Ernesto Rubén Araos, sin acento y con “s”...

Un Bambi que trotó solo hasta que un día le dieron alcance

El recordado marcador de punta de los ‘70 será igualado este sábado por Esteban Fuertes en cantidad de partidos con la rojinegra. “Es un honor”, dice y repite.

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Ernesto Rubén Araos el día que fue homenajeado por la dirigencia de Colón. Foto: Luis Cetraro

Enrique Cruz (h)

Mi amigo y colega Ángel Cappelletti le hizo una pregunta al Bambi que, de secundaria, pasó a convertirse en trascendente: “Sacame de una duda, ¿sos Aráoz con ‘z’ o Araos con ‘s’?”, preguntó el “Chavo”. Y el Bambi fue contundente: “Araos con ‘s’ y sin acento”. Reparación histórica para tantas veces que ese apellido tan ligado sentimentalmente a la historia más genuina de Colón, se ha escrito con “z”. Y justo ahora que su récord, que parecía insuperable, está a un paso de ser igualado por alguien como el Bichi Fuertes, que ya directamente se subirá a un sitial que será inalcanzable para las generaciones de jugadores que vendrán por el doble récord de ser el más goleador y el que más jugó.

—¿Qué sentís, Bambi Araos con “s” y sin acento?

(Risas) —Mucha alegría y lo digo de verdad, porque el que me va a alcanzar es un grande, un tipo formidable al que respeto y valoro mucho como jugador y como persona. Te digo de verdad: jamás me detuve mucho en este hecho puntual de haber sido el que más veces jugó en Colón. Pero siento un orgullo interior por haber mantenido ese rótulo durante más de 30 años.

—¿Te acordás del debut?

—Partido ante Central, con el Vasco Urriolabeitia de técnico. Me tocó marcarlo al “Chango” Gramajo ese día. Después goleamos a Platense y luego fuimos a la Bombonera y le ganamos 3 a 2 a Boca.

—¿La de Araos-Villaverde-Trossero-Fernández con el Negro Baley en el arco fue la mejor defensa?

—En ese tiempo se cambiaban los centrales, pero no los marcadores de punta. Se ve que éramos los mejores (risas)... Sí, claro, fue la mejor. Aunque vinieron centrales muy buenos en ese tiempo, como Spadaro, Zuccarelli, Pellegrini, el Gringo Mariano, el Chaqueño Zimmermann que a veces jugaba en la zaga y a veces de volante central, Leroyer, el Patito Rossi...

—El ala izquierda de esa defensa “pegaba” más que la derecha...

(Risas) —... El Gringo Trossero era bravo... Si había que meter una pierna, era el Gringo el encargado... Edgar Fernández era muy hábil con los codos, nunca vi uno igual en ese aspecto.

—Así que vos y Villaverde eran los más técnicos, los que “verdaderamente jugaban”...

(Risas) —Bueno, yo tuve la suerte de que tanto Urriolabeitia como el Gitano me daban mucha libertad. El Vasco era un tipo que se preocupaba un poco más por la parte defensiva. Nos mandaba a apretar y a mí me pedía que pasara al ataque por sorpresa. El Gitano me daba toda la libertad del mundo.

—Y a la hora de un reto o de un retoque en el entretiempo, ¿quién era el mejor?

—Buena pregunta, porque yo creo que un técnico puede cambiar el desarrollo de un partido si hace una buena lectura en el entretiempo. Y en ese aspecto, los dos eran muy buenos. Excelentes, te diría yo. ¿Y sabés una cosa?, lo bueno era que te retaban y después te alentaban de tal forma que salíamos a la cancha hechos unas fieras en el segundo tiempo.

—Entonces, ¿el mejor equipo fue el del 75?

—Ese fue el mejor. Además estaba Unión... Me acuerdo del clásico del gol de Iman. Ese día, Iman entra por Villaverde y a mí me pasan a jugar de “2”.

—¿Te acordás que a ese partido no lo dirige el Gitano sino que lo hace Cheves?

—... ¡Mirá vos!... No me acordaba de ese detalle.

—¿Cómo hacían teniendo un mediocampo con Mazo, Cococho y Carlitos López?

—... ¿Vos lo decís por la marca?... Mirá, los dos centrales que teníamos eran unos fenómenos. Pero esto es como le dice Cococho a los chicos, si vos tenés la pelota, la cuidás y jugás al fútbol, vas a tener que marcar menos.

—¿Un amigo?

—¿En Colón?, varios... Cococho, la Chiva Di Meola... Muchos me piden diferencias entre ellos dos y eran distintos. Cococho y Carlitos López tenían esa zurda prodigiosa. La Chiva era más delantero, vivo, astuto, encarador. Fijate que cuando volvió a Colón se paraba de volante porque estaba Luñiz. Y ahí también anduvo una barbaridad.

—¿Quién te llevó a Colón?

Un Bambi que trotó solo hasta que un día le dieron alcance

El Bambi en aquellos recordados equipos de la década del 70. Parados: Zimmermann, Araos, Villaverde, Trossero, Fernández y Baley. Agachados: Lamberti, Cococho Alvarez, Coscia, el Pato Brítez y Carlos López. Foto: Archivo El Litoral

—Hugo Figueroa, el defensor de Unión al que apodaban Bartolo. Él ya había dejado de jugar profesionalmente y me conocía de Laguna Paiva... Hablando de Laguna Paiva, tengo una gran emoción y alegría porque hay una filial con mi nombre.

—¿Te acordás de aquellos partidos ante River cuando se “mataban” a goles?

—Acá en Santa Fe hubo dos o tres partidos inolvidables. Me acuerdo de un 3 a 3 que fue espectacular, un partidazo.

—¿Cuál de los wines te hizo “parir”?

—El Negro Ortiz, sin dudas. Con él gané y perdí, pero tenía una gambeta endiablada. Yo sabía lo que iba a hacer, el tema era saber cuándo lo iba a hacer... Bueno, eran los tiempos de esos grandes partidos contra River.

—¿Alguna vez fuiste convocado a la selección?

—No. De todos modos, una vez estuve en una lista de 40 intransferibles. Me acuerdo de que el Gitano Juárez llegó un día al entrenamiento y me dijo que le dé una foto. Pero en la selección nunca jugué.

—¿Y ascendiste con San Lorenzo?

—Sí, me acuerdo que al equipo lo armó el Toto Lorenzo y después lo agarró Yudica...

—Que te había dirigido en Colón...

—Y con el que tuve problemas. Me acuerdo que cuando llegó, hicimos el primer entrenamiento en el Parque Sur y me dijo que hablara con los dirigentes porque no me iba a tener en cuenta. Me fui al club y le conté a los directivos y ellos me dijeron que de ninguna manera. El tema es que Yudica quería traer a Cristofanelli para jugar de marcador de punta derecha. No me llevé para nada bien con él y estuvimos a punto de irnos a las manos.

—¿Y cuando en 1982 se cruzaron otra vez en San Lorenzo?

—Llega el Piojo y dije: “Bambi, hasta acá llegaste” (risas). Éramos tres marcadores: Comelles, Héctor López y yo. Nos juntó y dijo: “Muchachos, son tres y tienen que jugar dos. Los que van a empezar son Araos y Héctor López”. Me sorprendió... Pero bueno, Yudica tuvo problemas en todos los clubes que dirigió, no sólo con nosotros en Colón.

—¿Qué estás haciendo ahora?

—Estoy en Colón, en el grupo selección con mi amigo el “Viejo” Álvarez (por Cococho), Marioni y la supervisión del Patito Rossi. Y manejo el taxi que tengo en el aeropuerto.

—¿Qué sensación te produce lo que ocurrirá el sábado?

—Es raro lo que te voy a decir, pero te juro que va con toda honestidad: me da mucha alegría entregarle este rótulo o título que me honró durante 30 años a un tipo como el Bichi Fuertes. Sé que seguiré en el corazón de los hinchas de Colón y que esto no me quitará nada. Le estoy dando el honor a un tipo al que respeto y aprecio muchísimo. De verdad lo digo.

2/5/71

Su debut

El primer partido de Ernesto Rubén Araos se produjo el 2 de mayo de 1971, en un partido ante Rosario Central en Arroyito, que terminó 0 a 0. Dirigía Urriolabeitia y Colón alistó a Grosso; Araos, Tardivo, Zuccarelli y Rodríguez; Sacconi, Trullet y Ripke; Ocaño, Di Meola y Zibecchi. Luego entraron Bustos por Sacconi y Veláquez por Zibecchi.