El amor en la gesta heroica de Francisco Ramírez

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Tapa de la actual edición entrerriana.

Por Nora Didier

“Delfina”, de Leoncio Gianello. Editorial de Entre Ríos, Paraná, 2011.

En 1943, Don Leoncio Gianello agrega a su producción literaria una novela de modalidad poco común: Delfina, un personaje real y una historia, la nuestra. Tal vez una historia novelada (si es deseo posicionarla), y poética de batallas y de vida del caudillo entrerriano Francisco Ramírez. En ella se reúnen los rasgos característicos de la escritura del autor: la esencia lírica, en el sendero del romanticismo (con esa pasión despojada, inmersa siempre en los altos sentimientos), apoyada por claros elementos del modernismo en cuanto al aspecto formal, la posición de orfebre y el tono solemne, y la historia, relacionada con el quehacer propio de este hombre de letras.

La obra se inicia con una invocación a la sombra de Delfina, que recoge el mundo de la historia, lo moldea y lo transforma en pura belleza; un conjuro que la convierte en símbolo de amor y en símbolo de un destino: el destino de la patria, hecho con dolor, con sangre, parte, entonces, de aquellos tiempos heroicos. Apela a su sombra para traer a la memoria el gesto y el sentir de ese pasado. La mirada va hacia las profundidades de los hechos. Y ese ruego invocando al “sueño”, a la “heroína de maravilla y lejanía”, lo realza el escritor que conoce y mucho de la ausencia de sueños en nuestra sociedad.

El amor y la guerra, la vida y la muerte, son tratados con mesura y delicadeza, como surgidos de estampas, de instantáneas que equilibran y armonizan las imágenes del referente. La calidad de poeta de Don Leoncio sabe contemplar las aristas duras o ríspidas propias de los temas citados, y es por ello que su palabra suaviza y contiene los desbordes. Pongamos por caso la descripción de los sentimientos y del comportamiento de los personajes femeninos con el recurso de construcciones fluidas y poéticas- que se delinean: la fortaleza de ambas mujeres tiene diferentes sentidos; Norberta, desde la entereza como mujer afronta la adversidad y la decisión de Ramírez. Su espíritu es íntegro y fuerte, mas su cuerpo sucumbe. Incluso tiene una serie de premoniciones propias de los estados amorosos. Delfina, indómita y audaz, toda pasión y fortaleza, no se detiene ante el peligro en la batalla, ni al demostrar su amor incondicional hacia el héroe. Hay además sensibilidad ajustada al presentar la pareja, y sus acciones en la lucha son como arraigadas a un importante resabio que no orilla las características del romanticismo tardío (aunque en referencia al cuestionamiento amoroso, el autor abreva en los más destacados romances españoles).

El narrador traza de manera sugerente las líneas, los contornos, en forma rápida, y esto hace al ritmo ágil del relato (por ejemplo, el combate de Coronda).

Una narración que concuerda con la epopeya, en cuanto presenta el perfil del héroe, da cuenta de sus hazañas y recibe el reconocimiento absoluto de su pueblo.

No dejan de imponerse las descripciones, más aún, como los románticos, la naturaleza está presente y envuelve a Pancho y Delfina hasta los últimos instantes. La tragedia de los enamorados se levanta desde su raíz épica de verdadera epopeya, de leyenda que se hace poesía.

Don Leoncio Gianello ha captado la forma de concebir la realidad en esos tiempos, y la ha integrado al universo creativo de la ficción, ordenando la materia de tal manera que los hechos históricos narrados quedan bajo su visión poética, y el traslado de sucesos del pasado entrerriano al mundo de la literatura, adquiere así matices, vivencias, sentimientos. Un encuentro y una identificación con el otro, en el universo de la poesía.

Es de acotar que el trabajo con esta obra literaria es recomendable para estudiantes de la escuela media; y además tiene muchas conexiones con otras áreas del saber.

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Portadas de distintas ediciones anteriores de “Delfina”.

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Leoncio Gianello. Foto: Archivo El Litoral

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