Editorial

Fallo contra la prensa ecuatoriana

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pertenece al linaje de los mandatarios que consideran que los medios de comunicación son sus enemigos. Como Chávez en Venezuela, los Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua o los Kirchner en la Argentina, han desarrollado una teoría acerca del rol “golpista” de los medios de comunicación. La teoría, por supuesto, no es nueva y mucho menos original, pero a los efectos prácticos funciona como coartada para acosar a la prensa, amordazarla o precipitarla a la quiebra.

Estos gobiernos se valen de los recursos del Estado para cumplir con sus objetivos. Los recursos pueden ser económicos, policiales o judiciales, pero el fin es el mismo: que no haya prensa que controle al poder y denuncie sus desvaríos o atropellos. Los casos puntuales mencionados en América latina son diferentes. Cuba es una dictadura totalitaria rasgo que no incluye a países como Ecuador, Venezuela, Nicaragua o Argentina. Razones históricas, procesos sociales de carácter nacional explican esta diversidad. Lo que sí resulta evidente es que los avances del Estado sobre la sociedad civil para controlar la prensa, depende no tanto de las convicciones democráticas como de los límites que ponen los pueblos para defender sus libertades. En Ecuador el presidente Correa se valió de un juez cortesano para dictar una sentencia que, además de condenar a tres años de prisión a los editorialistas, le obliga al diario “El Universo” a pagar una multa de cuarenta millones de dólares, cifra que la empresa obviamente no puede pagar, motivo por el cual deberá cerrar sus puertas.

El fallo, dictado por el juez Juan Paredes, quien, dicho sea de paso, inmediatamente se jubiló, obedece a una querella presentada por Correa contra “El Universo” por haber publicado una nota editorial en septiembre del año pasado referida a los acontecimientos borrascosos provocados como consecuencia de una huelga policial que -según se dijo- en algún momento intentó retener como rehén al presidente por algunas horas.

La nota firmada por el editorialista Emilio Palacio es controvertida como toda nota de opinión, pero en principio no atenta contra las libertades y el orden constitucional. Pero incluso, si así fuera, no se entiende por qué el juez condena al diario “El Universo” a pagar una multa desorbitada de cuarenta millones de dólares, la cifra que exige el presidente Correa para considerarse satisfecho.

Correa desde hace tiempo mantiene con la prensa un conflicto que no es muy diferente al que la señora Kirchner alienta en la Argentina contra los medios de comunicación, los periodistas y en defensa del llamado periodismo militante, es decir, el periodismo cortesano financiado con los recursos públicos. Fiel a sus prejuicios, Correa ha impulsado leyes destinadas a controlar y, de ser posible, amordazar la prensa crítica. En el caso que nos ocupa, su decisión es una de las más audaces y temibles. Ahora a los diarios no se los clausura con un bando militar o un decreto presidencial, sino a través de los fallos judiciales de una justicia amañada y dócil.