editorial

Niñez y violencia

El crimen de Candela Rodríguez, de apenas 11 años, mantuvo al país conmocionado durante varias semanas. Fue, sin dudas, una de las noticias más fuertes en la Argentina durante este año que poco a poco ingresa en su recta final.

Los motivos que provocaron semejante reacción social fueron múltiples. Entre tantos, los medios de comunicación jugaron un papel fundamental al transmitir en vivo y en directo a lo largo de gran parte del día los acontecimientos. La actitud de la madre de la pequeña fue otra de las razones por las cuales el caso tuvo tanta repercusión.

Sin embargo, la razón fundamental de semejante reacción fue la escasa edad de la víctima. Las noticias relacionadas con homicidios ya no sorprenden en un país acostumbrado a la violencia extrema, pero en este caso se trataba de una niña inocente que apenas comenzaba a desandar su vida.

Cuando los ecos del “caso Candela” comenzaban a silenciarse poco a poco, se produjo otro hecho con características similares. Tomás Dameno Santillán, de sólo 9 años, fue asesinado a golpes en las afueras de la ciudad de Lincoln, provincia de Buenos Aires. Su padrastro, Adalberto Cuello, es el presunto homicida y se encuentra detenido.

Todo indica que tanto Candela como Tomás fueron víctimas inocentes de conflictos irresueltos entre adultos. En el primer caso, se habría tratado de una vendetta contra un familiar de la niña. En el otro, los motivos del homicida habrían sido pasionales. En ambos casos los enfrentamientos tuvieron a los adultos como protagonistas, pero los niños se transformaron en las víctimas finales.

Las noticias vinculadas con infanticidios se multiplican. Gastón Bustamante, de 12 años, fue asesinado en Miramar por delincuentes que ingresaron en su hogar con fines de robo. Aparentemente, los ladrones fueron reconocidos por el pequeño que se encontraba solo en su casa. Entonces no dudaron y decidieron acabar con su vida.

Queda claro que Candela, Tomás y Gastón no representan situaciones aisladas. Esta semana, en el norte de la provincia de Santa Fe una niña de dos años fue asesinada aparentemente por su padrastro y un caso similar se produjo en Chaco.

Según datos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, durante septiembre de este año se denunciaron 708 casos de violencia doméstica en el país y en el 27% de los hechos las víctimas fueron menores de 18 años.

No queda del todo claro por qué motivos algunos asesinatos de niños alcanzan enorme repercusión, mientras otros pasan prácticamente desapercibidos. De lo que no existen dudas es que los chicos son los más desvalidos porque no tienen cómo defenderse de la violencia, ni del desinterés social sobre esta problemática.

La sociedad no puede adormecerse ante este tipo de situaciones. Cuando la violencia extrema deja de sorprender, la gente suele quedar inmovilizada, asumiendo que no es posible reclamar cambios en esta realidad que carcome y mata. El acostumbramiento a los actuales niveles de violencia, puede ser un enemigo peligroso.