Comunidad Económica Europea


Buscarán limitar a las calificadoras de riesgo

Hará cambios en la legislación para aumentar la competencia en el sector. Planean crear una calificadora europea que contrapese el poder de Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s

Buscarán limitar a las calificadoras de riesgo

Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo. Foto:EFE

De la Redacción de El Litoral

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EFE

La Comisión Europea (CE) no creará una agencia europea de calificación antes de 2012, sino que, de momento, propondrá cambios en la legislación de estas entidades para aumentar la competencia en el sector y limitar la excesiva dependencia de la industria financiera en sus calificaciones.

La CE se encuentra aún inmersa en un proceso de consultas antes de presentar sus propuestas de regulación de estas agencias “probablemente en octubre o noviembre”, informaron hoy fuentes comunitarias.

Esto significa que no habrá cambios en la normativa que rige las entidades de “rating” en Europa hasta, como mínimo, junio del año que viene.

La CE estudia varias alternativas para incrementar la competencia en el sector, actualmente dominado por tres grandes entidades estadounidenses: Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s.

Entre estas alternativas está la creación de una agencia europea de calificación, ya sea de carácter público o privado.

Mientras que el Parlamento Europeo se mostró el martes favorable a la creación de una agencia pública europea, hay otras instituciones, entre ellas el Banco Central Europeo (BCE), que se oponen.

Otra alternativa sería ayudar a la creación de una red de agencias más pequeñas paralela a las tres ya existentes.

Moody’s rebajó anteayer la calificación de la deuda portuguesa a la categoría de “bono basura”, lo que despertó las críticas de las instituciones europeas, entre ellas la CE, que consideró que la agencia basó su decisión en criterios “hipotéticos”.

Sin embargo, las mismas fuentes comunitarias aseguraron que el Ejecutivo europeo no prevé intervenir directamente en las decisiones de las agencias a la hora de establecer los “ratings”, sino que se limitaría a cambiar el marco legislativo y “el enfoque entero” con el que se evalúa el papel de estas empresas.

Modificaciones

Algunos cambios en el marco regulador ya se han introducido. Hasta este mes las agencias de calificación tenían que registrarse en los entes reguladores de cada estado de la Unión Europea (UE), que, sin embargo, siguen una misma normativa, aprobada a nivel comunitario.

Tal y como estaba previsto, a partir de ahora, las agencias deben registrarse en la Autoridad Europea de Mercados Financieros (ESMA, en inglés), que será la encargada de supervisar los criterios y métodos utilizados para otorgar calificaciones.

Entre los nuevos cambios previstos por la CE está “mejorar la metodología” usada por estas entidades a la hora de establecer los “ratings” y asegurar que la ESMA controla correctamente cómo llevan a cabo sus análisis.

Además, la CE podría proponer la suspensión temporal de las calificaciones para los títulos de deuda de un país cuando reciba ayuda exterior, como Grecia, Irlanda o Portugal, una medida que se encuentra aún en una primera fase de discusión. La CE cree que podría ser necesario que la normativa distinguiera los criterios para evaluar títulos privados de los criterios utilizados para los títulos de deuda soberana.

Además, actualmente algunos organismos comunitarios, como por ejemplo el BCE, deben basar obligatoriamente algunas de sus decisiones teniendo en cuenta los informes de estas agencias, algo a lo que la CE desea también poner fin.


España

En medio de la tormenta tras la rebaja del rating de Portugal por parte Moody’s, España consiguió hoy colocar en los mercados 3.000 millones de euros en bonos a tres y cinco años, si bien en este último caso tuvo que pagar los intereses más elevados desde 2002. La prima de riesgo de España vivió el miércoles su peor jornada en algo más de tres meses y subió hasta los 267 puntos por el efecto contagio de Portugal.

Salvataje del BCE

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, anunció hoy que la entidad monetaria aceptará como garantía para prestar dinero los títulos de deuda soberana de Portugal aunque no cumplan la calificación mínima de las agencias de medición de riesgo.

Además, advirtió de una desaceleración de la economía de la zona del euro en el segundo trimestre y dejó la puerta abierta a nuevas subidas de tasas este año.

En la rueda de prensa posterior a la sesión ordinaria del consejo de gobierno del banco emisor en Fráncfort, en la que se decidió aumentar en un cuarto de punto la tasa principal de interés en la zona euro, al 1,5 por ciento.

Los mercados esperan que hasta finales de año haya al menos una subida más. Trichet prefirió sin embargo no adelantar acontecimientos y se limitó a repetir, como hace tradicionalmente, que en el BCE “se hace siempre lo que se debe hacer para garantizar la estabilidad de precios a medio plazo”.

///OPINIÓN

Guerra abierta

Fernando Heller - DPA

“Será, irremediablemente, el ‘default’ de Grecia”, “la deuda lusa equivale al bono-basura” o “les bajaremos la calificación de AA+ a AA” son algunas de las advertencias, a modo de frase lapidaria o dictado, emitidas por las agencias de calificación crediticia, cuyo poder parece omnímodo.

Desde hace más de un año no hay nada más temido en la sede de la Comisión Europea que los boletines que emiten tres de las más poderosas agencias de calificación: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, la “troika” del rating mundial, como las calificó la radiotelevisión pública flamenca VRT.

Sus boletines, a modo de partes médicos, dan el tono, según su particular criterio, de cómo va el estado de salud de sus “pacientes” de la eurozona.

Por el momento, se aprecian dientes de sierra pronunciados hacia abajo por la “anemia grave” de solvencia en tres socios en período de rescate: Grecia, Portugal e Irlanda. Un pronóstico más que reservado para Atenas y aparentemente para Lisboa, mientras Dublín parece aguantar el tratamiento de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con su intrincado alfabeto, que pasa por conjugar de manera múltiple las tres principales letras del abecedario (A, B, C) a las que se agregan signos de suma y resta (+ /-), las agencias están más de actualidad que nunca.

Parecen ser ellas, mal que pese al comisario de Economía de los 27 socios de la UE, Olli Rehn, quienes llevan en muchas ocasiones la batuta de la situación para etiquetar a uno u otro socio de la eurozona, al igual que un galeno, como “enfermo leve”, “moderado” o “grave”.

El lunes pasado era Standard & Poor’s quien advertía: la propuesta del presidente francés, Nicolas Sarkozy, para la participación voluntaria de bancos y aseguradoras privados en el segundo rescate griego será considerada “default” (suspensión de pagos).

La propuesta lanzada por Sarkozy supone que bancos y aseguradoras tenedores de deuda griega reinviertan el 70 por ciento del dinero cuando esos préstamos lleguen a su vencimiento.

Por su parte, el 50 por ciento de esos capitales se pondrían en nuevos créditos a 30 años y el 20 por ciento restante en títulos de deuda cuyos intereses no se van cobrando a medida que se generan, sino al vencimiento.

Después de la advertencia de las calificadoras, que suena más a amenaza, ha sido el turno de Portugal, cuya deuda fue colocada este martes por Moody’s al nivel de “bono basura”, con lo cual se han desatado las especulaciones sobre un segundo rescate para Lisboa.

“En ausencia de nuevos eventos en torno a la economía lusa que pudieran justificar esa nueva postura (de Moody’s), la decisión tomada ayer (...) no aporta más claridad, sino justo lo contrario, añade un elemento especulativo a la situación”, subrayó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

No es la primera vez que la UE pone a las agencias de calificación bajo la lupa. Lo hizo, la primera vez, el año pasado, poco antes de que el bloque comunitario y el Fondo Monetario Internacional tuvieran que rescatar a Grecia con un salvavidas financiero de 110.000 millones de euros, el cual ha resultado ahora insuficiente.

“La Comisión Europea debería plantearse formular propuestas para reforzar la competencia en el mercado de la calificación del crédito”, comentaban la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente galo en una misiva enviada a Bruselas.

Es el eje franco-alemán quien capitanea la cruzada contra la “dictadura” de las agencias de rating. Desde hace más de un año París y Berlín llevan batallando para que se acote el poder excesivo que tienen esas agencias e incluso entre bastidores se ha llegado a hablar con crear una propia agencia común de la UE que asuma esas funciones.

Y es que para algunos, las agencias de calificación son -ni más ni menos- que la expresión de una de las metáforas más claras del capitalismo, como un gran gigante “Leviathan”, el personaje todopoderoso del libro del filósofo Thomas Hobbes (1588-1679), que se traga todo lo que encuentra a su paso.

Aunque la crisis de la eurozona empezó por una “trampa estadística”, cuando Atenas maquilló las cifras de déficit que enviaba a la oficina europea Eurostat, las agencias de calificación se cebaron con el país de inmediato, como el sabueso que no suelta a su presa en cuanto ve la oportunidad de dar una certera dentellada. La misma actitud hostil parece ahora extenderse a Lisboa, a falta de que alguien logre contener su poder.

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