Repercusiones en el kirchnerismo

Rossi y Urribarri no sienten la elección de Macri como un riesgo

El candidato a gobernador por el PJ y el mandatario entrerriano compartieron un acto de campaña en esta ciudad. Consideraron que Daniel Filmus no debe bajarse de la segunda vuelta, y evitaron hacer “traslaciones automáticas” al escenario electoral presidencial.

De la redacción de El Litoral

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El candidato a gobernador de la provincia por el PJ y referente kirchnerista Agustín Rossi, dijo hoy que “bajo ningún punto de vista” Daniel Filmus debe bajarse del proceso electoral de Capital Federal, y no participar de la segunda vuelta.

“No corresponde que se baje -dijo Rossi en diálogo con El Litoral-. No corresponde porque hay que ser respetuosos de la ley, y en la ciudad de Buenos Aires ésta dice que para que no haya segunda vuelta hay que superar el cincuenta por ciento de los votos. Me parece que eso es lo que hay que hacer”.

Rossi participó esta mañana junto al mandatario entrerriano, Sergio Urribarri, de un acto de campaña organizado por la Fundación Centro, que preside el candidato a diputado nacional Oscar Martínez. En ese ámbito, opinó sobre los resultados electorales porteños, y relativizó el revés poniendo el ejemplo de lo sucedido días atrás en la elección a gobernador de Tierra del Fuego. “Con Fabiana Ríos también se especuló con que se tenía que bajar porque había una diferencia de muchos puntos, y sin embargo no hizo nada de eso y finalmente Ríos revirtió la situación y fue reelecta gobernadora”, planteó.

Respecto de si estos resultados alientan la posibilidad de una segunda vuelta también a nivel nacional tras las elecciones presidenciales del 23 de octubre, Rossi se negó a hacer “traslaciones automáticas” y lecturas lineales.

“Me parece que decir eso es muy apresurado. La verdad que la historia no indica eso. Cristina, en 2007, también había perdido la elección en Buenos Aires por una diferencia mayor y como candidata a presidenta sacó el 45% de los votos. Nada indica eso; tal es la debilidad de la oposición que el candidato que gana en la primera vuelta en Buenos Aires no tiene candidato a presidente. El candidato de Cristina sacó cerca del 30%, Binner tuvo uno que sacó el 10, Alfonsín tuvo una candidata que sacó el 2 y Carrió uno que sacó el tres por ciento, así que hacer traslaciones automáticas de las elecciones en los distritos no es conveniente”, expresó.

Otra vez

También Urribarri dio su punto de vista. “No digo que (el resultado) fue tan esperado, pero si uno compara lo que ocurrió en 2007 en Capital Federal podrá observar que nuestro partido mejoró su performance. No creo que ésta sea una derrota de la presidenta”, aseguró.

El gobernador entrerriano no quiso hacer demasiadas lecturas en virtud de que resta aún la instancia del balotaje, y al igual que Rossi, puso el ejemplo de Tierra del Fuego donde en la segunda vuelta se revirtió el resultado de la primera elección.

Urribarri tampoco adhirió a la tesis de que el escenario de Capital pueda trasladarse a los comicios presidenciales. “Yo tengo entendido que Mauricio Macri no representa a ninguna expresión que vaya a competir con la presidenta el 23 de octubre. Me parece que es una expresión que quiso presentar Macri como autónoma de Capital Federal pero no tiene nada que ver, a mi entender, con Alfonsín, Binner o cualquier otro candidato”, sentenció.

El mandatario, en otro orden, negó que su provincia haya sido beneficiada por la Nación durante los últimos años, a partir de su alineamiento con Cristina Fernández.

“No -dijo-. Es mérito de quienes gobernamos tener como tuvimos antes de asumir un banco de proyectos que buscó una reparación histórica en materia de infraestructura como merecía Entre Ríos, y llegamos a tiempo. Estoy seguro de que todas las provincias que lo hacen de esta manera tienen el respaldo y la respuesta de la Nación”, concluyó.

/// opinión

Rogelio Alaniz

Creo que está fuera de discusión la gravitación política de Mauricio Macri en Capital Federal. Para bien o para mal, en esta ciudad se ha consolidado un proyecto político de derecha o centro-derecha (lo mismo da) con una fuerte base popular y extendido a todos los barrios, desde los más ricos a los más pobres. Habrá que discutir la extensión de ese proyecto y los alcances de su liderazgo, pero en principio una derecha republicana y democrática no le viene mal a una Argentina que tiene serias dificultades para consolidar esos valores.

Sé que la palabra “derecha” es rechazada por diversos motivos por todo el arco político. Lo siento. Derecha e izquierda son categorías sociológicas que existen y está bien que existan porque siguen siendo valiosas categorías analíticas. Tal vez sea un signo de madurez política de la Argentina que, alguna vez, la derecha aprenda a decir su nombre, no para avergonzarse sino para enriquecer con su presencia la política y el poder. Asimismo, hay que decir que reducir la política a la dupla derecha-izquierda es empobrecerla. Todo análisis que pretenda ser serio debe incluir categorías como modernidad- tradición; democracia-autoritarismo; república- autocracia; populismo decisionista o republicanismo deliberativo.

Macri en ese sentido recupera diversas tradiciones políticas capitalinas que siempre fueron reacias al clásico discurso populista en sus versiones conservadoras o de izquierda. El voto porteño suele oscilar desde la izquierda a la derecha, pero lo que parece imponerse en todos los casos es el signo de la modernidad. El domingo los porteños lo votaron a Macri como en otros tiempos votaron a Chacho Alvarez, a Graciela Fernández Meijide o a Fernando de la Rúa. La constante en todos los casos fue el voto a opciones modernas, opciones que siempre fueron más importantes que los nombres de los dirigentes. La supuesta inconstancia no fue del electorado porteño, sino de dirigentes que no supieron estar a la altura de las circunstancias en ciudades donde lo que se evalúa no es la magia del carisma o los recursos del clientelismo.

En su momento el voto porteño fue calificado como de espaldas a la Argentina o encandilado por las ilusiones europeas. Hoy ese anacronismo teórico es insostenible por más que en su intimidad las principales espadas del populismo criollo sigan recurriendo a él para justificar sus fracasos. Lo que en términos prácticos contradice este prejuicio es el dato insoslayable de que el voto republicano y moderno es en general el que tiende a imponerse en todas los grandes centros urbanos de la Argentina, incluido Río Gallegos.

Ese voto es el que ahora gravita en Capital Federal. ¿Tiene razón Elisa Carrió cuando asegura que el setenta por ciento de los porteños se pronunciaron en contra de Cristina de Kirchner? Si y no. Yo no nacionalizaría este resultado sin tener en cuenta algunos matices. En principio, el candidato que ganó en Capital no tiene referentes nacionales directos. Tampoco es desatinada la hipótesis que postula que en un ciclo económico expansivo los ciudadanos tienden a apoyar al oficialismo, no importa del signo que sea. Ese apoyo no proviene de las virtudes ideológicas de un “proyecto” o un “relato” sino de las bondades “burguesas” del consumo.

De todos modos, está claro que si en el orden nacional hay un derrotado, ese derrotado es el kirchnerismo. Filmus podrá festejar y Aníbal Fernández decir sus habituales burradas, pero los números en estos casos son elocuentes. Y lo son para el peronismo porteño, pero en primer lugar para los jóvenes de “la Cámpora” que obtuvieron la mitad de los votos de Filmus. El dato merece mencionarse porque estos supuestos jóvenes idealistas -cuya exclusiva diferencia con los muchachos delarruístas es que han suplantado el sushi por el cordero patagónico- son los que la señora presidente privilegió a la hora de armar las listas electorales para octubre.

Por lo pronto, la presidente se ha mantenido alejada de sus candidatos, una estrategia que se funda en el principio de que toda victoria le pertenece pero toda derrota le es ajena. Como recurso táctico tal vez sea eficiente, pero no alcanza a disimular lo indisimulable: el kirchnerismo fue derrotado en una de las principales ciudades argentinas. Es muy probable que algo parecido le ocurra pronto en Santa y en Córdoba, con lo cual el “efecto luto” o el recurso publicitario de “Cristina ya ganó” empezará a relativizarse o a sincerarse.

La victoria de la Argentina moderna

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El mandatario entrerriano, Sergio Urribarri, con Agustín Rossi y Jorge Hoffman.

Foto: Amancio Alem

Campaña fría

Agustín Rossi sostuvo hoy que no tiene aún confirmación de que la presidenta Cristina Fernández llegue a la provincia para respaldar su candidatura. Dijo que por ahora, ello sigue siendo “una posibilidad”. De todos modos, adelantó la presencia de algunos funcionarios nacionales y gobernadores justicialistas, como Daniel Scioli. Manifestó que tiene expectativas, pero definió a la campaña como “extraña; muy intensa para las primarias pero después con el descenso de la temperatura también bajó la temperatura de la campaña”.