Cristina, in your face

En las reuniones del G 20, Cristina se “vistió” de AAPRESID y destacó el crecimiento del sector agroindustrial argentino. Bregó por abandonar este “anarco capitalismo” y defender la democracia. ¿Y por casa?

 

Federico Aguer

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“Es absurdo disponer un mecanismo de regulación de precios”, planteó Julián Domínguez al insistir en el rechazo del país a cualquier plan de regulación de los commodities agrícolas. “La regulación debe ser sobre el mercado de capitales”, insistió el funcionario, quien resaltó que Cristina hizo hincapié en “un nuevo capitalismo, de la mano de la agroindustria”.

La presidenta aseguró que una de las claves de la política de su gobierno en materia agroalimentaria es “lograr el agregado de valor en el lugar de producción” de los granos. Así lo hizo al exponer en un panel sobre seguridad alimentaria en el marco de Business 20, el foro empresarial que funciona en paralelo a la cumbre del G 20. La Presidenta subrayó que esta estrategia de su política agropecuaria no apunta sólo a lograr que la familia “siga viviendo en su lugar de origen, sino también apunta a tener una mayor competitividad en materia de logística”.

Además, la primera mandataria hizo especial énfasis al puntualizar a los fondos especulativos como uno de los responsables de las crisis, al sobrevolar los mercados de acuerdo a la mayor renta que ofrezcan.

El discurso -más allá de algunas bravuconadas “a la argentina” que dejaron traslucir- planteó con firmeza y convicción una línea de pensamiento elogiable desde todo punto de vista.

Sin embargo, bien vale hacerse algunas preguntas respecto al capitalismo doméstico para vislumbrar las primeras incoherencias. ¿Podemos hablar de un capitalismo serio donde la privatización salvaje de los servicios públicos en los 90 dividió el monopolio de los mismos en las manos de dos multinacionales?. ¿O donde un funcionario de tercer orden, (como un secretario de Comercio Interior) es quien decide nada menos que la política exterior y comercializadora de un país?. ¿Donde los cupos exportadores se deciden -por teléfono- de un día para el otro, y generalmente beneficiando a los grandes grupos?. ¿Donde no se castiga la renta financiera pero sí se gravan los derechos de exportación?.

Lo bueno del discurso, es que se trata de la misma presidenta que tres años atrás fomentó desde el poder una política de confrontación que llevó a los argentinos al borde de la guerra civil. Lo malo, es haber desperdiciado tanto tiempo. Lo único de lo que no caben dudas, es que tiene cuatro años más para demostrar la coherencia de sus dichos con los hechos.