El fenómeno Atlético de Rafaela

carlos Eguiazu: “Estamos viviendo un amor de verano”

Con una misma base de jugadores, casi en su totalidad surgidos de las canteras del club, y el trabajo sin interrupción del cuerpo técnico, Atlético en los últimos tres años disputó dos promociones de ascenso y en el anterior torneo se consagró campeón. En la actualidad, se ha convertido en una revelación cuyo modelo institucional y deportivo muchos empiezan a mirar para imitar.

carlos Eguiazu: “Estamos viviendo un amor de verano”

Juan Carlos Scalzo

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Rafaela (Corresponsal)

Esta realidad que vive Atlético no es obra de la casualidad sino, por el contrario, es el resultado del abnegado trabajo de un grupo de dirigentes que, hace una década atrás y en medio del peor momento económico y financiero de la Mutual, entidad madre del club, supieron pergeñar un proyecto de gestión basado en un estricto orden administrativo y una clara apuesta por el trabajo formativo de sus jugadores.

Uno de esos dirigentes es, sin dudas, Carlos Eguiazu (junto a Ricardo Castro reconocidos como los “cerebros” del fútbol de la Crema) quien, al igual que todo el pueblo albiceleste, vive con gran entusiasmo y alegría la performance de su equipo, pero con la tranquilidad y el equilibrio suficiente para no perder de vista los objetivos trazados.

En diálogo con El Litoral, el vicepresidente de Atlético repasó la evolución del club y sus proyectos pasados y futuros, a la vez que analizó los movimientos “políticos” que se vienen dando en la Asociación del Fútbol Argentino que, en algún caso, lo tuvieron como protagonista.

—Se puede decir que están tocando el cielo con las manos, pero cuando se hicieron cargo del club era lo más parecido al infierno.

—Cuando llegamos en el 2001 nos encontramos con una situación que no sé si llamarla caótica, pero sí muy difícil, motivada por la situación económica del país y nos adelantamos a la crisis que dos meses después se desató a nivel nacional, pero a pesar de todo logramos reunir una asamblea en la que se decidió un cambio de autoridades para tratar de encauzarlo.

Fueron tiempos en los que era muy difícil nombrarlo a Atlético en Rafaela porque estábamos más para un certificado de defunción que para salir adelante, pero, igualmente, asumimos sabiendo que teníamos más cosas para perder que para ganar.

Tuvimos una dosis de suerte y en el primer año nos tocó ascender, algo que no buscamos sino que fue mérito de un equipo que venía de años atrás jugando juntos, y es muy parecido a lo que se dio este año. Esto nos dio un espaldarazo muy fuerte como para afrontar los años siguientes porque pudimos capitalizar jugadores, venderlos y destinar los fondos a pagar la deuda que se había generado hasta el 2001 (se financiaron mediante un concurso de acreedores de la Mutual).

—¿Cómo surge esta fuerte apuesta al trabajo formativo?

—Atlético siempre se caracterizó por jugar con muchos chicos de inferiores y desde la época en que ascendió por primera vez empezaron a aparecer los primeros, más allá de que la estructura que teníamos no estaba preparada para afrontar la Primera división. Después, el descenso del 2004, prácticamente, nos desarmó a nivel deportivo porque la mayoría de los jugadores emigran y te quedás en una categoría inferior y con una estructura nula.

Nosotros sabíamos que para continuar con este proyecto teníamos que arrancar desde algo utópico, como era empezar a participar en las inferiores de AFA, si se tiene en cuenta que en el 2004 todavía teníamos el 60 % de la deuda por pagar y estábamos sumando mayores gastos, pero decidimos hacerlo convencidos de que en dos o tres años Atlético iba a tener jugadores de inferiores en el plantel profesional.

Me acuerdo que entre los primeros que llegaron estuvieron el “Melli” Zbrun (Martín) y Lucas Avendaño, pibes que se incorporaron a la cuarta división de AFA y al año y medio ya estaban en el plantel superior. A partir de aquí fue una cadena interminable de jugadores que empezaron a llegar y potenciarse hasta llegar a hoy que sorprende ver en la alineación de Atlético la cantidad de chicos surgidos de la cantera.

—¿Y cómo se fue estructurando?

—En ese momento, fue José Restelli, junto con un grupo de gente, quien armó una estructura de trabajo sólida sabiendo que había mucho por aprender y era muy poco lo que sabíamos. Fueron años duros y al principio éramos goleados por equipos que venían ya formados en inferiores de AFA, pero no claudicamos, seguimos adelante, porque el objetivo no era resultadista sino sacar la mayor cantidad de jugadores para que rindan en un nivel superior. Siempre fuimos detrás de preparar jugadores para que cuando tuviéramos la posibilidad de vender uno, estar tranquilos porque tenemos otro atrás.

—¿La pensión también jugó un papel importante?

—Cuando empezamos, alquilamos un hotel al que llamamos la Casa Celeste y lo dotamos de toda la parte humanitaria para que los chicos que traíamos estuvieran muy bien y extrañarán lo menos posible porque son pibes de entre dieciséis y diecisiete años. Recuerdo que cuando la abrimos lo pusimos al frente a Horacio Blanco (hermano del Cachín) con quien los chicos se encariñaron mucho.

Ahora estamos en una etapa de análisis para ver si la agrandamos para incorporar más chicos y participamos en séptima, octava y novena de AFA (actualmente sólo lo hacen las tres categorías mayores) y mucho depende de cómo nos vaya este año: si logramos quedarnos es muy factible que juguemos con las divisiones menores.

—¿Y con qué fondos se atienden los gastos de las inferiores?

—Nosotros tenemos un solo presupuesto, no son independientes los presupuestos del fútbol profesional, el de inferiores de AFA y el de Liga, sino que desde el presupuesto profesional se pagan los gastos de AFA, Liga y los demás gastos que puedan surgir.

Esto es una cuestión conceptual para nosotros porque lo planteamos en términos de saber que la plata va a invertirse en jugadores y bajo ningún punto de vista lo tomamos como un gasto sino todo lo contrario. Por eso, tenemos la tranquilidad de que con un solo presupuesto las cosas nos han ido para adelante.

—Pasando a la historia más reciente, después de las dos promociones frustradas (ambas ante Gimnasia y Esgrima de La Plata) previas al ascenso, ¿no se les cruzó por la cabeza bajar el proyecto de los chicos?

—Antes habíamos perdido un campeonato increíble con Olimpo, en el que logramos 68 puntos y no pudimos ascender, pero nos propusimos insistir con los chicos de inferiores y traer jugadores que se amolden a nuestro sistema de trabajo. En el torneo siguiente, salimos en el sexto lugar pero seguimos adelante y luego vinieron esas dos promociones, pero no las tomamos como fracasos sino que nos convencimos de que eran “proyectos exitosos que no tuvieron un final feliz” y nos mantuvimos firmes en el proyecto. Finalmente, logramos el ascenso en el torneo pasado a cuatro fechas del final, lo que nos dio la razón al haber persistido con esta idea.

Carlos Eguiazu junto a su hija. El dirigente celeste se muestra orgulloso por el presente que vive la institución.

Foto: M&G Fotografías

Fieles a sus principios

—Para armar el equipo, ¿fueron fieles a los principios piemonteses o se excedieron algo en el presupuesto?

—La raya la cruzás siempre. Te voy a dar un ejemplo claro: no pensamos que en la quinta fecha íbamos a tener que hablar de premios por partido ganado como lo estamos haciendo ahora con los jugadores. Nosotros pagamos por objetivo y el nuestro es permanecer en Primera división, pero mientras tanto se van pagando premios a cuenta de ese objetivo. Hoy, estamos cerca de la punta y los chicos nos dicen que viene más gente a la cancha y piden que veamos la posibilidad de un premio especial y éstas son cosas que no se tienen en cuenta en el presupuesto inicial, pero son realidades que se dan en el fútbol.

La mano del gobierno

—En Santa Fe se habla mucho acerca de que Atlético fue ayudado por la provincia y a Unión lo discriminan y no le dan lo mismo.

—Atlético jamás obtuvo un subsidio para poder hacer algo, pero después que ascendimos nos juntamos con el gobernador y le planteamos cuáles eran las necesidades de reestructuración que teníamos en el estadio y para dotarlo de mayores condiciones de seguridad. Nos dijo que lo iba a analizar pero con la condición de que todo el aporte vaya a obras y no puede haber nada que quede para una campaña y nos pusimos a trabajar en función de esto. Yo no sé qué presentó ni qué pretendía Unión, ahora si me preguntas si está bien que le den a uno y a otro no, yo te digo que la verdad es que no sé si alguna vez le dieron a Unión recursos o no.

La llegada de Trullet

“Hay que ser conscientes de que a Marcelo Fuentes le tocó en desgracia ser el técnico de aquella recordada promoción en la que ganamos el primer partido 3 a 0, en nuestra cancha, y perdimos por igual marcador en La Plata, lo que significó un golpe muy duro para todos nosotros y él prefirió no seguir y ahí fue cuando decidimos traerlo a Carlos (Trullet), con quien ya habíamos estado en conversaciones un año antes, pero terminó arreglando con Ferro”, dijo Eguiazu.

“Así que en un momento terriblemente doloroso para nosotros y los simpatizantes de Atlético, Trullet se hizo cargo del barco y siempre me acuerdo lo primero que dijo: ‘Yo con los marineros que tengo estoy conforme, si llegaron a la promoción con los jugadores que tienen, ¿por qué vamos a prescindir de ellos?’. Y la verdad, es muy raro que en el fútbol argentino que alguien sea técnico por tres temporadas de un equipo y que confíe en los mismos jugadores. Entonces, para nosotros es mucho más importante conservar los que tenemos que traer jugadores y hoy los chicos, si bien recién comienza el campeonato, están demostrando que están a la altura de poder participar tranquilamente”, agregó.

—¿Cómo están viviendo este momento?

—Nosotros tomamos esto con mucha tranquilidad porque después de todo lo que hemos pasado, aprendimos que hasta que no termina un proceso nunca decimos si fue exitoso o no. Yo digo que estamos viviendo un amor de verano porque no nos preparamos para ser punteros, pero sí te puedo asegurar que no nos sorprende estar haciendo una buena campaña porque confiamos en este proyecto y en esta base, en la que salvo Fontanini y Gandín, el resto son los mismos. Pero también sabemos que si perdemos tres partidos vamos a tener que remar en el dulce de leche (risas).

carlos Eguiazu: “Estamos viviendo un amor de verano”

Federico González. Uno de los mejores delanteros que muestra la Primera división del fútbol argentino. Junto a Gandín, forma una dupla temible. Foto: Télam

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Carlos Trullet. El nombre de un proyecto serio y a largo plazo.

Foto: Pablo Aguirre