Tribuna de opinión

Éxodo ferroviario en la década del ‘90

Éxodo ferroviario en la década del ‘90

La Casa Hume, hoy convertida en Museo Ferroviario, alberga fotografías como ésta que pudo ser rescatada de la desidia de la década del ‘90, en la que se destruyó lo humano, operativo y patrimonial del ferrocarril. Foto: Andrés A. Andreis

Andrés Alejandro Andreis

En los años 1991 y 1992 comienza el éxodo del personal ferroviario a nivel nacional. Nuestra provincia de Santa Fe no fue agena a este proceso, del que además formé parte, por ser entonces integrante de la empresa Ferrocarriles Argentinos en la ciudad de Santa Fe. Truncada nuestra actividad ferroviaria por la famosa Reforma del Estado gestada en 1989, un grupo pequeño de los que nos alejamos de las empresas ferroviarias a través de los retiros “voluntarios”, propusimos hacer recorridas diarias de rescate de sus bienes patrimoniales -que fueron abandonados y saqueados- en los ámbitos en los que habíamos realizado tantas y tan variadas tareas a través de los años.

En este caso quiero recordar puntualmente el trabajo que realizamos en el ex edificio administrativo de los ferrocarriles frente a la Plaza España entre los tantos que nos toco intervenir hoy ocupado por el Registro Civil y el Museo Ferroviario.

En la búsqueda permanente de elementos y archivos ferroviarios, nos encontrábamos con objetos y pequeñas cosas que hacían a la presencia de los que durante muchos años trabajaron en su interior. Un florero con rosas marchitas, un cenicero aún con puchos, fotos familiares entre carpetas, una hoja escrita con frases célebres, algunos frascos medicinales, bolsitas con bizcochos en un cajón de escritorio, espejitos, algún lápiz labial, viejas rifas, estampitas de San Cayetano, fotos de los famosos del deporte pegadas detrás de la puerta de un armario. En fin, una serie variada de materia inerte dejada por los que nos íbamos poco después de recibir la nota de la cesación de nuestros servicios, en la noche más negra en la historia de los ferrocarriles argentinos. Cada día el saludarnos se transformaba en una despedida con aquellos que aún quedaban pero ya se iban, y a medida que avanzaban las listas de retiro, éstos a su vez repetían el saludo a los que continuaban trabajando, hasta que el último grupo cerraba la puerta para siempre sin posibilidad de regreso. Así se fueron abandonando planillas sin completar, correspondencia, fichas, reglamentos y disposiciones administrativas y operativas. Del Servicio Médico solo quedó el fuerte aroma a medicamentos. Escritorios con expedientes desparramados, estantes polvorientos, máquinas de escribir aun con sus cintas y la mayoría de los archivos por el suelo. El túnel y los sótanos quedaron a oscuras y el agua de las napas subterráneas había cubierto numerosos libros contables del siglo XIX y principios del XX del Ferrocarril Santa Fe.

Las placas fotofráficas

Las placas de vidrio del archivo fotográfico del ferrocarril francés que se encuentran resguardadas en el Museo Ferroviario, fueron halladas por Carlos Castellanos y Santiago Lutringer que se desempeñaban en el edificio del citado ferrocarril frente a la Plaza España. Después de la creciente de 1983 descubrieron en los sótanos ya secos y en un armario semidestruido alrededor de 3150 de ellas. Lamentablemente una cantidad igual cayó al piso y el agua las destruyó.

Luis Príamo en el libro “Ferrocarril de Santa Fe 1891-1948”, nos dice: “La recuperación del archivo comenzó en 1988 durante una investigación sobre la fotografía antigua en la provincia, realizada con el auspicio del Social Sciences Research Council.” La tarea de reposición y limpieza demandó tiempo y esfuerzo y se trabajó de la mejor manera para restituir un reservorio importantísimo que prácticamente estaba perdido. La ex empresa estatal Ferrocarriles Argentinos percibe la importancia de estos documentos fotográficos y ordena en mayo de 1991 el traslado de la totalidad del archivo fotográfico al Museo Nacional y Centro de Estudios Históricos Ferroviarios, lo que da lugar a una acción interpuesta por la provincia de Santa Fe ante el Juzgado Federal, el cual dispone no innovar, “a fin de que los bienes y documentos indicados no sean trasladados de esta ciudad”. Informado de la situación, envié a los medios de comunicación una notificación dando cuenta del intento de traslado inconsulto que disponía la empresa ferroviaria estatal. De no haber actuado con rapidez y firmeza los que integrábamos el grupo fundador del Museo Ferroviario, que todavía estaba en gestación, estos archivos realmente valiosos los hubiéramos perdido definitivamente. Debo recordar la intervención oportuna del por entonces Intendente de Santa Fe Prof. Enrique Muttis, que declaró “patrimonio de la ciudad” al archivo fotográfico del ex Ferrocarril Santa Fe. Cabe señalar por último el apoyo de concejales, diputados y senadores como así también de todas las entidades culturales de la ciudad, que con actitud firme evitaron que se ejecutara este verdadero despojo de un bien patrimonial histórico de la provincia.

Asistencia que aún no ha llegado

Este es el recuento de la memoria ferroviaria de la década de 1990, en la que se destruyó el ferrocarril en lo humano, operativo y patrimonial. El Museo Ferroviario Regional de Santa Fe, solicita en carácter de urgencia a los poderes públicos, en homenaje de los que se esforzaron en recuperar un material que inexorablemente iba hacia el camino de la destrucción, que posen sus miradas en la Casa Hume hoy convertida en Museo Ferroviario y vean su degradante situación edilicia con 20 años de abandono y con una declaratoria nominal como Monumento Histórico de la provincia. Solo promesas hemos recibido en estos largos años y nunca una asistencia efectiva. Hoy afirmo con la experiencia que me dan los años y con el respaldo de haber contribuido en el salvataje junto a leales compañeros de estos documentos históricos que no son valorados y que en poco tiempo más van en camino de su destrucción. Dejo en claro que nuestro museo no es privado, ni se lo explota económicamente, que subsiste con el enorme esfuerzo de un minúsculo grupo de ex ferroviarios y jóvenes que dedican sus horas a la cultura ferroviaria, para que sea conocida y valorada. Escuelas y colegios llegan con visitas programadas a través de la Secretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad, como así turistas nacionales y extranjeros lo visitan aun con horarios restringidos, producto que también debemos hacer el mantenimiento y limpieza que nos demanda horas. Los requerimientos de los alumnos de las distintas facultades es otro reto que debemos afrontar con lo poco que recaudamos a través de un bono contribución para sostener económicamente nuestra institución.

El éxodo ferroviario de la década de 1990 trajo heridas que aún no pueden cerrar en nuestro espíritu. Reconocemos y valoramos lo que realizaron tanto la Municipalidad como la Provincia en estos últimos años en rescatar y restaurar edificios patrimoniales del ferrocarril, que pertenecen a todos los ciudadanos, pero el núcleo central de la cultura ferroviaria que se encuentra en nuestra entidad, corre serios riesgos de perderse. Mientra tanto los estoicos del Museo Ferroviario seguiremos apuntalando columnas, revestimientos, corriendo de lugar muebles y cuadros por goteras y filtraciones, retirando revoques desprendidos y cielorrazos a punto de ceder. Si todos perseveramos no haciéndonos los desentendidos, quizás la Casa Hume, Monumento Histórico Provincial, no corra el mismo destino desafortunado del Cabildo y de la Estación Francesa.

(*) Secretario de Prensa del Museo Ferroviario Regional de Santa Fe