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“La paradoja del amor”

“La paradoja del amor”

“Los amantes” (1928), de René Magritte.

“La liberación de las costumbres nos obliga a elaborar solos nuestras propias normas. Cuando la sociedad delega en los individuos problemas que antaño les imponía, los sume también en la perplejidad, les impone una carga con la que no saben qué hacer”. El individuo civilizado de hoy navega en esa incertidumbre, celoso de su libertad y autonomía pero capaz (y hasta deseoso) de renunciar a esa libertad por la sujeción amorosa. Pascal Bruckner en La paradoja del amor se dedica precisamente a estudiar las incertidumbres y obsesiones contemporáneas en base a los cambios rotundos sobre los que se plantea hoy la libertad en el amor.

Vivimos en un mercado de la seducción, sostiene Bruckner: “Nuestra sociedad, al alabar siempre y por todas partes la fuerza solar del goce, penaliza todavía más a los que se ven excluidos, a los desestimados del derecho al placer. La insatisfacción es tanto más fuerte cuanto que se impone el hedonismo como la norma. Se organiza el mercado de la frustración para revendernos el embeleso y la intrepidez en forma de consejos, cuidados, enredos. Nuestra época ‘liberada’ hace más amarga la suerte de los solitarios, de los segundones reenviados a su anonimato cuando todo el mundo se supone que goza. Alison Lurie cuenta que las feúchas follan mucho más de lo que se imagina, pero tienen que sufrir también las confidencias de sus amantes sobre los deberes que les infligen las mujeres bonitas. Ironía terrible de la emancipación: hombres y mujeres, a la vez víctimas y cómplices, se persiguen unos a otros en nombre de la juventud, de la forma y de la venustez. Todo lo que un día fue un instrumento de liberación se ha convertido también en una herramienta de esclavitud.

“Ya conocemos la cantinela que cantan ilustres autores: la pasión ya no existe, matada por la emancipación de las mujeres, el hedonismo consumista que vuelve ‘líquido’ al universo (Zygmunt Bauman) y rompe los vínculos más sagrados. Se puede admitir la hipótesis exactamente inversa: vivimos en una época hipersentimental y hoy las parejas mueren por lo que colocan bajo la jurisdicción de un dios cruel y sin piedad, el amor. No es solamente el capricho o el egoísmo lo que mata las uniones, es la búsqueda de una pasión permanente como cimiento de la unión. Es la intransigencia loca de esos amantes o cónyuges que no quieren ningún compromiso : o el fervor o la huida, nada de medias tintas”.

En esta “reflexión actual sobre las pasiones” que es La paradoja del amor, el novelista y filósofo francés Pascal Bruckner, en suma, plantea el inmemorial e inconmensurable tema del deseo y el amor a la luz (o mejor, oscuridades) de la sociedad hipermercantilizada y hipertecnológica en la que vivimos. “Las reglas del juego han cambiado; pero las reglas de antaño todavía son válidas. La superposición de estos dos estados es lo que explica nuestra actual desorientación.

El libro, pleno de sugestivas reflexiones se permite un exaltado consejo final: “A todos los atenazados por el miedo a la decepción o a la burla, hay que repetirles: no os avergoncéis de vuestras contradicciones o de ser lo que sois, ingenuos, sentimentales, fieles o volubles. ¡No os dejéis intimidar! No hay un único camino hacia la felicidad. Amamos tanto como los hombres pueden amar, es decir, imperfectamente”. Publicó Tusquets.