Editorial

El 25 de Mayo y el ser nacional

Se supone que no es necesario insistir en que el 25 de mayo de 1810 constituye una fecha emblemática de nuestra Nación, la fecha que justamente hace un año todos los argentinos celebramos con júbilo y esperanza. Al respecto, muy bien podría decirse sin exageraciones que junto con el 9 de julio de 1816 expresan las fechas patrióticas por antonomasia, aquellos aniversarios a los que generaciones de argentinos han rendido honores y a los que todos los argentinos sin excepción de clases, condición cultural, color de piel, religión o territorialidad, reconocen como propios, como decisivos a la hora de pensar en nuestra constitución como Nación independiente.

Demás está recordar que todas las Naciones honran fechas históricas que tienen que ver con el origen de la Nación como tal. Son fechas históricas trascendentales que a lo largo del tiempo adquieren dimensión mítica, en tanto todo mito es por definición un relato sobre los orígenes.

Conviene recordar estos hechos históricos paras admitir lo obvio, es decir, que la celebración del 25 de mayo, la declaración del feriado nacional, la convocatoria a actos escolares en todo el país tienen que ver con una fecha que une a la Nación y que la constituye.

El dato histórico y político importa en este caso hacerlo visible porque en la reciente celebración promovida por la máxima autoridad política de la Argentina no se respetó o, en el más suave de los casos, no se tuvo en cuenta aquello que simbólicamente nos convoca como argentinos.

Como todos habrán podido apreciar, en el acto público celebrado en la localidad chaqueña de Resistencia la presidenta hizo uso de la palabra y se refirió a la fecha como el aniversario de la llegada de su marido a la Casa Rosada. A partir de allí se dedicó a elaborar una serie de consideraciones acerca de las virtudes de su esposo. Una vez más importa insistir que nadie se opone o no es motivo de discusión el respeto o la admiración que la señora Fernández tenga para quien fuera su marido, mucho menos se discute su dolor porque se fue de este mundo de manera imprevista y a una edad donde muchos políticos recién inician su carrera. Pero más allá de los comprensibles sentimientos, una vez más es necesario insistir en que una cosa son sus afectos privados y, otra muy distinta, sus responsabilidades públicas.

El 25 de mayo como feriado nacional y fecha patria no lo es por la llega de Kirchner a la presidencia de la Nación, sino porque hace algo más de doscientos años se inició la gesta emancipatoria. El 25 de mayo es por lo tanto una fecha de unidad nacional, un aniversario que convoca a la Nación, no a una facción política o a un determinado presidente, por más importante que haya sido. Néstor Kirchner pertenece a la tradición del peronismo, ha sido un presidente de la Nación que la historia juzgará como a todos -a sus virtudes y a sus errores- cuando las pasiones de su tiempo hayan sido superadas. Mientras tanto, el 25 de mayo de 1810 es de todos y no entenderlo así es más una torpeza que un error.