Para apreciar

Las fuentes hoy (*)

Lidia Ferré de Peña

Tomar una lupa es prestar atención, pero,

¿prestar atención no es ya mirar con lupa?

La atención por sí misma es ya un vidrio de aumento.

Bachelard, Gastón - Poética del espacio

Aparte de las fuentes trasladadas, tergiversadas, vandalizadas, robadas en parte, abandonadas, citadas en nota anterior (El Litoral, 12/02/2010), la ciudad de Santa Fe posee otras fuentes que merecen ser señaladas. Aún pueden observarse y disfrutarse algunas antiguas, de especial belleza o de particular calidad material, ya sea conservadas o bien restauradas. Además, existen fuentes que podrían catalogarse como nuevas o modernas, de disímiles características formales y en algunos casos, variado simbolismo.

ANTIGUAS CONSERVADAS O RESTAURADAS

No es casual que algunas dignas de mención y en muy buen estado de conservación se encuentren dentro de edificios o adosadas a ellos, como lo son la del patio claustral del Colegio Jesuita de la Inmaculada Concepción, la del patio del antiguo Colegio Nacional Simón de Iriondo, hoy Escuela Media Nº 440, las alhambranescas de los patios de la Facultad de Derecho y las dos adosadas al muro frontal de la Escuela Normal General José de San Martín, restauradas por su asociación de ex alumnos. Con respecto a la primera citada, debe destacarse el contexto armónico en que se halla, con su muro posterior recubierto de hiedra, con la figura de Cristo presidiéndola, con los senderos que desde las galerías llevan a ella, con la vegetación circundante del jardín.

En cuanto a la segunda, si bien no se ha comprobado su funcionamiento, con leves deterioros propios de su antigüedad, conserva su revestimiento original de azulejos -con dominancia del color verde- que pueden señalarse como de inspiración talaverana. Sobre un fondo azulejado de motivos decorativos repetidos, se destaca la cabeza de un tritón cuya boca sirve de surtidor y que parece observar la leyenda, también en piezas esmaltadas, ubicada bajo ella: “Seamos como el agua”. Observaciones recientes muestran el interés del establecimiento educativo por su preservación, habiéndosela rodeado de una reja protectora. Si bien pueden cuestionarse algunos agregados (piezas de cerámica esmaltadas actuales), se observa el cuidado puesto en ella. Las de la Facultad de Derecho, con acequias que atraviesan -uniendo dos fuentes playas con sus respectivos surtidores- los patios rodeados de galerías, poseen un sobrio revestimiento de mármol que las destaca. En 2009 ambas fueron puestas en valor con distintos criterios.

Las bellas fuentes de la Escuela Normal, revestidas de decorativos azulejos talaveranos condicen con la alta calidad de todos los detalles estilísticos del conjunto edilicio, y hoy se encuentran protegidas por discretas rejas.

En cuanto a las antiguas ubicadas en espacios abiertos, merece un lugar destacado la fuente de la plaza Constituyentes, que centra la plataforma pergolada ubicada al este de la plaza (que se equilibra con la caja armónica ubicada al oeste), a la que se accede por tres escalinatas y que se completa con faroles de época y a veces con bancos. En el tiempo, agresiones quitaron encanto a toda la plaza, parte de la fuente fue sustraída (en 2004 según noticias de este diario) y luego repuesta. Hoy el conjunto de la plaza luce renovado pero la fuente en sí suele no estar en condiciones y recientemente ha sido nuevamente maltratada.

Las dos fuentes de la plaza Pueyrredón jerarquizan este espacio y en nota anterior se comentó el robo y posterior sustitución de una de las figuras ornamentales. Si bien en un momento su receptáculo recibió un tratamiento inadecuado, esto fue hace mucho subsanado.

Cabe mencionar también la ingenua fuente -que parece perdurar “por olvido”- ubicada en el patio sur del hospital Cullen, que conserva en su centro un montículo de piedras sobre el que se asienta una especie de edificio o castillo, que por sus características e inclusión de plásticos parece un agregado posterior. Se infiere que alguien intentó reponer algún remedo de edificio que seguía gustos de la época de ejecución, apelando a elementos que remiten a la miniaturización, a la imitación de materiales -que en artículo publicado en este diario se denominó afectuosamente “estilo tronco”- y a una imagen bucólica de cuento infantil europeo, que unidos remiten a elementos que Abraham Moles considera definidores de lo kitsch.

No puede dejar de señalarse aquí la fuente del Parque Garay (ya citada en artículo anterior) que pese a su cambio de función y a algunos adoquines agregados ha sido rescatada en gran medida durante el reciente acondicionamiento general del Parque.

Cabe recordar aquí las citadas en artículo anterior, que en distinto grado de abandono o cuidado, pueden hoy apreciarse: la del Jardín del Líbano, la de la plaza España, las de la plaza Colón, la de los Sapitos, la de los Niños Cazadores, la del Angelito en el Parque del Sur y la de la Cordialidad.

NUEVAS

Por otra parte se señalan fuentes más nuevas, a veces anodinas mezclas de cuestionables valores estéticos y precaria simbología como las de los mapas y escudos sobre azulejos de calidad de cocina o baño de la Plaza de Mayo, que últimamente se han erradicado, conjunto que se completaba con las más sobrias del lado norte con sus piezas principales de bronce, que se han puesto en valor durante el reciente arreglo general de la plaza.

En la Casa de Gobierno, con la recuperación de los patios llevada a cabo hace unos años, se ubicaron dos grandes fuentes playas de formas acordes con el estilo general del edificio, con escudos de Santa Fe en el fondo.

El Monumento al Docente -ganadora del concurso efectuado para su concreción- y ubicada al inicio norte del Parque Cívico del Sur, es asociable al concepto de estanque, pues el agua no discurre por su receptáculo inferior, ni aflora por surtidores, pero se cree conveniente señalarlo aquí por su afinidad con el tema y el valor simbólico que en placa referencial se le atribuye. Por constataciones recientes, debiera consignárselo como abandonado, por el estado de suciedad del agua, producto de la desidia de los paseantes.

Las cinco fuentes playas de los canteros centrales de la avenida Siete Jefes, reacondicionadas hace un tiempo y destacadas por vallas metálicas, casi se pierden entre el césped y no presentan mayores atractivos visuales o sonoros, limitados al único surtidor de cada una y a los reflectores que de noche suelen iluminarlas.

La llamada originariamente De las Dos Culturas -hoy De las Tres Culturas- con sus influencias posmodernas tardías inspiradas en la fuente de la Plaza de Italia en New Orleans, obra de Charles Moore y asociados, resulta grata al transeúnte y se integra discretamente al contexto histórico. Agredida en parte ha sido recientemente puesta en valor y vallada. Sin embargo, recientemente se la ha visto sin su elemento principal de atracción: el agua.

La fuente de la llamada “isleta” ubicada en la confluencia curva de la avenida 27 de Febrero y avenida Alem, con su polémica construcción brutalista de hormigón y su minimalismo formal, ha sido muy cuestionada por el común de la gente.

Otra fuente de formas contemporáneas es la que se encuentra en el inicio del Puente Carretero, junto a dependencias de información turística, que recuerda a las víctimas del atentado a la Amia.

Un espacio enriquecido recientemente con un austero y elevado surtidor en el centro de un receptáculo circular playo, es la esquina de San Jerónimo y Mariano Comas de la isleta allí ubicada.

MEZCLAS

En la plaza vulgarmente llamada del Teatro (Fragata Sarmiento), la fuente en la que se intentó reunir varias de las obras escultóricas que se encontraban en el entorno ha generado un foco de “amontonamiento casual” de piezas disímiles en los que el reiterado concepto de Moles se presenta ejemplificadoramente: la Nereida ornamental de fundición (la verdadera pieza propia de una fuente antigua: su surtidor), se une a obras de artistas locales de gran valía, Miroslav Bardonek y Wenceslao Sedlaceck y del cordobés Miguel Ángel Budini. Si a todo ello se agregan diferentes bustos, equipamiento y diversos objetos que se unen a la cartelería de los negocios del fondo, se ha generado un espacio abigarrado, visualmente polucionado, aunque prolijo.

En la Plaza del Soldado puede observarse la incorporación de una antigua figura femenina de metal fundido en un basamento de hormigón de “líneas modernas” propias del gusto imperante en la época de sustitución del antiguo Mercado Central por este espacio abierto.

Forzando las cosas, otra “mezcla” es la de los surtidores emplazados en el lago del familiarmente llamado Parque del Sur.

Muchas de estas fuentes hoy -con surtidores funcionando y luces nocturnas, a veces de cambiante color- jerarquizan los espacios en los que se ubican.

Seguramente escapa a esta reseña alguna fuente escondida, no detectada por esta autora.

Queda por último señalar que además de otras que ornaron la ciudad y las casas y gratificaron a los viandantes, a las visitas y a los propietarios y que seguramente han desaparecido, quedan por ahí fuentecitas modestas, de chalecitos de barrio, fuentes con cabezas de leones de fauces abiertas, algunas que parece que en algún tiempo funcionaron, otras que son mera ficción, algunas de cemento imitando troncos, y otras nuevas, calcos que imitan la suntuosidad de las antiguas. Sin duda otras han escapado de recorridos y de memorias y registros consultados, por lo que se agradecerá información sobre las perdidas o conservadas que no figuren en las dos notas publicadas.

(*) De la serie “Objetos mágicos


fotografías de la autora

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1 / Fuente sur de la Escuela Normal.

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2 / Fuente norte de la Escuela Normal.

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3 /Fuentecilla del hospital Cullen con su isla de cemento.

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4 /Fuente del antiguo Colegio Nacional, hoy Escuela Media Nº 440.

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5/Fuente de la plaza Constituyentes.

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Una de las fuentes de la Facultad de Derecho.

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7/ Fuente de los biguás, en la Plaza 25 de Mayo.