Crónica de una despedida

Crónica de una despedida

Ryan Gosling y Michelle Williams, en una escena de la película “Blue Valentine”, de Derek Cianfrance. Foto: Agencia EFE

Laura Osti

Derek Cianfrance es un director de cine independiente evidentemente influenciado por la filmografía de John Cassavetes, cuyo particular estilo para contar y expresar la intimidad se recrea en “Blue Valentine: una historia de amor”, la película del joven realizador estadounidense que relata la crisis terminal a la que se enfrenta una pareja.

Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) llevan algunos años viviendo juntos, tienen una pequeña hija y atraviesan la edad de los grandes desengaños: más de treinta, menos de cuarenta. ¿Quién que haya pasado ya esa década problemática no conoce esa sensación?

La historia que cuenta el film de Cianfrance tiene la particularidad de desnudar, poner en primer plano, las impresiones, los humores, las emociones y hasta, se puede decir, los olores que caracterizan a una convivencia gastada, no por grandes motivos, sino justamente por esas pequeñeces que van erosionando una relación día a día.

Comienza mostrando los signos evidentes de una disfunción en el hogar que conforma el matrimonio de Dean y Cindy más la pequeña Frankie, donde los roles aparecen invertidos: ella tiene empleo estable mientras él consigue trabajos temporarios y se encarga de cuidar a la niña.

Los pequeños detalles muestran a una Cindy agobiada por el estrés, una casa desordenada, un Dean casi siempre ebrio y una Frankie que debe pasar largas temporadas con su abuelo materno para eludir el clima de crispación de la pareja.

¿Suena conocido? Claro, Cianfrance no cuenta una historia extraordinaria, sino una historia común, típica, mediocre, si se quiere. Y apuesta todo al estilo, para expresar que justamente en esas vidas casi marginales, insignificantes, anidan las grandes verdades de la existencia.

Apela al quiebre temporal, reforzando las diferencias de manera que el pasado está filmado en 16 milímetros y el presente, cámara en mano, tomando planos fragmentados de los cuerpos y los rostros de los protagonistas, con movimientos bruscos, dando una idea de agobio, caos y opresión, y una violencia apenas contenida que parece va a estallar en cualquier momento.

De esta manera, se puede reconstruir el comienzo de la relación, cuando ambos jóvenes se conocen, por casualidad, en un geriátrico, donde ella visita a su abuela y él es un empleado de una empresa de mudanzas que acaba de trasladar a un anciano junto con sus pertenencias.

Ella forma parte de una familia constituida, con vínculos fuertes, pero caracterizada por el desamor y la tensión, es buena alumna en el colegio y quiere estudiar medicina. El, en cambio, es un joven sin familia, sin estudios, pero con una enorme sensibilidad.

Cuando Cindy queda embarazada, Dean se aferra, casi desesperadamente, a la gran oportunidad que se le ofrece de tener, por fin, una familia propia.

Con esa ilusión se casan. Al cabo de un tiempo, ella deberá conformarse con ser enfermera, mientras él se dedica a pintar casas y hacer trabajos a domicilio.

Los planes no salen como lo habían imaginado y el deterioro empieza a evidenciarse en riñas y tensiones, en donde Dean debe lidiar con el desdén y el rechazo sutiles de Cindy, y ella, con la desesperación autodestructiva de él.

Eso es todo lo que ocurre. Sólo que está mostrado de manera descarnada, aunque no impiadosa, con un trabajo notable de los actores protagónicos para crear unos personajes en los que todos podemos reconocernos.

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MUY BUENA

Blue Valentine: Una historia de amor

Blue Valentine, Estados Unidos/2010. Dirección: Derek Cianfrance. Guión: Derek Cianfrance, Cami Delavigne y Joey Curtis. Música: Grizzly Bear. Fotografía: Andrij Parekh. Elenco: Ryan Gosling y Michelle Williams. Duración: 112 minutos. Apta para mayores de 16 años. Se exhibe en el cine América.