editorial

Un festejo que sitió a la ciudad

El festejo del Día del Empleado de Comercio, se transformó en un zafarrancho de guerra que perturbó a la ciudad.. En la práctica, piquetes organizados desde el gremio que agrupa al sector sitiaron la plaza. Puñados de manifestantes -que ni siquiera parecían pertenecer al rubro- generaron un sinnúmero de dificultades en zonas neurálgicas de Santa Fe.

Fueron doce horas que parecieron eternas, durante las cuales los manifestantes cortaron calles, quemaron cubiertas e hicieron estallar bombas de estruendo, incluso, en zonas próximas a centros asistenciales y salas velatorias.

Las discusiones se originaron, básicamente, por diferentes interpretaciones que se produjeron sobre la letra de la ley nacional 26.541. Según la Dirección Regional Santa Fe del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, esa ley “ordena el descanso para los empleados de comercio el 26 de septiembre de cada año por conmemorarse su día, y precisa que los mismos no prestarán labores”.

Desde el Centro Comercial de Santa Fe, la Cámara de Supermercados de Santa Fe y representantes de establecimientos comerciales de diversos rubros, se planteó la necesidad de permitir a los propietarios de los locales abrir sus puertas en caso de decidir hacerlo, abonando el día doble a los empleados que decidieran asistir a trabajar.

Pero el gremio no aceptó esta posibilidad y dispuso de manera coercitiva una serie de medidas para evitar que sus afiliados prestaran servicios o que los clientes pudieran acceder a los locales -básicamente se trató de dos cadenas de supermercados- que decidieron abrir sus puertas.

La Resolución 653 del Ministerio de Trabajo de la provincia establecía que “el día 26 de septiembre de 2011 el personal alcanzado por el Convenio Colectivo Nº 130/75, en cualquiera de sus ramas no debe prestar servicios con motivo de conmemorarse el Día del Empleado de Comercio, en acuerdo a lo estatuido en la Ley Nacional Nº: 26.541”.

Sin embargo, se trató de una interpretación de la cartera laboral de la provincia, ya que en otros lugares del país no se produjeron los inconvenientes que existieron en Santa Fe.

La actividad comercial en la zona del microcentro se vio notablemente restringida. A modo de ejemplo, de los 33 locales comerciales ubicados en San Martín entre Mendoza y Salta, sólo 10 abrieron. En medio de la discusión se pudo constatar que en las principales avenidas comerciales sólo unos pocos locales estuvieron abiertos -principalmente kioscos- y que en su mayoría fueron atendidos por sus propietarios. En los pequeños locales barriales, la actividad fue totalmente normal.

A la luz de los acontecimientos, queda claro que lo mejor hubiese sido que los propietarios tuvieran la posibilidad de abrir sus comercios y que los empleados que desasearan trabajar, cobrando el día doble, hubieran podido hacerlo.