Investigan irregularidades

Fue a comprar una tarta y le pegaron dos balazos

Un hombre con su mujer embarazada y su hija en brazos, quiso escapar de lo que creyó un intento de robo y terminó tras las rejas. Pidió una reunión con el Ministro de Seguridad.

Fue a comprar una tarta  y le pegaron dos balazos

La camioneta de Manuel Montaño recibió dos impactos de bala, una de ellas en la puerta del conductor, a la altura del tórax. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Juliano Salierno

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“Fueron quince horas de terror”, aseguró Manuel Montaño, un comerciante de 40 años, que la noche del miércoles fue arrestado en un operativo a cargo de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones. El episodio tuvo lugar en San Jerónimo al 7300, en plena calle, cuando Montaño se alejaba junto a su mujer e hija de una despensa donde paró para comprar una tarta.

Después de una larga jornada de trabajo -tienen un salón de danzas y eventos en avenida Aristóbulo del Valle-, Montaño salió de su domicilio con su mujer y su hijita para llevar a su suegra hasta la casa.

“Vamos para el barrio Don Bosco donde vive mi suegra, y a la vuelta veníamos por calle Risso. Como teníamos hambre y queríamos comer una tarta fuimos hasta una despensa por calle San Jerónimo al 7300”, relató.

“Me bajé a buscar la tarta y también mi señora para ver qué había, pero como no tenían nada nos subimos al auto y ahí empezó nuestra película de terror”.

Dos balazos

“Hicimos 20 metros y se nos cruzaron en el camino. Nos encerró un auto VW Polo color claro que se nos puso en diagonal”, describió la escena. En cuestión de segundos “bajaron dos personas armadas y nos apuntaron. Yo sólo atiné a acelerar porque creía que nos asaltaban”, sostuvo el hombre.

Fue en ese momento cuando “hago una maniobra para esquivar el vehículo, acelero y escucho dos disparos de arma de fuego. Uno pegó en la puerta de mi lado y el otro pegó en la parte del zócalo”, señaló los balazos.

“Ella me dice: ‘Nos asaltan’, y como yo estaba con la bebé en brazos y ella embarazada, lo primero que atino a hacer es irme, acelerar y esquivar el auto, porque si me tiran ahí me matan, ya que dispuestos a tirarme, pero se ve que no vieron la figura que ellos buscaban”, reconoció.

Unas cuadras más adelante, cuando “pensamos que zafamos de un asalto, miramos para atrás y vemos que nos venían siguiendo. Entonces pensamos que nos iban a matar, porque nos asustamos. Lo único que hicimos fue ir hasta la dársena del carribar, en Aristóbulo y Galicia, porque a esa hora está lleno de gente”.

Entonces, “llegan de nuevo con armas, me tiran al piso, me cagan a patadas y me dicen: ‘Yo sé quién sos vos’, y a mi mujer la empujan contra la camioneta, con la nena en brazos. Recién ahí veo el primer chaleco de Drogas”, explica la víctima.

No le creyeron

Esposado y bajo custodia, el hombre fue trasladado primero hasta la casa de San Jerónimo al 7300, donde comenzó la persecución y luego depositado en la Comisaría Primera, donde todos desoyeron sus explicaciones.

“Yo estuve preso hasta las tres de la tarde y a mi mujer la pasearon por todos lados. Ahora, quiero salvar mi nombre; los de drogas inventaron que tiré un tiro cuando jamás usé un arma; dicen que teníamos drogas cuando ni siquiera fumo; yo le dije siempre al jefe del operativo, que me trató como delincuente, que se estaba equivocando de persona”, pero nadie le hizo caso.

El comerciante, sobrino de la concejal Noelia Montaño de Chiementín, pidió reunirse la semana que viene con el ministro de Seguridad, Álvaro Gaviola, quien podría recibirlo el lunes próximo.

Además, radicaron la denuncia en la Delegación Centro Norte de Asuntos Internos, que investiga la responsabilidad del personal policial a cargo de la Dirección de Drogas.