratificación cuasi ornamental.

En el catálogo de mano, se nos anoticia -a modo de síntesis o frase final del texto- que “... Queda en nosotros que seamos capaces de librarnos a la contemplación sin reservas, sin preguntas ni esperanzas de respuestas; sólo queda intuir, dejarse afectar y poder percibir la curiosa paradoja de que en la libertad de lo simple lo tenemos todo”. Apreciación que esta columna respeta pero no comparte en tanto interpreta que la construcción del lenguaje visual de las formas se niega esencialmente a sí misma cuando induce a la fuga; al inducir a la delectación paralizante, al regodeo emocional ensimismado.

Estamos pues frente a pantallas plásticas de controlado e inteligente oficio de predeterminada intencionalidad que se adecuan al contexto de la sociedad del espectáculo renuente a todo compromiso ulterior a sí misma.

Vale, eventualmente, la audacia de proponer en ámbitos artísticos sobresaturados de información teórica y riadas de “conceptualismo” esta proposición que alienta la gratificación por el pintar contraviniendo esquemas culturales preestablecidos. O quizás sea la otra cara de la misma moneda.

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Obras de Milo Lockett expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo de la UNL. Fotos: Gentileza producción