Se llega al final con muchísimas chances, pero dominado por el apuro de festejar

La ansiedad es la que está “matando” a Unión

Kudelka armó un equipo que jugó bien, pero que ahora está desesperado porque todo se termine. La definición está a la vista: será el sábado, a las 19.

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Final y festejo. El árbitro recién determinó el final del partido y los jugadores de Unión se abrazan por un triunfo que era imprescindible y que costó mucho. Luego, San Juan también ganó, pero la ventaja a favor del tate para la última fecha es importante. Foto: Gentileza diario El Patagónico

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Comodoro Rivadavia)

Ni Unión ni este enviado llegaron a Santa Fe a la hora de escribirse estas líneas. Ya no importa demasiado. O sí. Pasará a formar parte del anecdotario. Mucho más si el fin de semana se define favorablemente esta historia que se ha convertido en una “carga” para Unión. Porque ésa es la impresión que se tiene. Que a este equipo le está pesando este final. No lo disfruta, casi lo padece. Tiene que seguir rindiendo materias cuando parecía estar a pleno para el doctorado. Unión hizo todo el “gasto” y cuando llegó el tiempo de disfrutar, empezó a sufrir el torneo. Todo lo contrario de lo que le pasó a Atlético de Rafaela. Y eso que en gran parte de la segunda rueda, se dio una lucha palmo a palmo por el primer puesto. Pero Rafaela festejó cinco fechas antes del final y tres partidos antes del cierre ya se aseguró el título de campeón. Sin embargo, Unión la viene remando y hasta el último partido deberá esperar para meter el último grito de desahogo de un festejo postergado, que se viene dando por etapas desde aquella notable victoria en Paraná, cuando parecía que el ascenso estaba consumado.

¿Cómo está el semblante en Unión? Uno supone que muy bien, están a un paso de la gloria, saben que pueden entrar en la historia y que dos de los tres resultados posibles (en su propio partido), lo depositarán en la máxima categoría. No se puede estar mal si el objetivo está a un pasito. Pero uno observa el fastidio generalizado. Un poco por culpas propias (haber dejado que disminuyera tanto una ventaja de 11 puntos que parecía indescontable) y también porque el rival juega y San Martín supo aprovechar la inestabilidad de Unión.

Justamente esa palabra -inestabilidad- es la que menos le debe gustar a Kudelka. El habló siempre de un torneo “cíclico”. Y en medio de esos desequilibrios, Unión y Rafaela siempre se destacaron sobre el resto. Tuvieron un “sprint” brillante en algún momento del torneo (Unión ganó siete partidos seguidos), pero fueron los únicos que entraron en el terreno de la regularidad hasta que Unión lo abandonó y empezó a poner en jaque, peligrosamente, el éxito final.

Se dicen muchas cosas en el ambiente del fútbol. Por ejemplo, que al poder sanjuanino le interesa mucho que San Martín juegue en Primera. Sobre todo por el estadio que se construyó y por el apoyo que, seguramente, se le debe brindar desde el gobierno a la institución que dirige Miadoski. Pero no todo es tráfico de influencias en el fútbol. No todo se puede conseguir con dinero o con el poder que le otorga un puesto trascendente. Es mejor que pelear solo y contra los molinos de viento. Pero así como se habla de San Martín de San Juan, también se podría mencionar al postergado fútbol cordobés o a clubes que tienen un importante asidero en los factores de poder, como puede ser Chacarita.

Es cierto que Unión jugó antes que San Martín y que los sanjuaninos iban a jugar con el resultado puesto. Pero San Martín tenía que ganar sí o sí. Y Garnero lo dijo en declaraciones al Diario de Cuyo: “Cuando terminó el partido, estábamos en la charla técnica y los ví un poco bajoneados a los muchachos. Pero enseguida les dije que nuestra única misión era la de ganar sin pensar en lo que haga o deje de hacer Unión”. Y es así. Pero la semana pasada, Unión tenía la chance de aumentar la ventaja porque jugó después de San Martín y los sanjuaninos habían empatado. Sin embargo, perdió ante Atlético de Rafaela y la diferencia se achicó. San Martín no le pudo meter presión a Unión la semana pasada; pero Unión pudo hacerlo anteayer, ganó y lo obligó a ganar porque se le terminaba todo. ¿Quién tuvo en los dos fines de semanas “las de ganar”?, Unión.

Esta historia, Unión la escribe como habitualmente lo hacen los equipos que ascienden. No aquellos equipos de Unión del ‘89 y el ‘96, porque esos terminaron jugando muy bien, más allá del sufrimiento final del equipo de Trullet la tarde-noche en la cancha de Instituto. Pero si uno observa de qué manera ascendieron Quilmes, All Boys y tantos otros equipos, se podrán observar que las ansiedades, los miedos, las urgencias, los fantasmas, el deseo de que todo termine cuánto antes y hasta la falta de tiempo para disfrutar, han sido los comunes denominadores. Más en un club urgido como Unión, con tantos años de frustraciones y con una hinchada que parece en carne viva por el deseo impostergable de festejar.

Este equipo de Kudelka perdió buena parte de los atributos que lo distinguieron en otros momentos vitales del torneo. En esos tiempos jugaba con la solvencia, la tranquilidad y la convicción de que eran los pasos que se debían dar para crecer como equipo. Hoy -mejor dicho, ya desde hace un tiempo-, Unión es un equipo que viene con el envión, que transmite ansiedades, que a veces acierta (gran partido en Rosario, por ejemplo), pero que se equivoca mucho más seguido que antes... La defensa no es la misma, en el medio se debate Vidal para suplir las carencias del resto y arriba le tomaron la vuelta a Unión. Esto no quiere decir que al equipo le falten variantes. Las tiene y de sobra. Pero el paso del torneo, el mayor conocimiento de los rivales y esos fantasmas que empezaron a rondar desde hace un tiempo por la avenida, se encargaron de bajarle los decibeles de jerarquía a este equipo. Falta poco. Es posible que en algunos días se dé vuelta definitivamente la página de la lucha y el sufrimiento, para que aparezca con todos los colores la tapa de la gloria.

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Muy complicado. En varios pasajes del partido en Comodoro Rivadavia, la CAI dominó el trámite, controló la pelota y colocó a Unión en una situación muy incómoda. Pero el equipo de Kudelka no se desesperó y luego llegó el gol salvador de Zárate. Foto: Gentileza diario El Patagónico

Escala en Santa Rosa

El plantel de Unión se entrenó ayer por la tarde en el Hotel La Campiña, ubicado en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, lugar al que llegaron ayer al mediodía y donde hicieron noche, antes de emprender la última parte del regreso a Santa Fe, distante 800 kilómetros de la capital pampeana.

Mañana, Unión se entrenará en La Tatenguita; el jueves lo hará en Casasol a puertas cerradas y al mediodía se llevará a cabo el contacto de Kudelka con la prensa. El viernes está previsto un nuevo entrenamiento matutino, también a puertas cerradas en Casasol.