Un problema habitual

Advierten sobre los problemas que

genera el hábito de respiración bucal

Télam

La respiración bucal y otras alteraciones respiratorias, que padecen uno de cada cuatro niños, requieren detección y tratamiento temprano para evitar desde trastornos de la conducta a afecciones orgánicas, según un estudio de la Filial La Plata del Colegio de Fonaudiólogos.

“La respiración bucal es un mal hábito al que no se le presta demasiada atención y las clásicas palabras: ‘El nene respira por la boca‘, parecen un dato menor, muchas veces minimizado por los padres”, explicó la fonoaudióloga, María Martha Maselli, responsable de un trabajo sobre hábitos respiratorios. La profesional aseguró que “las alteraciones en la respiración por problemas funcionales derivan en un abanico de trastornos desde su nacimiento, que sin un diagnóstico y tratamiento adecuado, pueden ocasionar trastornos de conducta, predisposición a las caries y alteraciones en el aprendizaje”.

Consideró “imprescindible ante la detección de una respiración bucal, la intervención profesional para revertir los síntomas, corregir ese mecanismo o resolver patologías”. Maselli, quien presentó los resultados de sus investigaciones en un reciente congreso realizado en Cuba, recomendó “observar desde la lactancia la presencia de obstrucciones respiratorias en las vías superiores que derivan en problemas de coordinación entre las funciones de succión, deglución y respiración”.

“Los lactantes que roncan y presentan episodios de apneas, pueden padecer serias complicaciones. La función respiratoria es vital y comienza cuando nacemos. Es normal cuando la inspiración y la espiración se realizan a través de las fosas nasales”, explicó.

Alertó que en la franja entre el año de vida y los nueve años, el niño que convive con esta sintomatología y no es tratado, “puede arrastrar alteraciones estructurales y funcionales para poder cumplir con funciones vitales como respirar, alimentarse y tragar”.

Las consecuencias

De acuerdo con este relevamiento, un incorrecto mecanismo en la respiración puede ocasionar en los niños trastornos de conducta como apatía, mal humor, episodios de hiperactividad y manifestaciones de irritabilidad y agresión.

En el ámbito escolar, la disfunción respiratoria más severa puede presentarse como dificultades para la integración y relación del alumno con los docentes y perturbaciones en el aprendizaje, en especial en el área del lenguaje.

“Son niños que no hablan bien y también tienen alteraciones en la voz como por ejemplo la pronunciación gangosa”, dijo Maselli.

Reiteró que para detectar posibles alteraciones en la respiración de los niños “es fundamental la intervención inicial de los padres”.

“Cuando el niño mira televisión o juega es importante observar si presenta la boca abierta y qué postura corporal adopta. También cuando se alimenta, si lo hace manteniendo la boca abierta o si mantiene los alimentos en la boca durante mucho tiempo antes de tragarlos”, detalló la profesional. Además, dijo que “durante el sueño, es importante tener en cuenta los ruidos respiratorios como ronquidos, si se advierte esfuerzo para respirar o si babean la almohada”.