Una historia con trasfondo prostibulario

Juan Kulak pide por sus dos hijos desaparecidos con su compañera

Puede decirse que tres chicos santafesinos de 9, 5 y 3 años de edad se encuentran en situación de riesgo aunque junto a su madre y, presuntamente, un proxeneta.

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Juan Kulak, quien tomó prudente distancia de su casa del barrio Santo Domingo después de las amenazas recibidas y otras señales de peligro, dice que sólo quiere que sus hijos no sean rehenes de nadie.

Foto: Danilo Chiapello

José Luis Pagés

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Juan Antonio Kulak (30), quien por razones de seguridad abandonó la casa que compartía con Andrea Soledad Beltrame (27), quiere saber que fue de sus hijos Juan Alexander (5) y Shirley (3). Ambos desaparecieron junto a su madre que partió una noche en compañía de un proxeneta.

“Los chicos están bien -dijo Juan esta mañana-, pero hablé con ellos y con “Sole” por el mismo teléfono que un hombre usó para decirme que me iba a matar si no dejo de joder. Pero yo quiero saber qué pasa con los chicos, eso es lo que importa, porque ella puede hacer con su vida lo que quiera. Yo no la voy a molestar”.

Kulak decidió dejar la casa de calle Pavón al 6300 porque algunos hombres desconocidos anduvieron por el vecindario con autos y motos preguntando por él. Posiblemente uno de ellos sea el mismo que se llevó a su familia mientras él velaba a un hermano de su mismo nombre y apellido, quien a principios de mes se quitó la vida en la localidad riojana de Chilecito.

Historia trágica

Pero Kulak no denunció la extraña desaparición de la mayor de las hijas de “Sole”, Brisa (9), porque ella no es su hija sino de un viejo policía, -Gregorio Suarez-, trágicamente desaparecido en septiembre de 2002 en el marco de un episodio criminal que reflejó este diario y que tuvo a “Sole” como principal protagonista.

Se dijo entonces que Andrea Soledad -en ese entonces- “Beltrán”, había resistido fieramente para retener a la pequeña Brisa, quien entonces era un bebé de pecho. Suarez pretendía -se dijo también- llevar a “Sole” de paseo, más precisamente al Certamen Argentino de Doma y Folklore, pero no tuvo más respuesta que seis disparos certeros.

Brisa concurrió a la escuela Zapata Gollan hasta el mes de marzo cuando “Sole” pidió su pase para otro establecimiento ubicado al norte de la planta urbana, sin embargo a esa segunda escuela nunca fue. En realidad, la madre se fue con ella y regresó sola diciendo a sus vecinos que la había dejado con sus familiares en la ciudad de Córdoba.

Ahora se dice que “Sole” pidió ese pase porque comenzó a sentirse vigilada cuando alguien -presuntamente un asistente social-, le preguntó por el origen de ciertas quemaduras y otras lesiones que presentaba la nena en sus manos y otras partes del cuerpo.

¿Dónde está Brisa?

También es un dato nuevo que “Sole” no tiene más familia que una hermana y su madre, las que viven en uno de los barrios que se edificaron para los damnificados por la inundación del 2001. Por otra parte es imposible imaginar que se acercara con la nena a la familia paterna ya que por razones obvias allí no la quieren bien.

Cuando la muerte violenta del ex policía Suarez, un hombre que tenía 47 años de edad, se dijo que ella, de 18, tenía la intención de dedicarse tiempo completo al cuidado de la pequeña Brisa, pero entonces urgía su regreso al ambiente.

No solo como un dato extravagante sino como marcas o señales visibles para facilitar su identificación -ya que de sus hijos nadie ofrece una sola fotografía-, podemos recordar que una estampa de San La Muerte cubre toda la espalda de “Sole” quien además luce en el cuello, brazos y piernas, imágenes de lechuzas, vampiros, alacranes y tigres.

Por su parte la pequeña Brisa ya muestra tatuajes en su cuerpo, un corazón en su brazo derecho, por ejemplo. La inclinación del grupo por la cultura “dark” es evidente en el propio Juan Kulak quien adorna su frente con un número inquietante, el 666 y hasta la pared de la casa, de un extremo al otro, exhibe otra imagen de San La Muerte.

Las actuaciones sumarias se instruyen en sede policial, más precisamente en la Subcomisaría 12a. del barrio Los Troncos, vecindario del cual partieron Juan y “Sole” para habitar una casita en el pobre y apartado barrio de Santo Domingo.

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