El mentor de Cilsa

Juan Leonardo Vega

Juan Leonardo Vega

Fue socio, jugador, entrenador, dirigente “raso”, presidente y director ejecutivo. Su vida era Cilsa y todo lo que hacía y soñaba partía, inexorablemente, del empuje que le daba la propia institución.

Eso fue mutuo. Juan Leonardo Vega necesitó de Cilsa como Cilsa de él. Y así fueron creciendo juntos, él y la organización, traspasando límites y generando ámbitos y decisiones que permitieron el mejoramiento de la calidad de vida de la gente con capacidades diferentes, su inserción en la sociedad y en la vida laboral y la integración, algo por lo que luchó hasta el último de sus días.

Hoy, Cilsa lo extraña muchísimo. Pero sus enseñanzas, su ímpetu, sus ideas —muchas veces “locas” y avezadas— y ese empuje que lo distinguió durante los más de 40 años de pertenencia a la institución, han quedado incólumes, fuertes, respetables, innegociables y más vivas que nunca dentro de la organización.

“Yo no era un buen jugador, pero tenía un espíritu ganador que no me abandonaba”, decía “Kuki” cuando hablaba de los exitosos tiempos en el básquet sobre silla de ruedas y aquellos títulos nacionales, panamericanos y mundiales, con un triunfo histórico ante Estados Unidos en la final del Mundial de Inglaterra de 1974, que siempre estaba presente en sus relatos.

Ese mismo espíritu lo llevó a vencer sus limitaciones, a destacarse y a cumplir con casi todos sus anhelos, hasta que Dios resolvió llevárselo dejando un vacío físico pero no de doctrina y camino a continuar, que siguen y continuarán siendo las bases de la institución.