De domingo a domingo

Sarlo, Schoklender y la Corte juegan mejor mejor que cualquier oposición

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Las sospechas sobre el manejo de subsidios y el alejamiento de Sergio Schoklender como administrador de las Madres de Plaza de Mayo en materia de construcciones sociales financiadas con fondos públicos no han jugado precisamente a favor de la imagen del Gobierno.

Foto: Archivo El Litoral

Hugo E. Grimaldi

(DyN)

La sensación palpable que hoy tienen los ciudadanos de a pie, absortos observadores de la partida que se está comenzando a jugar en el pool de la materia electoral es que, cuando llegue el tiro de apertura, todas las bolas sin excepción van a salir disparadas de modo inorgánico para donde puedan, sin que hayan organizado todavía una táctica para jugar en bloque ni mucho menos para contraponerle al adversario mejores motivos que los suyos y que, en el desbande, cada una de ellas termine amuchada con quién sabe.

Cómo revertir en los próximos 150 días esta sensación de precariedad opositora es un misterio para politólogos, encuestadores y jefes de campaña, quienes dicen que igualmente los votantes se van a definir en las dos últimas semanas y ponen ejemplos del exterior y el caso de Santa Fe donde los segundos en las encuestas fueron terceros.

Aseguran que, pese a todo, aún queda mucha tela para cortar. Igualmente, los tiempos se están achicando para todos los jugadores porque el 15 de junio llegará la hora de explicitar las alianzas electorales y diez días después deberán registrarse los nombres de los precandidatos para las Primarias.

Los condimentos santafesinos

Los condimentos santafesinos son verdaderamente interesantes, ya que la ciudadanía habló a favor de la moderación y de los consensos, por lo que quienes ganaron la interna para gobernador deberán seducir primero a los votantes de los que perdieron en el mismo espacio.

Los kirchneristas de Agustín Rossi no podrán mostrarse demasiado sesgados si quieren que los seguidores del intendente de Rafaela, Omar Perotti, jueguen adentro y no se vuelquen hacia Miguel del Sel (PRO), la gran sorpresa de la elección. Por su parte, los socialistas de Antonio Bonfatti, quien responde al gobernador Hermes Binner, deberán atender a que el intendente radical de Santa Fe, Mario Barletta arrastró 15 de 19 nombres en la lista de diputados, más allá de que la UCR tiene cubiertas con intendentes propios más de 90% de las comunas de la provincia. Este punto central es el que le da a Ricardo Alfonsín cierta seguridad de que la ruptura con el socialismo puede evitarse, aunque Proyecto Sur (Pino Solanas), el GEN (Margarita Stolbizer) y el Partido Nuevo (Luis Juez) tironean al gobernador santafesino desde la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires y Córdoba para armar un Frente sin los radicales.

El malestar socialista con la UCR tiene que ver con la cercanía que pretende tener Alfonsín con el diputado Francisco de Narváez, del peronismo federal y antes socio del PRO, para asegurarse votos en el distrito bonaerense. Tampoco Mauricio Macri las tiene todas consigo, ya que se bajó de la presidencial y volverá a competir en la Capital Federal, donde la presidenta eligió al senador Daniel Filmus mirando las encuestas que lo muestran sobre todo bien posicionado en los barrios de clase media del centro geográfico de la ciudad, otrora bastiones radicales y socialistas. En este distrito, por ahora Solanas sería el tercero en discordia, aunque también en la semana lo alcanzaron las generales de la ley, ya que tuvo un cruce dialéctico de fondo con su compañero de fórmula, Jorge Selser sobre a quién apoyar en un eventual balotaje.

Dejando de lado el desmanejo en materia energética, también resultará muy complicado para el Gobierno encauzar la cuestión macroeconómica, con dificultades bastante serias en materia fiscal, de comercio exterior y de endeudamiento, que tienen su correlato en la fuga de capitales, hoy impulsada por la certeza de un nuevo gobierno kirchnerista y por la sensación que tienen muchos de que el modelo puede chavizarse.

Pegándole al populismo

En este último punto, hasta la propia presidenta ha comenzado a hablar de ‘poder popular‘, por más que hubo una notoria bajada de línea interna de evitar excesos hacia posturas radicalizadas que asusten a la clase media. Este pudo haber sido el sentido de haber invitado a Beatriz Sarlo al programa 6 7 8, aunque el tiro le salió a los impulsores decididamente por la culata, ya que si bien sirvió para levantar algo el magro rating que tiene el programa, la difusión que tuvo a través de las redes sociales fue inmensa, aunque en todos los casos para destacar la paliza que Sarlo le dio a la concertada troupe que se le opuso.

Tal como alguna vez dijo que ‘proceso‘ era el nombre que le daban los militares a algo ‘que yo siempre llamé dictadura‘, desde sus insospechadas posturas progresistas hoy Sarlo es una consecuente crítica del llamado ‘modelo‘, al que suele caracterizar como ‘populismo‘. En esta ocasión, antes de ser usada como símbolo de una pluralidad que hasta ahora nunca había expuesto el programa, la pensadora se encaramó en una dialéctica de pasmosa seguridad y así resistió los embates de un panel que se quedó casi mudo ante la preponderancia intelectual de la invitada, al tiempo que redujo a tiras desflecadas a todos los que le opusieron chicanas o argumentos débiles de toda debilidad.

Más allá del ‘Insolente‘ que le propinó al regulador de la radiodifusión, Gabriel Mariotto, o el ya popularizado ‘Conmigo no‘ que utilizó para frenar a Orlando Barone, lo que en el fondo Sarlo demostró con su intervención es que el programa oficialista abunda en los mismos tics que le critica a diario a la que llama la ‘corpo‘ periodística, es decir ‘recortes en los cuáles faltan las fuentes, en los cuáles se repiten siempre los mismos mensajes‘.

Esta historia de mirar la paja en el ojo ajeno sin advertir los problemas en el propio no ha sido tampoco diferente a la que la propia presidenta usó en la semana cuando habló del ‘pensamiento único‘ que pretendió ‘inculcarnos el mundo‘, contraponiéndolo a los logros de los nuevos paradigmas que ahora también aparecen como inmodificables y no criticables.

La Corte pide revisar al Anses

Sin embargo, las críticas profundas al ‘modelo‘ le llegaron al Gobierno desde un costado impensado, nada más ni nada menos que desde la Corte Suprema de Justicia que habló en la semana con una Resolución unánime de sus miembros que dice mucho más que lo que han expresado los jueces al exigirle a la Anses que le pase toda la ‘información relevante‘ referida, entre otros puntos, a reclamos administrativos de jubilados pendientes de resolución relacionados con el cálculo del haber inicial y con la movilidad de las jubilaciones y pensiones, cantidad de causas judiciales en trámite por ajuste y cantidad de sentencias firmes que ordenan el reajuste de los haberes que se encuentran pendientes de cumplimiento.

Ante el cacareo que habitualmente se hace desde el Gobierno sobre la fortaleza financiera de la Anses, lo más duro de responder por el organismo seguramente será cuántos fondos del Presupuesto serán destinados este año al pago de sentencias, la proporción sobre el total de erogaciones y la proyección de casos a liquidar. Si bien no se pregunta específicamente por el Fondo de Garantía, cuyo grueso hoy está dedicado a solventar al Tesoro, a los jueces no se le escapa que la Anses atiende primordialmente las necesidades gubernamentales, antes que la de los beneficiarios.

Además, esta verdadera auditoría apunta a determinar si hay plata o no hay plata, una cifra que la Anses nunca blanqueó, un número que los ministros del Alto Tribunal necesitan conocer para sustentar un fallo racional que termine con el padecimiento de los jubilados, debido a los incumplimientos del Estado.

Pero, además, lo que indirectamente sucederá es que la Corte terminará por desnudar la existencia de un pasivo oculto descomunal, que le quitará sustento a la teoría del tan promocionado ‘desendeudamiento‘.

En este contexto, tampoco ha jugado a favor de la imagen del Gobierno el episodio de Sergio Schoklender, administrador de las Madres de Plaza de Mayo en materia de construcciones sociales financiadas con fondos públicos, quien fue separado de su cargo y a quien se la han empezado a descubrir bienes que aparentemente no puede explicar. Pese a todas estas contrariedades, lo más nítido de la imagen de la mesa de pool, es que por estas horas el taco lo empuña Cristina Fernández y que es ella quien tiene la ventaja de arranque, porque domina el discurso, impone la agenda y porque decidirá cuándo va a dar el golpe inicial y sobre todo, con qué intensidad.

Los condimentos santafesinos son verdaderamente interesantes, ya que la ciudadanía habló a favor de la moderación y de los consensos, por lo que quienes ganaron la interna para gobernador deberán seducir primero a los votantes de los que perdieron en el mismo espacio.