¿Segunda cita con Rama?

Brujo.jpg

Ilustración: Rubén Lamagni.

Zoravar Paylagian

Cuando en 1972 Arthur Clarke publicó Rendez-vous with Rama (Cita con Rama), se dijo que era la mejor novela de ciencia ficción escrita hasta entonces. En 2011, con la aparición del C/2010 X1, algunos se preguntan si no fue anticipatoria.

El 10 de diciembre de 2010 el cometa Elenin (C/2010 X1) se encontraba a 647 millones de kilómetros de la Tierra. El pasado 4 de mayo a 274 millones. El 16 de octubre debería llegar al punto más cercano, 35 millones de kilómetros, según cálculos de la NASA, que rutinariamente venía corrigiendo los datos sobre su órbita y tamaño, algo explicable porque el cometa es hiperbólico, es decir que proviene del espacio extraplanetario, de la galaxia profunda, y lo hace por primera vez en la historia conocida del planeta.

Pero repentinamente se apagó la luz. La NASA dejó de publicar en su página Web la trayectoria del visitante. Tras el apagón informativo, Elenin se transformó en motivo de especulación para astrónomos aficionados, milenaristas (después de todo, 11 años del nuevo milenio es nada, medido en tiempos astronómicos), astrólogos, esotéricos y charlatanes de feria.

Y aunque parezcan ímprobas, existen razones. Una de ellas arguye que las últimas fotos conocidas del C/2010 X1, no muestran “un punto” de luz (proveniente del cometa), sino varios puntos, lo que estaría indicando que otros objetos acompañan a Elenin. Una imagen interesante está en YouTube (http://www.youtube.com/embed/XOL7gOcVyNk)

Entre esos objetos distintos al cometa en sí mismo, se especula, se encontraría Nibiru, el planeta invisible negado por la ciencia, llamado así por los babilonios. Según Zecharia Sitchin, en sumerio, Nibiru significa “lugar que cruza” o “lugar de transición”.

Sergio Toscano, director del Observatorio Astronómico “Padre Adolfo Kolping”, en la provincia de Misiones, Argentina, comentó hace algunas semanas: “Los cometas tienen un movimiento orbital que nunca puede variar. Se acelera un poco más a medida que se acerca al sol por la gravedad solar, pero este seudo cometa cambia de rumbo como si nada. Por eso la NASA retiró de su página lo que tiene que ver con Elenin, porque se dieron cuenta de que no es un objeto que viene solo, lo hace acompañado; hablan de un cluster (cúmulo globular). Toscano ve, (o cree ver) vectores inteligentes que son naves extraterrestres.

Los mayas

Hábiles para los cálculos matemáticos, un conocimiento que, algunos sospechan, les fue transmitido por una civilización anterior presumiblemente no terrícola (igual que a los sumerios), el pueblo maya desarrolló un conteo del tiempo humano que comienza en una fecha correspondiente al 11 de agosto de 3.114 a. C.

Se conoce como Calendario Largo, para diferenciarlo del Calendario Sagrado (250 días) y el Calendario Civil de 365 días. En el sistema de cuenta larga, encontrado en monumentos de Quiriguá (Guatemala) y Coba (sur de México), la fecha de conclusión de la presente era cosmogónica correspondería al 21 de diciembre de 2012.

Los escatológicos dan como cierta tal fecha para el fin de mundo. Pero nada en los cálculos mayas refiere a una hecatombe terminal, sino más bien a la conclusión de un ciclo de 5.125 años, concepto similar al “lugar de transición” de los sumerios. Puede que los mayas no se atrevieran a difundir una verdad revelada, o no pudieran calcular qué es lo que sucedería después de esa fecha.

El pensamiento científico descartó de plano las interpretaciones surgidas de los números mayas, cooptados por tautologías religiosas y predicadores por centavos, que incluyen entre sus predicciones el fin del mundo en 2012. De todas formas, en agosto de 2011, la Academia mantiene un silencio prudente ante la incógnita de Elenin, no por el fin de mundo, sino por el real impacto que pueda tener.

Nada es comprobable y el esoterismo hace su agosto, recordando que habría existido “Un libro perdido de Nostradamus”, profético judío francés (1503-1566), en el que anticipa que en el año 2012 se produciría un gran cataclismo que acabaría con la humanidad, precisamente el 21 de diciembre, fecha coincidente con el día y año que el Calendario Maya señala como final de un ciclo.

Si de agregar dudas se trata, un dato desconcertante es el video de la NASA, dirigido a sus empleados en junio de 2011 y subido a YouTube, donde el organismo los insta a tomar recaudos ante una eventual catástrofe. ¿Cuántos empleados de la NASA viven en zonas de riesgo (terremotos, tsunamis) que ameriten esta advertencia global? (http://www.youtube.com/watch?v=EDSfmvha 9Ow&feature)

Los números

Más allá de los oráculos, las profecías y la neurosis apocalíptica que plaga Internet, las matemáticas indican que Elenin no se aproximará “peligrosamente” a la Tierra. Mucho más cercano estuvo el cometa Hyakutake, que pasó a 15 millones de kilómetros en 1996, menos de la mitad que el C/2010 X1.

Pero también es cierto que el Hyakutake tiene unos 2 kilómetros de diámetro en tanto Elenin tendría entre 4 y 8, según las primeras estimaciones “oficiales” de 2010, cuando el cometa estaba a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra. Históricamente, el más grande medido fue el 1036GANYMED, con 41 kilómetros, seguido en la tabla por 433EROS con 23 kilómetros.

Cuando la distancia del Elenin se acorta a unos 100 millones de kilómetros, el cálculo “no oficial” de los astrónomos aficionados, acuciados por el silencio informativo de la NASA, comenzó a multiplicar por 30 o más la magnitud de masa anunciada de lo que llaman “seudo cometa”, con lo que éste podría tener entre 150 y 200 kilómetros de diámetro. Con tal medida, de comprobarse, no es un cometa sino que puede tratarse de algo mayor.

Cualquier interesado en cuestiones astronómicas sabe que un cuerpo espacial que mida entre 20 y 40 kilómetros de diámetro e impacte sobre la Tierra, provocaría una catástrofe. Esas eran las magnitudes aproximadas de la sucesión de impactos (al menos 3) que terminaron con los dinosaurios.

La coyuntura

Hasta donde hoy se sabe, Elenin no tiene ninguna posibilidad de impactar contra la Tierra, a menos que siga variando radicalmente su trayectoria y masa, a medida que se aproxime. Pero la incógnita en curso es hasta dónde un cuerpo extraplanetario de tales dimensiones, si son exactas, podrían influir sobre la vida humana en la Tierra, más allá de especulaciones acerca de que viene acompañado de objetos “inteligentes”, que por definición sí influirían.

Exceptuando la hipótesis de inteligencias no terrícolas, quedan en pie fenómenos naturales (que los aficionados relacionan con el acercamiento de Elenin), como el movimiento de placas tectónicas (terremotos de Chile y Japón), y la actividad solar, que en 2012 será la más intensa de la que se tenga registro, según la NASA. En 2011 ya comenzaron las llamaradas solares que intrigan a los astrofísicos.

La actividad solar no puede ser influida por la proximidad de Elenin en sí misma, pero el conjunto de factores lleva a algunos a creer que son indicios del final (o principio) de alguna clase de ciclo. En ese remezón, el acercamiento de C/2010 X1, dependiendo de su real masa, podría incluir la posibilidad de un cambio de los polos magnéticos de la Tierra.

En medio de la turbulencia informativa (campo de batalla disputado entre astrónomos consolidados y aficionados), la buena noticia es que la NASA anunció que a partir del 15 de agosto de 2011 retomará, con uno de sus telescopios satelitales de alta definición, el seguimiento hora a hora de las ocurrencias de Elenin.