Del escritorio a la zona costera

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Una gran responsabilidad. Para Gainza “el más alto honor que puede tener una persona es gobernar su propia ciudad”. Foto: Mauricio Garín.

Es el candidato que acompaña a Agustín Rossi en la lista Frente para la Victoria. “Yo prometo poco porque el que promete mucho después no puede cumplir”, dijo.

 

Lía Masjoan

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Alto Verde no lo esperaba. Martín Gainza bajó solo de la camioneta de El Litoral. Sin compañeros de campaña, sin punteros partidarios, sin vecinos convocados. Quizás por eso, eligió refugiarse en la vecinal como punto de arranque del recorrido político-periodístico.

Allí prometió llevarle a Lorena Villalba, una trabajadora social que coordina el Programa Nacional “Un niño, un abuelo”, la pintura para hacer un mural con los chicos en el frente de entidad. “Eso es fácil, no me estás pidiendo una obra de desagües”, dijo el gerente local de Anses, como si ya se hubiese calzado el traje de intendente.

Es cierto que a media mañana, pocos lugareños caminaban por la Demetrio Gómez, la calle principal del distrito costero. Pero Gainza no se mostró interesado en salir a buscarlos. Esquivó a varios ancianos que conversaban en los patios delanteros de sus casas y, dubitativo, volvió a subir a la camioneta para cambiar de escenario. “¿Qué hacemos? ¿Vamos para allá o para allá?”, preguntó señalando hacia el norte y hacia el sur.

A pesar de su amplia trayectoria al frente de cargos públicos, en terreno se lo notó incómodo y evidenció falta de cintura política para moverse entre los vecinos. Al menos en este juego del mano a mano solitario con los vecinos que le propuso El Litoral.

Frente a los periodistas ofrece un discurso enfático y muy gestual, cargado de proyectos y de recetas urbanas. Acompaña sus palabras con una mirada rigurosa y un movimiento de manos rápido que termina cuando junta las yemas de los dedos a la altura del mentón. Asegura, por ejemplo, que quiere darle más participación a las vecinales y que si en cuatro años logra armar 20 jardines maternales “se va contento”.

Pero con los vecinos relaja esa postura y no les habla de política. Ni siquiera menciona que es candidato a intendente y justifica su presencia en el barrio diciendo que está “acompañando a la gente del diario”. Se presenta con un simple “Gainza” y arranca las conversaciones aludiendo a cuestiones cotidianas del barrio y de sus pobladores, más allá de las carencias urbanas. Cada tanto, intercala prolongados silencios.

A Carlos López, por ejemplo, lo encaró con la pregunta: “¿Esta pilchería es tuya?”, y le prometió arreglar el barrio “todo el año”, ante el comentario del comerciante de que “tendría que haber elecciones cada tres meses porque ahora pasa el regador seguido y hasta limpiaron las zanjas”. “No digás eso”, le pidió. Y aseveró: “Lo primero que voy a hacer al asumir es no pronunciar nunca más la palabra Barletta, si no estamos siempre con eso de la herencia”.

En la manzana 3 entró en una carnicería cuando ya no había clientes: “No quiero molestar cuando trabajan”, explicó. Preguntó precios, habló del movimiento comercial de la zona y le recomendó al carnicero que haga sus aportes.

“Gainza ¿sos vos?”, lo frenó Alicia, cuando dejaba atrás la cortina multicolor de la carnicería. “Siempre te apoyamos, Alto Verde está con vos”, le aseguró la vecina. “Repetí eso así lo anota la periodista”, bromeó y le palmeó la espalda.

Volvió contento. “Creo que quedó claro quién gana en Alto Verde, ¿no?”.

Nosotros esperamos que haya elecciones cada tres meses. Estoy sorprendido porque de repente veo pasar el regador, que hacía como un año que no venía; nos arreglan las zanjas. Ahí me di cuenta de que se venían otras elecciones”.

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Carlos López

vecino y comerciante de Alto Verde

/// Perfil

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El azar llevó a Martín Gainza a Alto Verde. Foto: Mauricio Garín

 

Martín Gainza (43 años) es casado y tiene dos hijos. Es abogado y fue docente universitario. Realizó un master en Administración y Gestión Pública. Fue concejal de la ciudad de Santa Fe entre 1997 y 2001, y ocupó el cargo de secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad durante la intendencia de Balbarrey en 2004 y unos meses de 2005. Interrumpió su mandato para desempeñarse como gerente nacional de Relaciones Institucionales de Anses y gerente nacional de Interior de ese organismo.

La prioridad

Tres puntos. Ser equitativos e igualitarios en la prestación de los servicios porque esta gestión es muy injusta y hay mucho abandono y ausencia municipal en la mayoría de los barrios de Santa Fe. El otro punto es desarrollo productivo. Esto tiene que ver con la visión conservadora de la actual gestión: no hay estrategia de desarrollo local ni hay agenda con el comercio y la industria local, cuando la mayoría de los santafesinos trabaja en el comercio y no en la administración pública. Por último, un pacto con la infancia porque en Santa Fe hay casi 50.000 chicos que perciben la Asignación Universal por Hijo y corren riesgo si no tienen una fuerte presencia del Estado municipal y provincial.

 

La solución

Para que el municipio esté más presente en los barrios hay que darle muchísima más participación a las vecinales y a los clubes barriales, porque cuentan con la gran ventaja de que tienen infraestructura edilicia para que funcionen más jardines maternales y salones de recreación. Y eso hay que aprovecharlo para vincularlos con los problemas municipales, obviamente, pero sobre todo con la infancia y la adolescencia. Muchas mamás no aceptan un trabajo porque no tienen dónde dejar a sus hijos, y si lo agarran cambian la plata. Por eso, si en cuatro años logro hacer entre 20 y 30 jardines maternales, me voy contento. Sería hermoso.

 

La pregunta

¿Qué haría con el tránsito?

El ordenamiento del tránsito no tiene que ver con las multas, sino con prevenir los accidentes. Hoy se ha trastocado la ecuación y hay controles que están más preocupados por multar que por prevenir, educar y evitar los accidentes. Hay una manía municipal de creer que todo se arregla con multas y si bien forma parte del problema, no es el objetivo final. Me parece que hay que darle un cambio de estilo y de método al ordenamiento del tránsito. Hay que educar y capacitar, haciendo otra clase de controles, que corrijan lo que hay que corregir y que estén en las grandes avenidas para evitar las aglomeraciones.