Esta madrugada

Desvalijan una herrería de barrio Candioti

Aseguran que la policía no acudió al lugar, pese a los llamados al 911. Por otra parte, en Santo Tomé, un repartidor fue baleado en un asalto.

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Darío Casanova, titular de la herrería, lamentó las pérdidas en equipos y materiales. Foto: Danilo Chiapello

Danilo Chiapello

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Autores ignorados concretaron esta madrugada un certero golpe en una herrería de barrio Candioti.

Eran cerca de las 4 cuando algunas personas observaron la presencia de sujetos sobre los tapiales de “Todo Hierro”, negocio ubicado en la esquina de Güemes y Maipú.

Estos modernos “hombres-gato” no andaban de parranda sino que estaban en plena ejecución de un robo contra el negocio en cuestión.

Previamente habían violentado la puerta de un depósito desde donde sustrajeron dos máquinas amoladoras, otras tantas agujereadoras (grandes y chicas), además de gran cantidad de herramientas y otros elementos para el trabajo.

Lo raro de este suceso es que la faena de los delincuentes no pasó desapercibida para algunos testigos que, al observar el ilícito, se comunicaron con el 911.

Sin embargo, pese a esos llamados, la policía nunca estuvo en el lugar lo que despertó hoy lógicas quejas contra los uniformados.

Darío Casanova, titular del comercio, remarcó que “la verdad que da mucha bronca porque uno cumple con todas sus obligaciones, entonces espera que le respondan de igual manera. La mujer que se comunicó con el 911 lo hizo varias veces. Después la llamaron a ella para preguntarle si había sido ella quien denunció un robo. Yo me cansé de esperar a los hombres de la seccional 3ra. pero jamás vinieron”, sentenció.

Santo Tomé

Por su parte es de cuidado el estado de salud de un hombre que ayer recibió un balazo tras ser asaltado.

Pasado el mediodía de la víspera Hugo Schurrer (45) se encontraba repartiendo pollos en la zona de los cuarteles de Santo Tomé.

En momentos que el nombrado descendió de su camión para atender un cliente, fue interceptado por dos sujetos que aparecieron a bordo de una motocicleta.

Los recién llegados cubrían sus rostros con los cascos. Uno de ellos, que llevaba un arma de fuego, fue el que arremetió contra el trabajador.

Bajo amenazas de muerte encañonó al hombre y le reclamó por el dinero. Al cabo de unos segundos ya se había hecho de la recaudación, pero siguió pidiendo más.

Para aumentar su presión contra la víctima realizó un disparo, cuyo proyectil fue a rozar la pierna izquierda, a la altura de la rodilla.

Acto seguido los ladrones escaparon del lugar a toda velocidad.

Fue el propio Schurrer quien evaluó su cuadro y decidió trasladarse por sus propios medios hasta el Samco local.