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Hay que ir al interior

Enrique Cruz (h)

Cambió por completo la fisonomía. De la lluvia y la inestabilidad de aquella nochecita ante Chile a este sol que caía a pleno sobre esa amplia avenida Figueroa Alcorta despoblada. No parecía un partido de Eliminatorias ni se podía comparar con ese clima futbolero que se vivió ante los chilenos, por más que ni siquiera ese día se llegaron a vender las poco más de 40.000 localidades disponibles. Pero había muchos chilenos y los argentinos, no en cantidad pero sí en calidad, poníamos la cuota de color y calor que no le debiera faltar jamás a la Seleccionado.

No parecía ni por asomo que iba a jugar Argentina, ni mucho menos Messi, el jugador por el que en otros puntos del planeta se paga cualquier cosa por contratarlo para verlo jugar.

Se pretendió “vender” el partido a partir de la falta de “enamoramiento” del equipo argentino con la gente, lo cual es cierto. Pero a decir verdad, hace mucho tiempo que el hincha ha perdido la pasión por ver a la Selección. Y no es una crítica, porque los sucesivos fracasos -hace poco el de la Copa América- abonaron a que se instale ese estado de cosas.

Así planteado, Argentina no hace valer la localía como ocurre en otros lugares, a partir del apoyo popular, sino que lo hace desde una cuestión de respeto, en algunos casos exagerado, que existe por nuestra camiseta. El Monumental aparece inexpugnable para casi todos, pero ya no es un escenario que reviente de pasión y orgullo nacional.

Es hora de pensar en el interior. Si el mundo del fútbol se maneja, como tantas veces pasa, por el camino de las cábalas, haber perdido ante Brasil en Rosario, en las Eliminatorias pasadas, y con Uruguay en Santa Fe cuando quedamos eliminados de la Copa América, puede pesar más que esa historia ya lejana de logros mundialistas. Pero, la realidad marca hoy que algo se debería hacer para que la Selección vuelva a jugar a cancha llena y con un clima que Buenos Aires no ofrece.

La Selección tiene que estar por encima de los rivales y de las circunstancias. Sea ante Brasil, Bolivia o Guinea, hay que hacer algo por recuperar la pasión perdida. Sé que la idea está instalada en la dirigencia de AFA y que por algo hay estadios alternativos, entre los que se encuentra el de Colón, en una Santa Fe donde clima futbolero sobra.

Y si tanto cuesta que desde los propios jugadores aparezcan señales claras de un retorno a las mieles de un “enamoramiento” añorado, bueno sería que se intente lo mismo desde el otro lado, desde la gente. En definitiva, argentinos hay en todos lados, no sólo en Buenos Aires.