A cargo del dúo Maragno-Bianchi

Exquisito recital de canto y piano

Exquisito recital de canto y piano

En el Teatro Municipal Marcelo Maragno y Graciela Bianchi cautivaron con su arte al público. Foto: Gentileza producción

Gracia Seguí (*)

El pasado 6 de noviembre, el público asistente al Teatro Municipal de Santa Fe pudo disfrutar de una velada musical que resultó muy grata. Marcelo Maragno, canto y Graciela Bianchi, piano, nos deleitaron con un programa variado y muy interesantemente escogido. Se podía apreciar claramente la diferenciación de las dos partes del mismo. La primera, creando un ambiente de calidez, para ir preparando la segunda de “más peso y carácter”.

A grandes rasgos hay que destacar la sutileza del barítono al interpretar en la dinámica de piano (a sotto voce) con mucha expresividad y adquiriendo con progresividad más fuerza especialmente en las arias de ópera finales. En cuanto a los textos de las obras, algunos de ellos en diferentes idiomas (alemán, francés, castellano, inglés e italiano), se apreció el cuidado por la fonética propia de cada caso. En todo momento Maragno estuvo muy bien acompañado por la pianista, la cual reflejaba su gran experiencia y técnica.

El recital constó de cinco autores en cada parte. Para abrir el menú, se eligió al compositor austríaco de origen esloveno, Hugo Wolf (1860-1903). Su vida inquieta y atormentada refleja la agitación espiritual del último romanticismo. Se aprecia en las dos canciones interpretadas: Verborgenheit (Retraimiento) y Sonne del Schlummerlossen (El sol de quienes nunca descansan). Del compositor impresionista francés Claude Debussy (1862-1918), Mandoline y Romance.

Seguidamente se escucharon obras de tres compositores argentinos. Del santafesino Carlos Guastavino (1912-2000), “La flor del aguapé” y “El vinagrillo morado” correspondientes al Ciclo de Flores argentinas. Su estilo está fuertemente influenciado por el romanticismo del S. XIX. Autor muy conocido en España por sus canciones que han sido interpretadas por grandes solistas del canto como Plácido Domingo, José Carreras, Alfredo Krauss, Teresa Berganza, Montserrat Caballé o el barítono menorquín Joan Pons (el cual ha obtenido grandes éxitos operísticos internacionales en su larga carrera, destacando varias interpretaciones de Pagliacci en el papel de Tonino junto al tenor Luciano Pavarotti).

Sorprendió de manera especial la delicada interpretación de “Vidalita” del compositor Alberto Williams (1862-1949). Autor de una importante obra didáctica. La canción mencionada pertenece a un ciclo de Canciones incaicas y basadas en la región pampeana. Para finalizar la primera parte, ofrecieron de Carlos López Buchardo (1881-1948) “Prendiditos de la mano” de Cinco canciones argentinas al estilo popular.

La segunda parte

La segunda parte prometía con Don Manuel de Falla (1876-1946) compositor español, muy vinculado a la Argentina, ya que vivió sus últimos años en la localidad de Alta Gracia.

Sus magníficas y musicalmente representativas “Siete Canciones Populares Españolas” fueron compuestas originalmente para canto y piano y posteriormente surgieron distintas adaptaciones como por ejemplo la espléndida versión para violoncello y piano (que realizó el violoncelista M. Marechal). Marcelo Maragno consiguió darle el carácter específico a cada canción, transmitiendo mucha energía, especialmente en la Jota (típica de la región de Aragón) y Polo en la que Graciela Bianchi supo también transmitir con precisión este “agarre” que requiere esta canción. Se logró, asimismo, mucha delicadeza por parte del dúo en la canción de cuna.

El programa continuaba dándole un toque del norte de este continente, con el compositor estadounidense Charles Cadman (1881-1946) y su canción “The moon drops low (de las Cuatro Canciones Americanas). Compositor interesado en la música folclórica e inspirado en modalidades orientales y sobre todo en temas indios norteamericanos.

Ya para finalizar el plato fuerte, posiblemente el más esperado para muchos, que constaba de tres arias de ópera. Del compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1901), “Cortiggiani” de Rigoletto. Seguidamente, del compositor francés Georges Bizet (1838-1875), “Votre toast” (el famoso “toreador”) de la ópera Carmen. Como último, de Ruggero Leoncavallo (1857-1919), uno de los principales representantes del verismo (realismo) en la ópera italiana frente al romanticismo dominante. De él se interpretó “Vesti la giubba” de Piagliacci, en donde se desplegó más fuerza dramática.

Los intérpretes fueron largamente ovacionados, por lo que el público fue obsequiado con un bis que resultó ser una canción italiana.

(*) Profesora de violoncello, nacida en la isla de Menorca Baleares.

/// análisis

Jerarquía artística

Dr. Horacio Ballejos

No son comunes las oportunidades donde se ofrezca la posibilidad de gozar la unión entre música, poesía y canto. Sin embargo, así ocurrió en el concierto que nos brindaran Marcelo Maragno (canto) y Graciela Bianchi (piano) el 6 de noviembre último en la Sala Mayor del Teatro Municipal de nuestra ciudad.

Ambos intérpretes exhibieron una identificación y una complementación que redundaron en una musicalidad notable, producto de una profunda motivación por revivir el sentido y la expresividad contenidos en cada obra.

Marcelo Maragno, dominador de una técnica vocal impecable, hizo gala de una elevada calidad interpretativa que le permitió asignar, con total precisión, el carácter y sentido a todas y cada una de las obras cuidadosamente elegidas. Así, la calidez, cuando el sentido de la escritura musical lo requería, como la energía, cuando el carácter del pasaje lo imponía, fueron abordados por Maragno con sorprendente solvencia, logrando efectos imponentes o de tierno lirismo.

De esta manera, se sucedieron sus interpretaciones durante las cuales se expresó con perfecta dicción y fluidez vocal; lo que permitió apreciar sus emisiones a media voz como una brillante sucesión de sonidos con pureza absoluta.

La ya consagrada pianista santafesina, Graciela Bianchi, ofreció una demostración de técnica, musicalidad y expresividad de gran jerarquía artística.

Él público los aclamó de pie, como lo merecieron, ya que ambos nos transportaron, indubitablemente, al éxtasis a través del canto y la música. Es de esperar que momentos de incuestionable jerarquía como los vividos, generosamente ofrecidos por el dúo, se repitan con mayor asiduidad.