“Monzón nunca estuvo solo”

Pluma y lápiz, entre cuerdas y guantes

Ignacio Andrés Amarillo

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El sábado, en el marco de la Feria del Libro de Santo Tomé, se presentó el libro “Monzón nunca estuvo solo”, con textos de Sergio Ferrer e ilustraciones de Lucas Cejas. El mismo cuenta con prólogo de Rogelio Alaniz y consideraciones de Julio Ernesto Vida y Luis Gaspardo.

Colaboración

El Litoral dialogó con sus autores para adentrarse en esta celebración del arte de los puños.

—¿Cómo empezó este trabajo?

Ferrer: —La idea de conjugar boxeo con ilustración nace en “Hoy y mañana”, la revista de Rogelio Alaniz: de allí que Rogelio tiene su participación en el libro, y aporta el prólogo, porque fue el tutor de aquella experiencia.

—O el “sparring”, en este caso...

Ferrer: —Lo que es importante resaltar es que no lleva fotografías, y lleva ilustraciones que tienen que ver con lo que se quiere decir a través del texto. Son apoyaturas del texto. Son composiciones: no hay retratos fríos o caricaturas; lo que hizo Lucas fue componer lo que yo intento explicar a través de las semblanzas y no morir en un récord frío de un boxeador.

Cejas: —Acostumbrado a trabajar en el diario, juntamente con periodistas, esto fue bastante similar. Él por ahí me sugería algunas composiciones y yo iba viendo sobre la marcha si eran posibles de realizar. Una cosa es lo que tiene uno en la cabeza, y otra lo que puede después representar en la hoja. Íbamos discutiendo, charlando, cambiando ideas, trabajando sobre la marcha.

Como era un trabajo muy grande, porque hay como 45, 46 dibujos, y por ahí un dibujo lleva varias composiciones de boxeadores: en torno a ese boxeador giraban historias, con rivales, con enfrentamientos.

—A la vez requería registro documental.

Cejas: —Sí, en general me baso en registros fotográficos de la época, lo que hay disponible en archivo digital y “foto foto”, en blanco y negro.

Concreción

—¿Cuándo decidieron que eso se iba a convertir en un libro?

Cejas: —Nos habíamos cruzado varias veces en el pasillo (del diario) y siempre la idea era “vamos a juntarnos a tomar un café, vamos a hacer un libro”, pero nunca se concretaba, ni el café ni el libro. Un día lo llamé y le dije: “Hablé con el ‘Turco’ Cherep, por ahí hay una posibilidad de hacer un libro, en Santo Tomé hay un fondo de asistencia a la cultura”. Se entusiasmó bastante Sergio, y ya teníamos la experiencia previa.

Entonces fue tomando color la cosa, él como es más metódico, responsable y ordenado se encargó de presentar toda la documentación, de llenar planillas, y llevó el proyecto adelante.

Ferrer: —La importancia de Claudio Cherep en esta trama es que él ya venía diciéndome, desde antes de ser secretario de Cultura de Santo Tomé, de hacer un libro más que nada basado en lo que había sido mi tesis: cuando me recibí de licenciado en Comunicación Social presenté un ensayo que relacionaba boxeo, cine y literatura. Y uno de los que en ese momento le acerqué un ejemplar fue a Claudio.

Después se enteró de que teníamos alguna proximidad, y le prendió la idea de conjugar el tema del boxeo con la ilustración. Nos dio completa libertad, el espaldarazo económico fue bastante grande: en su momento significó el más alto aporte en este fondo para un proyecto después del sitio arqueológico.

Entonces dejamos en claro que íbamos a poner boxeadores de la provincia de Santa Fe, o ligados a la provincia, porque hay algunos que no son nativos pero como boxeadores son cien por ciento santafesinos. Fue empezar a hacer el filtro, por eso la introducción tiene un título que es “Lo que hicimos y lo que dejamos de hacer”.

Quedaron afuera decenas de boxeadores, algunos porque hicieron campañas exclusivamente amateurs, otros porque no había una disponibilidad gráfica como para que Lucas trabajara con tranquilidad los temas. Y la otra era no abarcar demasiado en número, para que las composiciones fueran en una misma calidad y parejas.

Después empezaron a surgir los protagonismos: Monzón no tiene el mismo protagonismo que Rubén Zamaro, pero lo importante es que Zamaro es recordado, lo mismo que Juan Carlos “Zurdo” Fernández, Jacinto Fernández, Daniel González, Rufino Cabrera.

Cejas: —Para ser sinceros, hay dibujos que están mejores que otros. Es imposible (por lo menos en mi caso) hacer 45 dibujos y hacerlos todos bien (risas).

Ferrer: —Yo tengo la misma explicación para algunas historias: hay a quienes les di tres o cuatro carillas, otros tienen capítulos enteros, como Monzón.

Tradición pugilística

—Ya desde el título se nota...

Ferrer: —La idea del título es que el boxeo santafesino no sólo es Carlos Monzón, pero para bien. Monzón no estuvo solo en todo sentido: hubo un antes, un durante y un después.

Un antes porque recordamos a pioneros y precursores del boxeo santafesino: la escuela rosarina está prácticamente hecha de peleadores históricos anteriores a Monzón. Y después está toda una serie de colaboradores de Monzón, compañeros de gimnasio.

Después otros que se hicieron notar acá y se habló mucho de ellos, pero después fueron completamente olvidados, porque se fueron o porque no lograron traspasar el consumo interno en sus campañas: es el caso de Luis “Chocolate” Peralta, que tenía el Luna Park a sus pies, cae ante el famoso “Karateca” Medina, el del video de Los Pericos, pierde la final de un torneo en Buenos Aires y desaparece de la escena, si bien siguió peleando.

Vida a las piñas

Cejas: —Después incluimos un poema de Lalo de los Santos, que después derivó en canción. Lo hicimos con una ilustración, dedicado al “Chino” Oscar Pita.

Ferrer: —Pita fue un cordobés que hizo campaña en Rosario: es el peleador más famoso que tuvieron los rosarinos, un poco a la par de Prada (con su rivalidad con Gatica).

Cejas: —Es un poema populista (risas).

Ferrer: —Pita es de los ‘50, fue muy popular, y pensamos que si la letra del poema tenía un rostro era el de Pita.

Cejas: —Representa muy bien la vida de un boxeador, porque habla de los comienzos donde hay mucha pobreza, exclusión, miseria.

Ferrer: —Y después de cierto éxito, está tomando un plato de sopa solo, porque ya viene de alguna derrota, ya la campaña se le está cerrando.

Épocas

—¿Qué figuras son las más antiguas y cuáles las más nuevas?

Ferrer: —Nicolás Cosme Maturana, un pionero del boxeo en el interior de la Argentina. El capítulo es el segundo porque el primero es Monzón. Una historia muy particular: vivió y murió prácticamente olvidado, mucho tiempo en Santo Tomé, después de fallecer en Humboldt trajeron sus restos a Santo Tomé y por primera vez se va a publicar su récord. A él le dedicamos dos capítulos y tres ilustraciones.

De los más recientes, por ejemplo, está Maidana, más que nada por ser campeón del mundo.

Cejas: —Mucha gente no sabe pero Rufino Cabrera, Daniel González, pelearon con los que después fueron los mejores medianos de la historia: Hagler, Leonard.

Ferrer: —Está la “Mole” Moli, en el capítulo de Ocampo, está el ex Cassius Clay, Mohammad Ali, en el de Alexis Miteff. A partir de nuestra aldea universalizamos la propuesta.

El libro escrito por Sergio Ferrer e ilustrado por Lucas Cejas retrata las vidas de los púgiles que integran la tradición boxística de la provincia.

Pluma y lápiz, entre cuerdas y guantes

Cejas y Ferrer, colaboradores de El Litoral y la extinta revista “Hoy y Mañana”, unieron fuerzas para este exhaustivo trabajo.Foto: Amancio Alem