Jornada técnica en Humboldt

Sin receta contra los bichos

El entomólogo Daniel Igarzábal disertó para 170 invitados en el Salón Juventud Unida en un evento organizado por el Centro Primario de AFA. Descartó todo tipo de fórmulas y recomendó realizar diagnósticos específicos para cada lote.

CAMPO_P4_2.jpg

El momento justo. Cada plaga produce el daño en un estadio preciso. Los trip, por ejemplo, lo hacen en estado larval, cuando se encuentran en el envés de la hoja. Cuando se ven negros en la superficie, ya es tarde. Foto: INTA/AFA Humboldt

Campolitoral

[email protected]

El martes 18 por la noche, en el salón Juventud Unidas de Humboldt, quedó claro que no hay fórmulas ni recetas únicas que aseguren una protección definitiva contra insectos en el cultivo de soja. El entomólogo Daniel Igarzábal, consultor privado y docente de la Universidad Católica de Córdoba, explicó a unos 120 asistentes a la jornada “Insectos Plaga en Cultivos de Verano”, organizada por el Centro Primario de AFA, que para cada lote hay un diagnóstico particular en función de una gran cantidad de variables: el clima dominante de la campaña, la distancia entre surcos, el tipo y la cantidad de insectos, así como su estado de desarrollo. Recién con esos datos en la mano -que solo se consiguen monitoreando el lote- se puede decidir qué producto usar, cómo y cuando aplicarlo.

Didáctico, el especialista les propuso a los productores seguir una serie de “salmos” en lugar de recetas. Algunos indicaban: “revisar los lotes”, “no hacer lo que hace el vecino” y “pedir asesoramiento técnicos”. Otros, sugerían “no hacer monitoreo chatarra... desde arriba de la chata”, sino caminar el lote y llegar hasta el centro para ver realmente qué hay dentro del cultivo.

Hay que monitorear

En primer lugar Igarzábal advirtió que “todos los años aparecen plagas diferentes en función del ambiente”. Por eso en la campaña 2007/08 predominaron las orugas medidoras, a la siguiente -muy seca- los trips, en 2009/10 la oruga bolillera y el picudo negro, mientras en la última fueron arañuela y pseudoplusia (oruga medidora). Al respecto, aclaró que “hay años en que el insecto puede hacer cinco ciclos y en otros uno; el productor se enoja porque un año, con la misma dosis, mató todo y al otro hay que aplicar cada 15 días”.

“Lo que planteaba era que le echamos la culpa al cambio climático, la deforestación, o que los productos no sirven, y lo que cambia son las características ambientales en cada campaña”, relató Edith Weder, asesora de AFA Humboldt. Y agregó: “todos ponen un chorrito de... y se modifica el ciclo del insecto y luego no se sabe como pararlo”.

Ante todo, el entomólogo recomendó estar atentos a la aparición de insectos, realizando monitoreos. Este es un punto sensible para el productor, ya que es otro servicio a pagar. Pero algunas empresas cobran 1/1.5% del rendimiento final, por lo que se comprometen con el resultado, ya que dependen de él.

Sin umbral

Luego de la detección se debe determinar el momento de agresividad de cada insecto: si en larva o de adulto. “Por ejemplo un trip el productor lo ve cuando es adulto pero el daño lo genera en estado de larva, cuando es chico, blanquecino y está alojado en el envés de la hoja; el adulto negro que vuela ya no hace daño”, recordó Weder.

También recomendó buscar bien. En tal sentido, Igarzábal citó un estudio propio en el que determinó que el 70% de las orugas está en el medio de la planta de soja.

El momento del día en que se pulveriza también es importante, pero además de las condiciones ambientales hay que atender el tipo de plaga, ya que no todas se comportan igual. Por ejemplo, la Arañuela está expuesta y activa al mediodía, entre las 10 y las 17hs. “Justo las horas en que se le dice al productor que no haga nada”, reconoció la ingeniera de AFA. En cambio, para las chinches u orugas “es al revés, a la mañana o a la tardecita están arriba de las hojas y pueden ser atacadas mejor”.

El tipo de insecticida también debe ser tenido en cuenta según ubicación en planta y tipo de plaga. “Para todo insecto en el envés hay que usar los que tienen mucha gasificación (lorsban), o que atraviese la hoja (abamectinas)”. Por ejemplo, los piretroides en arañuelas es bueno para volteo, pero antes de morir ponen el triple de huevos. “Entonces el ideal es clap (fipronil), el tema es el costo: u$s8 la hectárea; pero también se pueden usar abamectinas, clorpirifos”, indicó Weder.

Frente a la próxima campaña, Igarzábal comentó que muy similar a la anterior, por lo que pueden predominar oruga medidora y arañuela. Pero insistió en que “no hay umbral”, se modifica porque modificó la distancia de siembra, con surco abierto a 70 el control es mejor, pero a 42/51 hay menos ingreso de luz y de producto, perfecto para competencia de maleza pero malo por insectos.


También algo de palomas

Tangencialmente Daniel Igarzábal también habló sobre palomas. Y señaló que “se está corroborando que matarlas no tiene solución, porque la especie al sentirse en extinción se hace más prolífica”. Por lo tanto, ahuyentarlas sería una posibilidad. Comentó que en EEUU diseñaron una pintura para usar en edificios que refracta la luz y la paloma no se posa y se estaría trabajando en una especie de coadyuvante para los cultivos, para usar en los barbechos y evitar que la paloma corte los brotes emergidos. “En un cultivo de girasol, con 4 plantas por metro que saque una es el 25%”, indicó Edith Weder, y mencionó que en zonas como Humberto 1º y Providencia “tienen mucho problema con eso”.

CAMPO_P4_1.jpg

Didáctico. “No hay que hacer monitoreo chatarra... desde arriba de la chata”, chicaneó el especialista, sino caminar el lote para ver qué hay dentro del cultivo. Foto: Gentileza Edith Weder