¿Qué hay de nuevo en mi suelo?

Excelentes rindes, de norte a sur

CAMPO_P7.JPG

Al pie. tanto en el norte como en el sur, asombraron los rindes alcanzados. Los organizadores planean profundizar el evento.

Foto:Gentileza

Gracias al concurso de Nidera, dos escuelas agrotécnicas del norte y el sur del país se animaron a realizar ensayos de maíz en zonas no tradicionales, y los resultados fueron excelentes.

 

El balance es positivo desde todo punto de vista. El concurso para escuelas agrotécnicas “¿Qué hay de nuevo en mi suelo?” que ya había mostrado ser exitoso al reunir a más de 500 chicos de todo el país en torno a la sustentabilidad y la protección del suelo- resultó ser una muestra cabal de que las tecnologías de última generación permiten extender las fronteras agropecuarias.

Tanto la escuela agrotécnica provincial Nº2, de San Francisco de Laishi, Formosa, como el colegio agrotécnico Nº 733 Benito Owen, de Bryn Gwyn, Gaiman, Chubut, lograron demostrar con sus ensayos de fertilización en el cultivo de maíz que se puede, ante la sorpresa de todos.

La localidad de Misión San Francisco de Laishi está situada en el sudeste formoseño, a 70 kilómetros de la capital provincial. Tradicionalmente algodonera, la zona se reconvirtió a la ganadería a partir de la pérdida de rentabilidad del cultivo. Carlos Montes, ingeniero agrónomo de la escuela y director técnico del equipo de alumnos, describió que “acá, el maíz se consume como choclo o harina, y desde hace poco algunas empresas comenzaron a producir con mucha tecnología para la exportación. Nosotros queremos desarrollar una tecnología para abastecer a la región con maíz para ganado, porque estamos en una zona pobre”.

Diferencia notorias

Montes explicó que la humedad no es problema en la región, ya que en promedio se producen 1200 mm de lluvias por campaña, con una tasa de evapotranspiración de 1100 mm que deja siempre un resto en el suelo. El problema principal, sin embargo, es el suelo, deficitario en nutrientes (tan sólo 1,3% de materia orgánica, carencias de fósforo y nitrógeno). “Por esta razón, cuando aplicamos 124 kilos de nitrógeno hicimos mucha diferencia. Hasta 101 kilos teníamos 14 hileras con 35 o 40 granos por hilera, y en la de 124 kilos estábamos por encima de los 45 granos. Ahí se notó la diferencia de fertilización”.

Aprovechando la disponibilidad de semilla también realizaron pruebas de densidades con 3, 4 y 5,5 plantas por metro lineal. La diferencia fue notoria: “Varió la altura y el grosor de la planta, y con una densidad de 3 plantas las espigas estaban más desarrolladas. Estimativamente, creo que con 4 plantas por metro y una fertilización de cien kilos se puede lograr un muy buen rendimiento”.

A partir del ensayo, la escuela recibió numerosas consultas: “El híbrido que nos proveyeron fue excelente para la zona. La parcela está a la vera de la ruta, y los productores paraban y repetían que en muchos años no habían visto un cultivo tan lindo. Las cosas que salen bien hay que comentarlas, y esto es real”, concluyó el director técnico.

Maíz con riego

En el otro extremo, en el valle inferior del Río Chubut, en Bryn Gwyn, el colegio agrotécnico Nº 733 ya había revolucionado la zona hace dos años, cuando solicitó a Nidera sumarse a la experiencia de aprendizaje que propone el concurso para, entonces, realizar el ensayo con el cultivo de soja. Pero esta vez, volvieron a sumarse al desafío para experimentar con maíz.

En la zona se cultivan unas 20 mil hectáreas de frutihorticultura bajo riego y crece el engorde de ovinos y la terminación de terneros provenientes de los valles cordilleranos. El principal alimento es la alfalfa, pero, desde el año ‘94 o ‘95 se viene incorporando lentamente el maíz, que se utiliza para los animales en invierno, cuando la temperatura promedio es de 3º bajo cero.

“Nuestro ensayo dio entre 12 y 13 toneladas de maíz en su pico máximo, frente a 5 o 6 en el testigo. Por otra parte, los resultados son sumamente superiores al promedio zonal -de 25 mil kilos de materia verde por hectárea- ya que obtuvimos 32 mil de materia verde y 13 mil de materia seca”, contó Héctor Cúneo, director técnico del equipo de estudiantes que hizo el ensayo.

Con antelación, habían realizado un tratamiento para el control de malezas que alcanzó hasta la cosecha, ya que la densidad no dejaba llegar luz al piso. Cúneo explicó que “El ensayo fue sencillo, en gran parte por el excelente resultado que dio la semilla. Estamos muy satisfechos, porque para alimentar el lote de 50 ovejas, de 40 kilos cada una, precisamos 1,2 kilos por día, entre silo y forraje. Todo lo que producimos en las 17 hectáreas de la escuela se destina al comedor escolar, donde los chicos pagan sólo $3,50 por día por desayuno y almuerzo, y a las ventas que permiten sostener los insumos escolares”.


Lo bancan

El concurso cuenta con el auspicio de la Federación de Institutos Agrotécnicos Privados de la República Argentina (FEDIAP), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), Clarín Rural y La Nación Campo. Para inscribirse, hay que ingresar a www.qhdn.com.ar.