La Sinfónica Provincial junto a Emily Beynon

En las alas del ruiseñor

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Juntos construyeron un interesante diálogo entre el instrumento solista y la orquesta. Foto: FLAVIO RAINA

Ignacio Andrés Amarillo

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La lluvia del viernes no pudo correr a los más entusiastas melómanos, que se acercaron al Centro Cultural Provincial para disfrutar de una velada dedicada a la música de Wolfgang Amadeus Mozart y a la memoria del destacado director Sergiu Celibidache, de la mano de la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe; dirigida en la ocasión por su titular, Roberto Montenegro.

Tras la Obertura de la ópera “Las bodas de Fígaro”, llegó el turno del Concierto en Sol para Flauta y Orquesta (KV 313). Cuando el utilero colocó un atril para la solista, alguien pudo manifestar para sus adentros alguna sospecha, que la propia Emily Beynon se encargó de disipar luego. Porque la flautista galesa (integrante de la Royal Concertgebow Orchestra de Amsterdam) supo llevar dentro de sí la obra, lo que se pudo evidenciar en las expresiones de su rostro (siempre diáfano y sonriente) en los pasajes en que la orquesta iba sola.

Su interpretación fue entre ligera y bucólica, con algunos matices más dramáticos, como el romántico ruiseñor que la flauta suele interpretar en muchos poemas sinfónicos; luciéndose en los luminosos trinos, y firme e intensa en las dos cadenzas que la obra propone en los dos primeros movimientos. Junto a Montenegro construyeron un interesante diálogo entre el instrumento solista y la orquesta (que la obra demanda), y una lograda mímesis tímbrica (especialmente con la sección de las maderas).

Tras la ovación, Beynon subió la apuesta, eligiendo como bis la “Badinerie” de la Suite orquestal Nº 2 en Si menor (BWV 1.067) de Johann Sebastian Bach, exigente tanto para ella como para la versión reducida de la orquesta que la acompañó.

Como cierre de la velada, la segunda parte estuvo ocupada por la Sinfonía Nº 41 en Do mayor “Júpiter” (KV 551), en una interpretación vigorosa pero llena de matices, con una potencia germánica que Montenegro adquirió seguramente en los años formativos junto a Celibidache, en Alemania.

Otra ovación coronó una nueva actuación de nuestra formación orquestal, nuevamente de la mano de figuras de renombre internacional.