Opinión

Radicales y socialistas, ¿hasta dónde quieren llegar?

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Griselda Tessio - Hermes Binner

Fotos: Archivo/El Litoral

José Curiotto

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Es probable que ellos sepan lo que hacen. De hecho, por algo son políticos. Algún mérito, conocimiento y experiencia deben tener como para haber llegado a ocupar lugares relevantes gracias al voto de la gente.

Es posible que socialistas y radicales santafesinos hayan calculado que cierto rédito pueden lograr a través de estas riñas mediáticas que los mantienen ocupados desde hace demasiado tiempo. Cuando Hermes Binner dijo que el siglo XXI es el siglo del socialismo, porque los demás partidos son del siglo pasado; apenas comenzó a hilvanar un nuevo capítulo en este enfrentamiento largo y cada vez menos disimulado dentro del Frente Progresista Cívico y Social.

Si hubiese sido el primer encontronazo, los radicales no habrían reaccionado de la manera en que lo están haciendo. Hay, sin dudas, cuentas pendientes, recelos y desconfianzas previas entre unos y otros.

Sobran hipótesis sobre las razones que mueven a socialistas y radicales a protagonizar estos enfrentamientos públicos.

Por el lado de Binner, se supone que apunta a remarcar las diferencias con sus socios porque en el plano nacional intentará atraer parte de los votos logrados por Ricardo Alfonsín. Según algunas encuestas -cuya veracidad habrá que poner siempre en un plano de saludable duda-, el candidato socialista estaría obteniendo ahora el segundo lugar con el 16 % de los votos del país.

Binner se sabe el hombre fuerte de la provincia y está entusiasmado por el futuro mediato de su partido. En este contexto, no está dispuesto a aceptar condicionamientos de sus socios en Santa Fe. El dirigente equilibrado y de palabras medidas, parece transformarse cada vez que está en campaña. No duda en mostrar sus garras. Una estrategia arriesgada que, hasta ahora, le dio buenos resultados.

Las conjeturas por el lado de los radicales son otras. Se sabe que durante los cuatro años de gobierno de Binner, el socialismo no les otorgó la participación que ellos esperaban. Y en el radicalismo no quieren repetir esa experiencia, sobre todo porque son conscientes de que el gobierno de Antonio Bonfatti será formalmente débil ante un peronismo que controlará ambas Cámaras legislativas.

“Nosotros creemos que esta declaración no es justa con el radicalismo, que es el partido que más intendencias y comunas tiene”, remarcó la vicegobernadora Griselda Tessio, quien hundió un poco más el estilete y lanzó una frase de advertencia: “Nosotros reconocemos el liderazgo de Binner en Santa Fe y dentro del Frente Progresista. Pero Bonfatti no es Binner. Él va a tener que llamarnos y hacer acuerdos. Sin el radicalismo no va a ser fácil gobernar esta provincia”.

Es probable que unos y otros sepan lo que están haciendo. Sin embargo, deberán ser conscientes de que caminan por una cornisa porque tanta riña mediática agota.

La estrategia de desgastar al socio político puede ser útil en un momento determinado y ante situaciones puntuales, pero también puede transformarse en la mejor forma de garantizar el desgaste del Frente en su conjunto.