Sexo seguro, siempre

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Jóvenes de entre 15 y 24 años, en su mayoría, llegan al hospital Cullen para ser atendidos por sífilis, herpes, VIH o HPV, entre otras infecciones que se transmiten por vía sexual. Consultan de manera tardía por miedo o vergüenza, cuando la enfermedad está avanzada. Los profesionales de la salud insisten en que educar y brindar información es fundamental para evitar contraerlas.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. AMANCIO ALEM Y EL LITORAL.

Un proverbio chino reza: “Si quieres un año de prosperidad cultiva trigo; si quieres diez años de prosperidad siembra árboles; si quieres cien años de prosperidad educa a las personas”.

Con esta idea, la de educar a la población, un grupo de profesionales de la salud que se desempeñan en el hospital Cullen de nuestra ciudad decidieron compilar en un Atlas una serie de casos de pacientes que les preocupan.

¿Por qué? Son pacientes que presentan infecciones de transmisión sexual (ITS), que comprenden no sólo las “tradicionales” sífilis, gonorrea o herpes -que muchos creen perdidas en el tiempo- sino también el VIH (virus de inmunideficiencia humana) y el HPV (papiloma virus).

Pero lo más preocupante es que casi el 50% de las infecciones las ven en pacientes que sólo tienen entre 15 y 24 años, de todas las clases sociales, y que evidencian muchas veces una falta de consulta temprana al médico.

¿Por qué? Ocurre que de este tipo de enfermedades no se habla porque tienen que ver con la intimidad de las personas, con sus conductas sexuales, que han cambiado en los últimos años. La gente oculta esta realidad por vergüenza o miedo, pero también por tener que plantear o admitir ante su pareja una infidelidad, práctica sexual más probable que motivó el contagio.

Por este motivo, la falta de información y educación sobre la manera de prevenir el contagio de estas infecciones (como el uso del preservativo, la práctica de sexo seguro, la disminución del número de parejas sexuales y la consulta temprana) hacen que estas personas lleguen tarde al consultorio, cuando sus lesiones (llagas, quistes o inflamación en los genitales, entre otras) son más severas.

Entonces, médicos y microbiólogas del Cullen decidieron recopilar estas situaciones en el Atlas titulado “Infecciones de Transmisión Sexual en Imágenes. Una mirada hospitalaria”, describir las principales características de estas patologías y advertir (pero sobre todo, educar) a los destinatarios: el equipo de salud y los colegas interesados en el tema.

NO SÓLO EL VIH

Las microbiólogas Emilce Méndez y Susana Morano, integrantes del laboratorio del Cullen, y el Dr. Carlos Piva, médico dermatólogo integrante del Servicio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) de este hospital, son los autores del libro, con cuya publicación colaboró el Colegio de Bioquímicos de la provincia de la primera circunscripción.

Las profesionales comentaron que “cuando empezamos a atender desde el laboratorio a los pacientes de ITS veíamos lesiones importantes, que resultaban ser una infección de transmisión sexual. En algunos casos, ni los médicos especialistas las sospechan. Solicitan estudios bacteriológicos comunes o micológicos, cuando en realidad se trata de este tipo de infecciones. A partir de esto nos surgió la idea de formar un equipo de trabajo en el tema y compartirlo”.

Según explicaron, “las enfermedades que más vemos en el hospital son sífilis y gonorrea (o blenorragia), que son bacterianas, además de HPV (infección por papiloma virus para la que en la actualidad existe una vacuna, para las niñas de 11 años), herpes y VIH. Nuestro hospital es referente provincial de VIH. Todas estas infecciones deben ser vistas por el especialista para darle una mejor solución”.

A pesar de que explicaron que “generalmente se dan en personas en edad reproductiva o edad sexualmente activa”, les llama la atención que “casi el 50% de las infecciones las vemos en pacientes que tienen entre 15 y 24 años, no sólo pertenecientes a clases bajas sino también a la media y alta, que surgen como consecuencia de que han cambiado mucho las conductas sociales y sexuales”.

SEXO SIN PROTECCIÓN

Los profesionales del Cullen plantearon que “estas infecciones se producen porque las personas no se cuidan durante el acto sexual. Hay que tener en cuenta que cualquier infección de transmisión sexual, hasta la más banal que produjo una pequeña lastimadura en la zona genital (una pequeña llaga en la superficie de la piel), está abriendo la puerta a otras infecciones que pueden ser más serias”.

Y dieron un ejemplo: “El virus del VIH necesita meterse en una célula que se llama linfocito. Si uno tiene una lastimadura, el virus entra directamente porque esta zona afectada está inflamada y están presentes los linfocitos. En cambio, si la mucosa o la piel están sanas, la entrada del virus es más difícil”.

En este sentido, informaron que “en general, el tratamiento es el mismo en el varón y en la mujer -con sus particularidades cuando se trata de una mujer embarazada- pero difiere según el tiempo transcurrido de la infección: cuando es reciente, el tratamiento es más breve y cuando lleva más tiempo (por ejemplo, en la sífilis), es más prolongado. Cada infección de transmisión sexual tiene su período de incubación, forma de presentación, diagnóstico y tratamiento, pero no siempre resulta simple de tratar. No es lo mismo adquirir una patología que con penicilina o antibióticos la tratemos que adquirir una hepatitis B o C”.

Y remarcaron: “Se piensa en el sida, que -es cierto- constituye un gran problema, pero también hay otras infecciones relevantes (como las hepatitis) que, inclusive, pueden ser crónicas y no tienen tratamiento. Además, algunas infecciones pueden estar durante mucho tiempo sin producir síntomas en el paciente”.

DE ESO SÍ HAY QUE HABLAR

“La idea del libro es poner en evidencia algo que está oculto pero que está. Las infecciones de transmisión sexual siempre se ocultan: las ocultan a sus parejas, a su familia. Este ocultamiento traerá consecuencias en la mujer de ese hombre infiel y su futuro hijo, si estuviera embarazada. El acto de infidelidad de su pareja duele, incluso más que la enfermedad misma. La connotación individual, de pareja y social es muy fuerte”.

En algunas ocasiones -continuaron- aparece la lesión y, por temor o vergüenza, el hombre consulta al farmacéutico o a un amigo para pedirle un consejo sobre cómo solucionar este problema, lo que resulta contraproducente. Otras veces sólo hablan del tema con su médico conocido o amigo, sin importar la especialidad. Por lo general, no consultan -como primera línea- a los médicos que están familiarizados con estas infecciones: ginecólogos, urólogos, dermatólogos, incluso gastroenterólogos, cuando se trata de una lesión anal.

Y agregaron: “También en el ambiente médico y laboratorial, fuera del hospital principalmente, aparecen como ocultas, como que no están, pero hay determinados ámbitos en donde se exponen como en nuestro consultorio de Infecciones de Transmisión Sexual. En la sociedad se habla de las ITS pero superficialmente; tal vez se hable un poco más del VIH/Sida en los últimos años”.

En este sentido, aseguraron que “los hombres son los que más consultan ya que en ellos es más evidente una lesión en la región genital o presentan secreción uretral, respecto a las mujeres, en las que las lesiones pueden ser internas y habitualmente presentan flujo. Además, muchas de estas patologías son asintomáticas o silentes, es decir, más difíciles de detectar. Por eso, pasan desapercibidas y no son tratadas. Esto trae como consecuencia trastornos más graves, como es el caso de la enfermedad inflamatoria pélvica (EPI), que puede ocasionar infertilidad y/o esterilidad”.

Por último, remarcaron algo importante desde la llegada del paciente al consultorio: la confidencialidad de sus datos personales. “No podríamos trabajar si el paciente no tiene la confianza de que viene y es atendido en forma personal y totalmente confidencial. Por otro lado, contamos con un laboratorio de microbiología confiable y profesionales entrenados que realizan los análisis en suero (serología). Además, el paciente debe dar su consentimiento para que le tomemos fotografías de las lesiones que presenta, en ese marco de confidencialidad”.

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La falta de información y educación sobre la manera de prevenir el contagio de estas infecciones hacen que estas personas lleguen tarde al consultorio.

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Méndez, Piva y Romano tuvieron a cargo la elaboración de un atlas sobre el tema.

Proyecto a futuro

El Atlas fue escrito por profesionales del hospital Cullen, quienes se encargaron de aportar el enfoque clínico y de laboratorio de estas infecciones, mientras que la parte epidemiológica estuvo a cargo de la Dra. Patricia Galarza, jefa del Servicio de Infecciones de Transmisión Sexual del Centro Nacional de Referencia Dr. Carlos Malbrán.

Está prologado por la Dra. Alicia Farinati, médica microbióloga especializada en infecciones gineco-obstétricas, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Bacteriología Clínica perteneciente a la Asociación Argentina de Microbiología (SADEBAC), perteneciente a la Asociación Argentina de Microbiología (AAM) y miembro del directorio de la Asociación Argentina para el Estudio de la Infecciones en Ginecología y Obstetricia (ASAIGO).

Pero el trabajo trascenderá el Atlas publicado: los profesionales tienen la intención de presentar el año próximo un proyecto de extensión educativo con la Universidad del Litoral donde se involucre a los estudiantes de colegios secundarios, tanto públicos como privados. Nuevamente, la idea será educar para prevenir.

“En este proyecto también estarían participando los profesores de áreas competentes a la Biología y podría extenderse a padres o turores de los alumnos. Es fundamental salir a la comunidad a partir de los chicos del secundario, ya que son quienes comienzan su actividad sexual, teniendo en cuenta la edad de nuestros pacientes”, concluyeron.

Las enfermedades que más vemos en el hospital son sífilis y gonorrea, que son bacterianas, además de HPV, herpes y VIH.


Lo que deberíamos saber

Toda lesión a nivel genital siempre es sospechosa, sobre todo en los jóvenes con iniciación sexual, ya que puede haber una infección de transmisión sexual (ITS) subyacente.

No toda patología en la región genital es de transmisión sexual relacionada con una infidelidad. Hay cuadros que se pueden contagiar en una relación sexual y hay que tratarlos, pero se deben a un desequilibrio de los microorganismos. En muy pocos casos se debe medicar simultáneamente a la pareja, a diferencia de lo que ocurre con las ITS, en las que es crucial que el tratamiento sea en pareja.

Hay patologías que son ulcerosas, que producen verrugas, ampollas, llagas o lastimaduras, como la sífilis y el herpes. Son bastante comunes, sobre todo el herpes, que está aumentando su prevalencia en el mundo.

La sífilis es llamada “la gran simuladora”. Se presenta con una lesión que se repara sola en el transcurso de unos días, sin dolor ni sintomatología (lo que no quiere decir que se curó). Pero luego de varios meses pueden aparecer lesiones en la zona extragenital, como manchas en otras partes del cuerpo, las palmas de las manos, plantas de los pies o la región genito-anal importantes, que son exudativas, secretantes, exhuberantes y muy contagiosas. En este caso, se trata del período de la sífilis secundaria, que puede involucionar solo, sin tratamiento y esa bacteria puede persistir en el organismo durante años pero puede traer, a futuro, problemas serios de la aorta, la médula espinal o el cerebro. Su tratamiento es simple y su diagnóstico tiene que ser fiable.

El herpes es una patología muy común, tanto en el hombre como en la mujer, y se caracteriza por un ramillete de ampollitas que duran poco en la piel porque son muy superficiales, que dan origen a erosiones dolorosas, sobre todo en contacto con la orina o con la ropa. Tiene un ciclo en el cual la patología tiende a desaparecer pero suele recurrir y con mucho dolor. El estrés o el calor hacen que el herpes vuelva a aparecer (proceso que se denomina recurrencia).

El HPV (papiloma virus) es producido por un virus que tiene más de 100 serotipos diferentes, algunos son oncogénicos (tienen la posibilidad de producir cáncer). Por eso es tan importante que la mujer consulte periódicamente con su ginecólogo porque esta enfermedad puede presentarse asintomática. Este virus también puede producir lesiones verrugosas exhuberantes.

Otras infecciones que se manifiestan con secreción: las mujeres -en estos casos- suelen presentar gran cantidad de flujo con características anormales, y los hombres, secreción uretral, como en la gonococia u otras como las clamidias o micoplasmas. Este flujo en la mujer puede producir ardor o picazón y ser muy sintomático o puede cursar de manera silente pero no por eso ser menos importante, como el caso de las clamidias.

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Sexo seguro, usando correctamente el preservativo, es la clave para prevenir las infecciones de transmisión sexual.


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Cómo protegernos

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDCs, por sus siglas en inglés) destacan la importancia de tener en cuenta las medidas básicas de prevención primaria para evitar el contagio de las infecciones de transmisión sexual: el uso del preservativo, la práctica de sexo seguro y la disminución del número de parejas sexuales.

Respecto del preservativo, aclara que debe ser usado correcta y constantemente por parte de los hombres, cada vez que tengan relaciones sexuales, ya que permitirá reducir (aunque no eliminar) el riesgo de transmisión de las ITS.

En este sentido, insiste en que -para lograr la máxima protección- se debe usar constantemente y de manera correcta, ya que su uso inconstante puede conllevar a la transmisión de estas enfermedades, porque el contagio puede ocurrir con un sólo acto sexual con una pareja infectada.

De igual manera, plantea que si los preservativos no se usan de manera correcta, su efecto protector puede disminuir aunque se usen en forma constante. La manera más confiable de evitar la transmisión de las ITS -entre las que se cuenta el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)- es abstenerse del contacto sexual o mantener una relación mutuamente monógama a largo plazo con una pareja que no esté infectada. Sin embargo, es posible que muchas personas infectadas desconozcan estarlo porque con frecuencia las ITS no se reconocen o no presentan síntomas.

Por último, aclaró que lavarse los genitales, orinar o darse duchas vaginales después de tener relaciones sexuales no evitará ninguna enfermedad transmitida sexualmente.

+datos

El Atlas “Infecciones de Transmisión Sexual en Imágenes. Una mirada hospitalaria” puede ser adquirido en la sede del Colegio de Bioquímicos de la primera circunscripción: Irigoyen Freyre 2946, teléfono 453-4144.