Halloween llegó primero en la pantalla

El clásico de John Carpenter popularizó la fecha y, de paso, a los enmascarados con cuchillo como villanos cinematográficos. Tim Burton recreó ese “más allá” que se asoma por esta fecha y Los Simpson lo convirtieron definitivamente en un rito anual.

TEXTOS. EMERIO AGRETTI Y REVISTA NOSOTROS.

Halloween  llegó primero en la pantalla
 

El psicópata Michael Myers, en la secuela de la remake de Halloween, estrenada este año.

Santa fe adoptó a las brujas

En los últimos años, nuestra ciudad está incorporando la Noche de Brujas entre sus celebraciones populares. Por lo general, las academias de inglés organizan actividades alusivas con sus alumnos, aunque también hacen lo propio algunos boliches bailables o los particulares, quienes organizan fiestas temáticas o ponen de excusa esta fecha para celebrar un cumpleaños, disfrazados.

Brujas, diablas, el maléfico personaje de Scream, diablos, esqueletos y hechiceros son los trajes que más se están pidiendo en los comercios que alquilan disfraces de nuestra ciudad. Tampoco faltan las máscaras alusivas y los objetos decorativos (velas, globos, adornos), que también son muy requeridos en las casas de cotillón por estos días.

Las encargadas de dos locales dedicados al alquiler de disfraces coincidieron en que tanto adultos como niños buscan trajes para esta fecha, que se viene festejando con mayor asiduidad. Por lo general, se hacen reservas durante la semana, aunque admitieron que las lluvias de los primeros días retrasaron un poco los alquileres.

También comentaron que algunas personas prefieren no llevar los típicos trajes del Halloween (generalmente relacionados con películas de terror o monstruos) y optan por otros como el de preso, el pirata, las princesas o cualquier máscara con una capa o túnica negras.

Cada año, las casas de cotillón reciben diversidad de mercaderías para festejar la Noche de Brujas y sus clientes compran productos más variados. Así lo confirmaron los encargados de dos comercios del rubro. Por lo general los adolescentes de entre 13 y 15 años son los que más demandan máscaras (las más buscadas son las de Freddy, el diablo o Drácula), globos y otros elementos alusivos a la fecha (las telas de arañas para decorar vidrieras o ambientar casas), generalmente para festejar con sus amigos o para participar en actividades de sus academias de inglés.

Mucho antes de que las prácticas pedagógico-recreativas de los institutos de inglés incorporasen al paisaje urbano pequeñas hordas de vampiros, brujas y monstruos de diversa calaña, o de que una nueva manifestación de la ecuación marketing-consumismo forjara eventos y productos alusivos a mansalva, la iconografía de Halloween ya estaba instalada en el imaginario de los argentinos, por efecto de su marcada presencia en películas y series de televisión.

En tal sentido, poco importa el origen de la festividad, que es la creencia del pueblo celta de que en la noche del 31 de octubre se abrían las puertas del otro mundo, y los espíritus de los muertos venían a recorrer los lugares que habitaron en vida, e incluso darse una vueltita por la casa de los parientes y amigos.

La costumbre de poner una vela en la ventana por cada difunto que tuviese la familia, era la manera de prevenir encuentros desagradables. Con el tiempo, en algunos sitios tomó forma la idea de que disfrazarse era la mejor manera de pasar inadvertido en medio de tanto tránsito espectral.

Lo cierto es que todo este escenario de personajes caracterizados, calabazas caladas con luces en su interior y las simpáticas pero implacables extorsiones del “dulce o truco” nos resultaba familiar desde mucho antes de que ganase nuestras calles, considerando la importancia que se les da en Estados Unidos, y la influencia cultural que eso tiene sobre nuestra sociedad.

PANTALLA SANGRIENTA

Para colmo, en determinado momento, y en un destello de genialidad que resultaría deslucido por la persistente imitación, el cineasta John Carpenter consagró a la fecha como una oportunidad propicia para que personas enmascaradas la emprendan a cuchilladas contra sus semejantes; preferiblemente rubias vistosas y no del todo despiertas, o que griten tan bien como Jaimie Lee Curtis.

La película “Halloween” y el psicópata Michael Myers -no confundir con Mike- marcaron un antes y un después en el género de terror, y desde entonces pulularon las secuelas, las imitaciones e incluso hay un par de remakes recientes, a cargo de Rob Zombie (lo cual es casi una redundancia). Aunque, en realidad, el primer “Halloween” data de 1905, y es un documental mudo y en blanco y negro sobre la famosa fiesta.

Otras películas han incluido las tradiciones de Halloween como tema para sus argumentos. La famosa calabaza se convierte en el apéndice superior del siniestro “Jinete sin cabeza”, un relato de Washington Irving que llegó tres veces al cine: una versión muda de 1922, una producción de Disney de 1958 y la de Tim Burton, “Sleepy Hollow”, de 1999.

El mismo Tim Burton le pondría su sello a una incursión al más allá que suele filtrarse en ésta época, a través del film de animación (con la técnica stop motion) “Nightmare Before Christmas”, conocido en nuestro medio como “El extraño mundo de Jack”, cuyo protagonista -un enamorado de la Navidad que pretende reemplazar a Santa Claus con sus propios parámetros de belleza, y aterroriza a la humanidad- se convirtió en un ícono en sí mismo, hoy multiplicado en remeras, papelería y útiles escolares.

Pero Halloween también funciona como ambientación, no solamente para el terror. Y probablemente el ejemplo más recordado sea la importancia para la trama que tiene el acontecimiento en la película “ET, el extraterrestre” de Steven Spielberg (1982), cuando el protagonista puede mezclarse sin problemas entre los humanos vestido de fantasma, y así avisar a sus familiares que pasen a buscarlo.

LA TELE CALABAZA

En tanto, y además de varios especiales previstos en las señales infantiles, la televisión de este día 31 repasará algunos nuevos íconos apropiados para la fecha: Boogeyman I y II (The Film Zone), Hannibal (MGM), El bebé de Rosmary (Studio Universal), Blair Wicht II (Cinemax, que también pasa Halloween II) y, en la señal de clásicos TCM, El pozo y el péndulo (de Roger Corman, basado en Edgar Allan Poe), Poltergeist y el bizarro musical The Rocky Horror Show.

De todos modos, quienes convirtieron definitivamente a la fiesta de Halloween en una costumbre para los argentinos, aunque sea a destiempo, son Los Simpson. Luego el primer especial de “La casita del horror”, con tres macabros episodios autoconclusivos -separados de la “realidad” de la serie-, la costumbre se repitió todos los años, dando lugar a respetuosos homenajes a clásicos del terror, o sátiras disparatadas de grandes éxitos del cine. Este año, por caso, les toca a Avatar y 127 horas.

Así que sólo se trata de desconectar las reservas ideológico-culturales, buscar el mejor sillón de la casa y sentarse a disfrutar. No sin antes comprarse golosinas alusivas, que se pueden conseguir en convenientes calabazas de plástico y -por las dudas-, cerrar bien las ventanas. No sea cosa que alguien nos venga a pedir.

La iconografía de Halloween ya estaba instalada en el imaginario de los argentinos, por efecto de su marcada presencia en películas y series de televisión.

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Jamie Lee Curtis, en la “Noche de brujas” original, de 1978.

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“El extraño mundo de Jack”, tal como se conoció aquí.

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Los Simpsons, en una de las entregas de la clásica “casita del horror”

TODO EN NARANJA Y NEGRO

Hoy en día, Halloween o Noche de Brujas es una de las fechas más importantes del calendario festivo en Estados Unidos, el norte de México y algunas provincias de Canadá en la noche del 31 de octubre.

Algunos países latinoamericanos, conociendo aun esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos.

Tiene origen en la festividad celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos. En gran parte, es una celebración secular aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso.

El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.

La palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallows’ Eve (Víspera de Todos los Santos). Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido. La fuerza expansiva de la cultura de Estados Unidos ha hecho que Halloween se haya popularizado también en otros países occidentales.

El día se asocia -a menudo- con los colores naranja y negro y está fuertemente ligado a símbolos como la Jack-o’-lantern. Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.

En la actualidad, los niños se disfrazan para la ocasión y pasean por las calles pidiendo dulces de casa en casa. Después de llamar a la puerta, los niños pronuncian la frase “truco o trato”, “truco o dulce” o “travesura o dulce” (proveniente de la expresión inglesa trick or treat). Si los adultos les dan caramelos, dinero o cualquier otro tipo de recompensa, se interpreta que han aceptado el trato. Si por el contrario se niegan, los chicos les gastarán una pequeña broma, siendo la más común arrojar huevos o espuma de afeitar contra la puerta. Fuente: es.wikipedia.org

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