Lengua viva
Lengua viva
La lengua, la más minimizada
Evangelina Simón de Poggia
Seguramente, no hay materia más vituperada por los alumnos que la lengua. Es hora de que los docentes se pregunten ¿Por qué? Los educandos de todos los niveles evidencian su incomprensión y desinterés por ella, sin darse cuenta de que gracias a su lengua formalizan su propia disconformidad. Sus comentarios más escuchados son: no la entiendo, no me gusta, no sé para que está, no sé por qué tengo que estudiarla, es aburrida, etc., etc. Tal vez, los docentes no tengan que esperar a que les guste, tal vez tengan que plantearla desde otra visión: su “funcionalidad”.
Cuando el docente logre hacer entender a los educandos que: la lógica , la abstracción y el razonamiento que atraviesa a la matemática son similares a las instancias que atraviesan los procesos cognitivos abstractivos de la lengua; que el hábito de pensar , razonar y operar con la mente es fundamental para encarar la vida, su mundo intelectual y la interacción con el otro en pro de su crecimiento; que el desconocimiento de la constitución de la lengua y las normas que la rigen les puede llevar a la marginación futura desde lo social; que nadie va a conceder posibilidades laborales al que no se exprese correcta y coherentemente, tenga errores ortográficos y sea incapaz de captar, en ese mundo, lo que ,en realidad, le está comunicando el otro; que la lengua es fuente de ingreso del conocimiento y su exteriorización; que una palabra puede construir y expresar los sentimientos más inefables como puede destruirlos y esto es una decisión de vida; en definitiva, si el docente no logra despertar el placer del conocimiento del principal instrumento con el que cuentan para construirse intelectualmente, emocionalmente, como seres socio-culturales y como personas, quizás deba tomar otro posicionamiento desde el que les permita ver su necesidad para su inserción en su propio universo; recurrir al juego de las posibilidades para un accionar positivo en contraposición con el negativo; que gocen de los logros que pueden obtener desde el uso dinámico y apropiado de la lengua y observen los fracasos a los que les puede llevar su desconocimiento; que puedan jugar al reconocimiento del engaño en el que pueden caer al pisar la trampa tramada a partir del uso particularmente dirigido a ese fin, con intenciones marcadas , pero manejadas sutilmente a través de estrategias discursivas muy bien estructuradas por parte del que habla y cuya obligación de descubrir esas intenciones queda a cargo del destinatario, es decir,de ellos.
Que, finalmente, comprendan cuántas instancias de vida quedan planteadas positiva o negativamente gracias al manejo de esa área de conocimiento que tanto minimizan. Que su mundo se achicará o enriquecerá según visualicen y proyecten ese don que Dios les dio: el lenguaje .