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La UE planea prohibir a las agencias calificadoras de riesgo

Fernando Heller - DPA

La Comisión Europea perdió la paciencia con las agencias de calificación de solvencia: después de que la semana pasada Standard & Poor’s rebajara “por un error técnico” la nota de Francia, quitándole la triple A, símbolo de estabilidad, Bruselas les ha declarado oficialmente la guerra.

El Ejecutivo comunitario quiere prohibir que este tipo de organismos puedan emitir evaluaciones sobre los tres socios de la Unión Europea (UE) rescatados -Grecia, Irlanda y Portugal- o sobre aquellos que negocien planes de ayuda internacional en el futuro: se trata de evitar más sobresaltos en la eurozona, exigiéndoles que trabajen de manera “más transparente”.

El detonante de la iniciativa, dirigida por el comisario de la UE para Servicios Financieros, Michel Barnier, fue el correo electrónico enviado por Standard & Poor’s el jueves de la semana pasada, en el cual anunciaba que degradaba la máxima calificación de la deuda francesa, la triple A.

De hecho, según se ha filtrado de círculos próximos a la Comisión de los 27, Barnier, montó en cólera por este hecho, que calificó de “incidente grave”, y decidió apretar el acelerador en esta “cruzada” casi personal contra las principales agencias: la “troika del ráting” mundial, integrada por Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.

En realidad, desde que estalló la crisis de deuda soberana en Grecia, hace ya casi año y medio, las agencias de calificación no han dejado de estar en el foco de la atención pública ni un momento.

Mientras los jefes de Estado y de Gobierno comunitarios se reunían una y otra vez en cumbres europeas, o sus ministros de Economía y Finanzas hacían lo propio en numerosos Eurogrupos o consejos del ramo (Ecofin) para intentar recomponer las piezas del complejo “puzzle” de la eurozona, sus constantes ataques y rebajas de nota contra Atenas, Dublín o Lisboa, incluso contra España, volvían a poner contra las cuerdas el liderazgo europeo, incluido el del debilitado eje franco-alemán.

Pero Bruselas va mucho más allá en sus esfuerzos por frenar la “dictadura de las agencias”, como las califica hoy la radio flamenca VRT, y que según la Comisión Europa, gozan de un poder excesivo e ilimitado para poner en jaque cualquier decisión política.

A falta de una agencia de calificación de riesgos paneuropea, una idea que no cuenta con el respaldo de todos los socios, Bruselas quiere obligar a las que operan actualmente a que avisen con suficiente antelación a determinado socio comunitario antes de rebajar la nota de su deuda pública para darle así una última posibilidad de defenderse.

Con este escenario, cualquiera de las tres principales agencias de calificación, u otras similares, tendrían el terreno abonado para considerar una hipotética rebaja de la solvencia de España. La vulnerabilidad de los socios de la eurozona a la “troika” del ráting es, precisamente, uno de los elementos que quiere limitar Bruselas.

No falta quien, como el rotativo galo “Le Monde”, establecen un nexo directo entre la situación política interna en Francia o Italia, bajo la lupa de mercados y agencias, y la propuesta de Bruselas, teóricamente independiente de los gobiernos nacionales.

Con unas encuestas de opinión que muestran una fuerte rebaja del apoyo popular, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, no puede permitir que se cuestione la solvencia de su país, tradicional motor de la construcción europea, especialmente a falta de un año para las elecciones generales, en las cuales todo apunta a una victoria del candidato socialista, Francois Hollande.

“Pagamos nuestros préstamos a un tipo de interés superior a la de los alemanes, así que es como si hubiéramos sido ya degradados (por las agencias de ráting)”, apuntaba Hollande la semana pasada, minutos después de que se conociera el “error técnico”, según lo calificó Standard & Poor’s.

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