Otro gol de Higuaín y nuevo éxito sabalero...

salió del rojo

Colón encontró el regocijo interior que le estaba faltando después de perder el clásico. Ganó bien por los méritos del primer tiempo, aunque se metió muy atrás en el segundo. Ahora los números tienen otro color.

salió del rojo
 

El rock and roll de la pelota

Marco Pérez de un lado y Ronald Raldes del otro, parecen bailar un rock con la pelota como testigo. El defensor de Colón sintió una mezcla de calambre con tirón pero se aguantó hasta el final. Foto: Télam

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Cuando tocó fondo, cuando el clásico pareció pasarle la peor de las facturas, cuando a Marito Sciacqua se le caía la estantería y pasaba a recibir el peor de los cuestionamientos, emergió Colón. Lo hizo a partir de algún “juramento” válido y a tiempo de los jugadores. Lo hizo teniendo en reserva a un jugador (Maximiliano Pellegrino) que acomodó la mayoría de los problemas defensivos del equipo. Lo hizo con mucho tesón, con coraje y con garra. ¿Un abanderado de esto que decimos?, Tomás Costa. No porque sea la figura, el destacado del equipo. Nada de eso. Todavía tiene y puede dar más. Pero Tomás Costa, un jugador claro para jugar a la pelota, se tira al piso, pelea cada balón dividido como si fuese el último, no escatima una gota de sudor y sacrificio por el equipo y hasta relega posibilidades de hacer lo que más sabe, que es jugar.

Colón encontró esa paz interior que le estaba faltando a este equipo. Como ocurre en este competitivo, exigente y “salvaje” mundo del fútbol, la paz interior sólo llega a través de los resultados. Ese Marito Sciacqua querido y respaldado por la gente con el 80 por ciento de los votos, cuando agarró, había caído en el peor de los infiernos cuando perdió el clásico. Ni siquiera lo ayudaban los dos triunfos de visitante y el empate que antecedieron al choque con Unión. Tuvo que “remarla” desde abajo a partir del 0-2, con todos los ojos apuntándole. El empate con Newell’s tampoco sirvió demasiado; había que vencer y bien a San Lorenzo. No sólo lo consiguió, sino que también acostó a Independiente. Ese Marito Sciacqua apuntado, cuestionado, casi “crucificado”, hoy —hasta tanto jueguen Lanús, Boca, Racing y Rafaela— es uno de los técnicos puntero del torneo. Cosas del fútbol.

El tiempo de la justificación

Fue sabio el primer tiempo de Colón. Bien parado atrás, presionando con notable acierto y eficacia en la mitad de la cancha y hasta más allá también, y creando cuatro situaciones muy claras de gol, definiendo en una de ellas luego de una brillante habilitación de Fuertes y una espectacular definición de Higuaín, técnicamente perfecta.

El único aporte de desequilibrio de Independiente se dio por izquierda, cuando Ferreyra disparó sin precisión dos o tres centros que no tuvieron buen destino. Después, Colón dominó la situación con un Pellegrino tremendamente sobrio, más el aporte de un Candia afirmado, de un Raldes que terminó jugando en una pierna los últimos quince o veinte minutos del partido y un Urribarri que demuestra partido tras partido que se ha ganado con creces y merecimientos la confianza que le depositó el técnico.

Faltó algo más de Luque y un poco de eficacia en la definición. Si el primer tiempo terminaba 2-0 no habría estado mal. A Moreno le sacaron dos del “buche”, el Bichi no cabeceó bien un centro de Higuaín y el Pipita marró en forma increíble otra pelota excelentemente puesta por Fuertes, como en su gol. Al equipo le faltó mayor profundidad por los costados, sobre todo por el de Luque. Daba la impresión de que el pibe, cuando arrancaba, podía complicar seriamente a Tuzzio. ¡Cómo habrá sido que el propio Ramón Díaz se dio cuenta del problema y lo mandó a Tuzzio a la zaga y puso a Julián Velázquez para que marque por el costado! Pero el juvenil sabalero se quedó en eso, en amagues e insinuaciones que no se llegaron a concretar.

Sin embargo, en la mitad de la cancha hubo una buena presión para recuperar la pelota. Esa presión no sólo se hizo en el sector central propiamente dicho, sino que se intentó con notable éxito en tres cuartos de cancha, en pleno campo de Independiente. Así nació la jugada del gol y así también se pudo marcar el segundo, en esa apuntada jugada que malogró Higuaín por cabecear mal.

El tiempo del retraso

Fueron muy marcadas las diferencias que hubo entre ese Colón inteligente y sólido del primer tiempo, con el del segundo. Se retrasó demasiado el equipo para jugar de contragolpe. Una cosa es ceder espacios para que el rival se venga, y otra muy distinta es replegarse en demasía y no achicar correctamente en sectores clave de la cancha.

¿Ejemplo?, Colón se olvidó de que Pellerano le pega muy bien a la pelota. O que por lo menos lo hace con mucha potencia. Así, el ex volante de Colón le “quemó” las manos a Pozo con tres o cuatro remates muy potentes desde larga distancia. Eso se dio porque el retroceso del equipo fue alevoso. La línea de cuatro jugó casi adentro de su propia área y los volantes también bajaron hasta las inmediaciones de la misma. Por eso Sciacqua quiso corregirlo —sin éxito— con el ingreso de Bastía. Y después puso a Leandro González, con aire, para que corra a los volantes iniciadores de la jugada en Independiente, para que no lleguen con tantas libertades hasta las cercanías del área de Pozo.

¿Cómo se pudo haber corregido esto?, primero, adelantando las líneas 20 metros en la cancha; segundo, manejando un poco más la pelota. Si se recupera el balón pero se lo rechaza a cualquier parte, si se lo divide y si no hay un mínimo margen de precisión para hacer dos o tres pases seguido, el rival se encuentra en pocos segundos y otra vez con el dominio de todo: terreno y pelota. Esto fue lo que pasó. Y por más que Independiente sólo exigió con centros y con remates desde afuera del área, sin crear demasiadas zozobras en función del tiempo que dispuso de la pelota y del dominio que ejerció del trámite, la situación no fue cómoda para Colón en esa parte final del partido.

Se ganó bien, desde mi punto de vista no caben objeciones. Se jugó bien el primer tiempo y no tanto el segundo. Hubo un repliegue exagerado que ni siquiera se justifica para plantear un partido de contragolpe, actitud que no se discute porque Independiente no sólo que dejaba espacios sino que tiene, hoy por hoy, una defensa que no ofrece ningún tipo de garantías. Pero no se discute la victoria y tampoco el mérito de este equipo de haberse levantado erguido después del duro mazazo de la cuarta fecha.

 

/// SÍNTESIS

Independiente 0

Colón 1

Cancha: Independiente.

Árbitro: Saúl Laverni.

Independiente: Assman; Tuzzio, Julián Velázquez, Milito y Maximiliano Velázquez; Vélez, Pellerano, Delmonte y Ferreyra; Parra y Marco Pérez. A.S.: Gabbarini. Estuvieron en el banco: Galeano, Iván Pérez y Nieva. D.T.: Ramón Díaz.

Colón: Pozo; Candia, Pellegrino, Raldes y Urribarri; Moreno y Fabianesi, Prediger, Costa y Luque; Fuertes e Higuaín. A.S.: Marcos Díaz. Estuvieron en el banco: Barraza, Lima y Chevantón. D.T.: Mario Sciacqua.

Gol: en el primer tiempo, a los 16 min Higuaín (C).

Cambios: en el segundo tiempo, al comenzar, Defederico (I) por Vélez; a los 8 min Bastía (C) por Luque; a los 20 min Curuchet (C) por Costa; a los 22 min Godoy (I) por Delmonte; a los 32 min Nuñez (I) por Ferreyra y a los 33 min Leandro González (C) por Higuaín.

Amonestados: en Colón, Costa

200

millones

de pesos es el pasivo de Independiente que se observa en el Balance que deberá aprobarse. Ayer, la gente insultó a Comparada y a los jugadores, ratificando el clima espeso que se vive en esa institución.

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salió del rojo

La camiseta es cábala

Colón jugó con el mismo atuendo que utilizó en la victoria ante San Lorenzo y le trajo suerte. Federico Higuaín pasa por su mejor momento en el club y festeja el golazo de ayer. Se acercan Luque y Prediger, que fue determinante en la jugada al robar una pelota en la salida del rival. Foto: DyN

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