Ana Galmarini

“Quiero que la voz de las mujeres del campo se oiga en el Congreso”

Como parte de Mujeres en Lucha, combatió los remates de campos desde los ‘90. Hoy, en otro contexto, dice que los pequeños y medianos productores rurales siguen siendo los perjudicados. Es candidata a diputada nacional santafesina por Proyecto Sur.

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En la lista de Proyecto Sur, Galmarini propicia leyes contra la extranjerización de la tierra, para favorecer el arraigo rural y una reforma impositiva.

Foto: Guillermo Di Salvatore

De la redacción de El Litoral

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—¿Con qué expectativas llega a estas elecciones?

—Ésta ha sido una campaña muy corta, pero hemos salido fortalecidos con las elecciones provinciales, porque nuestro candidato a diputado provincial Carlos del Frade sacó más de 60 mil votos. Hay un conjunto de jóvenes que se están moviendo alrededor de Proyecto Sur, que ven en esta fuerza algo que puede llenar un poco sus proyectos de vida y que no encuentran en los otros partidos. Esta nueva elección para nosotros también es un desafío, porque con esa ley tramposa de las primarias debemos alcanzar el piso del 1,5 % para pasar a las generales; una exigencia pensada para que siga existiendo el bipartidismo y no tengan cabida los movimientos emergentes o los partidos chicos. De modo que queremos que Del Frade esté en la Legislatura santafesina, quisiera que la voz de las mujeres del campo esté en el Congreso Nacional y estamos con Proyecto Sur porque entendemos que es la única fuerza que levanta un programa nacional, popular, social y también antiimperialista.

—¿Cuál es la propuesta para los santafesinos desde ese sector?

—Nosotros hablamos de la investigación de la deuda externa, la recuperación de los recursos energéticos, la defensa de la soberanía nacional. Desde Mujeres en Lucha, antes de hacer esta alianza hemos discutido con Pino Solanas un programa sobre el tema del campo, con leyes contra la extranjerización de la tierra, contra la concentración, plan arraigo. O sea que proyectos sobran, el problema es que se traten. Y estuvimos de acuerdo en participar porque cada una de las fuerzas que componen Proyecto Sur representa a muchos movimientos sociales. Entonces, nos sentimos representadas. Hemos reagrupado las fuerzas que han venido luchando y vamos a dar batalla en lo electoral, como un puesto más de lucha.

—¿Y cómo ve al sector rural en este momento?

—Cada vez queda menos gente viviendo en la zona rural. Hay menos productores medianos y pequeños. El campo se ha transformado en un mar verde de soja, una gran concentración de la tierra. Si en los ‘90 salíamos a parar los remates de campos y los productores desaparecían porque no teníamos rentabilidad, ahora lo hacen porque la rentabilidad es mucha y se concentra en manos de los más grandes.

El primer remate que paramos en Santa Fe fue de un campo en Lanteri, en una verdadera pueblada. Detrás de ese, había otros 150 remates previstos por el Banco de la provincia, que todavía era estatal. Y el gobernador Reutemann sacó un decreto parándolos; fue más inteligente que Cristina y trató de no ponerse el campo en contra.

Ahora es otro momento. El campo tiene rentabilidad, súper cosechas, súper precios. Todo como parte de un gran polo sojero, que es lo que consagraron los Kirchner, aunque digan que combaten al “yuyito”. Si producimos trigo no lo podemos vender porque nos cierran las exportaciones, hacemos maíz y no lo podemos vender, queremos poner chanchos y nos abren la importación de Brasil. O sea que es un discurso muy mentiroso. Porque dicen “¿de qué se queja el campo ahora”?. Pero si en la época de Menem desaparecieron 105 mil pequeños y medianos productores, en los últimos años dejaron la actividad 60 mil. Entonces, hay un problema estructural. Como dice la Federación Agraria, es una agricultura sin agricultores.

—¿Cuál es la propuesta frente a eso?

—Una ley contra la extranjerización de la tierra; ya hay 20 millones de hectáreas en manos extranjeras. Una ley de arraigo rural, que garantice a la juventud agraria que pueda quedarse en sus campos, con crédito y asistencia. Segmentación de las retenciones, hasta que haya una reforma impositiva para que pague más el que más tiene. Más intervención del Estado para fomentar la colonización y regular la actividad, como se hizo en otra época. Y pelear para que la Nación envíe los fondos que corresponden por coparticipación.

En lo personal, me costó mucho decidirme a dar este paso, pero comprendí que es una continuación de la lucha que venimos dando. Vamos a seguir peleando para que haya un millón de chacras y no veinte o treinta grandes propietarios. Es una lucha que va a seguir, y para que el Congreso vote las leyes necesarias, la gente se tiene que movilizar. Es la única manera.